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PRIMEROS CAPÍTULOS

Por regla general lo mejor es esperar al cuarto capítulo de cualquier serie para poder analizarla con conocimiento de causa, así que cuando estas series estén más avanzadas las atacaremos con cuchillo y tenedor. Mientras, adelantamos este aperitivo para que os hagáis una idea de los estrenos de la temporada (estadounidense).

BOARDWALK EMPIRE
Si este primer capítulo estuviese nominado a los Óscar se llevaría un buen puñado de estatuillas, inluyendo actores, dirección y por supuesto ambientación. La recreación de Atlantic City, sumida en los primeros compases de la Ley Seca, es impecable. Los diálogos, audaces. El montaje, afilado. Y las interpretaciones, sutiles. Esta máquina de precisión construida a cuatro manos entre Martin Scorsesse y Timothy Van Patten (director de Los Soprano), es de tal nivel que no produce asombro, sino curiosidad, hambre y sed. Inteligencia. En 1920 el Gobierno Federal de los EEUU prohibe la venta y producción de alcohol, permitiendo así que las mafias que se dedicaban al juego y la prostitución multipliquen, literalmente, de un día para otro sus ingresos en un 20%. Y que la policía, los políticos, los agentes del FBI y la ideología rancia y moralista, todos ellos, de una manera u otra, saquen también partido de ello. En esta reconfiguración social y económica -este nuevo Far West-, las batallas por hacerse con el control de la situación emergen sin vacilar. Nadie está a salvo de verse afectado por una violencia que fluye a través de las pequeñas historias, de unos personajes humanizados hasta la trama que no tienen idea de la que se les viene encima. Nosotros también esperamos con ansiedad el desarrollo de los acontecimientos.

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LONE STAR
Un joven estafador con sonrisa a lo George Clooney especializado en timos relacionados con las extracciones petrolíferas -aleccionado por su dominante y manipulador padre-, descubre que tiene escrúpulos cuando se enfrenta al amor. A los amores, mejor dicho. ¿Se queda con la rubia humilde y sanota a cuyos vecinos ha estado robando? ¿O con la sofisticada morena a cuyo padre quiere desplumar? No destripo mucho si digo que tira por la calle del medio y decide jugar a dos bandas, complicándose así la vida y el desarrollo de la serie. Los sentimientos y los valores son temas que detonan el argumento, pero como plato principal tenemos el juego de espejos en el que la realidad y la ficción -quiénes somos y quiénes queremos ser- convergen en el personaje principal, aspecto que le da apuntes metafísicos a Lone Star. Esperemos que ésta no se vuelva conservadora y desinfle a base de puritanismo lo que ha construido con efectividad y tensión en el primer capítulo.

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THE EVENT
Esta serie tiene su gracia: nos cuenta a base de constantes flash-backs torpes encadenados con secuencias innecesarias cómo un avión de pasajeros es secuestrado y lanzado hacia un hotel de Miami en el que se encuentra el presidente norteamericano -un hispano de piel negra-. Cuando el aparato está a escasos segundos del impacto, un anillo espacio-temporal se lo traga y salva así al emperador del mundo-mundial. Tal cual. La forma en que los personajes son presentados es naïve y algunas interpretaciones sonrojantes. Pero es demasiado tarde para darle al stop, ya estamos totalmente enganchados a los misterios descaradamente prefabricados. Yo, personalmente, no puedo esperar a ver cómo son los marcianitos, o si de repente los guionistas se salen de la tabla y se marcan una de ángeles y espíritus.

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UNDERCOVERS
Tras ver el piloto de esta serie dirigida y producida por J.J. Abrams, uno se pregunta: ¿Cómo el creador de un producto tan potente, enigmático y adictivo como Lost ha podido generar algo tan vulgar, absurdo y pobre? Undercovers -y por lo que he visto hasta el momento de Fringe tampoco es para tirar cohetes- nos hace pensar que el efímero rey Midas de la televisión se quedó realmente colgado en la isla. Para siempre. Una pareja de afroamericanos -ella tiene un pase, pero a él no sé de dónde le han sacado- dirige una empresa de catering que camufla su verdadera profesión, el espionaje. Total, que les reactivan para encontrar a un agente desaparecido y les mandan primero a Madrid y después a París y Moscú en un ejercicio de corta-pega de paisajes y fondos que insulta al televidente criado a base de chroma key. Absolutamente todo es increíble y ni siquiera lo disparatado de la propuesta tiene gracia, por lo que a lo máximo que llega es a echar una mano con la resaca dominguera.