
Bergmeisterwolf ha culminado en Milland, ubicado en Bolzano, la materialización de Into the Wall, una obra de exiguas dimensiones físicas pero de honda carga simbólica.
Planteada como una extensión que rehúye toda ruptura, Into the wall responde a un principio de continuidad tanto espacial como material, donde cada adición no anula lo precedente; en su lugar, lo prolonga y lo resignifica mediante una renovada gramática constructiva. El propio equipo del estudio Bergmeisterwolf define su proyecto como “una remodelación, una adición, una reconfiguración”.

Relación con lo preexistente
La actuación de Bergmeisterwolf parte de un volumen de piedra maciza cuyos muros, restaurados con métodos no invasivos, mantienen su textura y el desgaste que el tiempo ha sedimentado, al igual que el resto de las superficies. La cubierta, elevada sobre esas paredes, se presenta como un plano independiente que genera una cámara intermedia de aire y luz. Una forma de desdibujar la frontera entre lo préterito y lo contemporáneo.


Materialidad y lenguaje cromático
Esta sustracción visual se intensifica por el revestimiento externo: placas de aluminio en bruto, soldadas a mano, cuya desnudez contrasta con la densidad de la piedra. A esa tensión entre materiales se suman ciertos elementos cromáticos -una canalización pluvial en verde, carpinterías en rojo- que, en palabras de Bergmeisterwolf , “son añadidos que dan al conjunto una nueva identidad”.


Implantación en el terreno
Aferrado a la pendiente mediante una escalera de hormigón negro pigmentado, Into the wall se acomoda al terreno sin aparente esfuerzo. Una pieza que, más allá de su función de acceso, prolonga la traza del muro original y afianza la relación entre la arquitectura y el relieve. A escasa distancia, nos encontramos con un círculo de hormigón sin función asignada que incita a contemplar ese mismo paisaje.



Distribución interior y programa funcional
En el interior, un volumen de OSB pintado en tono rosado alberga las funciones esenciales del programa. Esta caja estructural contiene cama, cocina, baño y espacio de almacenaje, organizados a partir de una única sección longitudinal. El espacio útil, de apenas 15 metros cuadrados, se mantiene diáfano y permite un uso flexible. Según sus autores, se trata de un lugar “para trabajar, dormir, soñar”: una célula habitable concebida para la concentración y la calma.

No nos olvidamos del antiguo gallinero, que ha sido igualmente reinterpretado en lugar de demolido, en consonancia con esa lógica centrada en la permanencia y no en la erradicación.


Sobre Bergmeisterwolf
El estudio Bergmeisterwolf, conformado por Gerd Bergmeister y Michaela Wolf, desarrolla desde Bressanone una praxis arquitectónica basada en la investigación tipológica, la precisión matérica y el vínculo contextual. Entre sus distinciones, destaca el reconocimiento Architetto Italiano en 2019, concedido por “responder al contexto con atención a la materialidad y con soluciones audaces”.
