Casa Puerto, una restauración con criterio patrimonial

Casa Puerto, una morada dieciochesca, ha sido rehabilitada por el estudio Lucas y Hernández-Gil para convertirse en un refugio estacional de una madre española con dos niñas, las tres asentadas en Viena.

El encargo del clan a Lucas y Hernández-Gil requería una dúctil solución: un espacio habitable en solitario, susceptible de acoger convivencias esporádicas, encuentros con amistades o incluso alquileres puntuales, sin que la obra desdibujara la impronta arquitectónica de Casa Puerto. Un inmueble de porte palaciego, situado en el casco histórico del Puerto de Santa María, que se distribuye en tres alturas y dos patios de aproximadamente 40 m², con 500 m² construidos sobre una parcela de 250.

Casa Puerto, una restauración con criterio patrimonial

Cirugía arquitectónica y respeto por la altura original

Su estado era irregular y se optó por actuar por partes, sin transformar todo al mismo tiempo. “Fue un proyecto de acupuntura arquitectónica. Se intervino mucho en algunos elementos y se dejó casi tal cual otros”, explican desde el despacho Lucas y Hernández-Gil. Para favorecer la convivencia entre lo antiguo y lo incorporado, las nuevas inserciones -baños, armarios, dormitorios suplementarios- se resolvieron como volúmenes independientes que no tocan el techo, manteniendo la altura y la proporción de las estancias.

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Una alberca que atraviesa el interior de Casa Puerto

La línea maestra de Casa Puerto es la alberca, prolongada desde el patio hacia el interior de la vivienda como una especie de terma doméstica. El acceso desde la sala, presidida por un banco semicircular recubierto de azulejos vidriados en amarillo y azul, recuerda al clásico apodyterium romano. “La nueva alberca del patio, junto con la gran inercia de los muros y la disposición de las ventanas, permiten refrescar de forma pasiva durante el verano”, comentan Lucas y Hernández-Gil.

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Climatización y materiales afines

Los autores han resuelto la climatización, aspecto capital en una residencia pensada para ser habitada más allá del periodo estival, con chimeneas de leña para los meses fríos, ventiladores y ventilación cruzada para los días cálidos, y sistemas mecánicos mínimos. En cuanto a los materiales, han recurrido a cal en los muros, barro esmaltado blanco en suelos, maderas claras -roble y abedul- en la carpintería, y azulejos vítreos en los pasos, tratados como umbrales simbólicos que conectan Casa Puerto con el mar.

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Una reforma en proceso

Ineludible destacar que Casa Puerto no ha sido sometida a una transformación integral, sino a una reforma paulatina, dividida en fases. Por el momento se han rehabilitado las dos primeras plantas; la última, aún sin intervenir, se reservará como residencia para artistas. El proceso, que se ha prolongado durante cerca de tres años desde los primeros esbozos, ha estado condicionado por las exigencias normativas de una zona sujeta a protección patrimonial. El presupuesto se ha mantenido en torno a los 900 euros por metro cuadrado.

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Casa Puerto, una restauración con criterio patrimonial

Casa Puerto

Ubicación: El Puerto de Santa María (Cádiz), España. Centro histórico protegido.
Nombre del proyecto: Casa Puerto.
Autores del proyecto: Lucas y Hernández-Gil Arquitectos + Kresta Design.
Arquitectos: Cristina Domínguez Lucas, Fernando Hernández-Gil Ruano.
Equipo colaborador: Sara Urriza Nolan, Lucía Balboa Domínguez, Ana Heredero y Daiwei Liu.
Cliente: Particular. Familia española residente en Viena.
Uso: residencia vacacional con capacidad para alquiler y estancias compartidas. Próxima residencia temporal para artistas en planta superior.
Superficie construida: 500 m².
Superficie de parcela: 250 m².
Número de plantas: 3 alturas + azotea.
Patios: 2 patios de aproximadamente 40 m² cada uno.
Duración del proyecto: 3 años (incluida tramitación administrativa).
Estado del proyecto: primera y segunda planta rehabilitadas; tercera planta pendiente de intervención.
Presupuesto estimado: 900 €/m².