¿Puede una obra hacerte sentir el peso del tiempo? ¿O convertir una partícula en poesía? La respuesta la tienes en los trabajos de Pedro Torres, en los que estira la temporalidad, la dobla y la convierte en experiencia.
Porque aunque no solemos pensar en la curvatura del espacio-tiempo en nuestro día a día, de ella depende toda nuestra existencia. Y es que somos cuerpos espacio-temporales, estamos aquí y ahora. Así, desde esa certeza tanto física como poética —y profundamente sensorial—, el artista multidisciplinar brasileño afincado en Barcelona, Pedro Torres, no busca ilustrar teorías, sino hacerlas temblar, vibrar y suspenderse a través de instalaciones que activan luz, imagen, sonido y lenguaje.
Imagen de portada: Fisura (2024). Exposición: Processi 151 en la Real Academia de España en Roma. Cortesía y foto: Pedro Torres
Glía (2023). Festival Llum Barcelona, vista de la instalación en Hangar Barcelona. Cortesía y foto: Pedro Torres
La práctica de Pedro Torres dialoga con el conocimiento científico sin didactismo y nos enfrenta a algo que escapa a la linealidad, que nos obliga a percibir con todo el cuerpo. Entre la física cuántica y la poesía de lo sensorial, su obra traza conexiones invisibles entre ciencia, memoria y percepción. Hablamos con él sobre el tiempo que nos habita, la potencia política del arte y cómo seguir produciendo belleza —o fractura— en un mundo donde todo parece medido, contabilizado y programado.
Retrato en la galería Zielinsky Barcelona. Foto: Gianluca Battista
Orígenes y vocación artística
¿Qué momento de tu vida sientes que te definió como artista?
Pedro Torres: Es difícil identificar un momento concreto. Desde pequeño me inclinaba hacia lo artístico. Me recuerdo haciendo maquetas, pequeñas escenografías con papel, collages y otras manualidades. No vengo de una familia con tradición artística, pero siempre tuve claro que era lo que quería hacer.
Sunburn (2024) en la exposición Una breve quemadura en la galería Zielinsky Barcelona. Foto: Roberto Ruiz
El tiempo como materia
En esta entrevista tenemos tiempo y espacio limitado. El tiempo es importantísimo en tus proyectos, ¿qué tiempo habita tu obra?
Pedro Torres: El tiempo es el eje central de mi práctica, desde donde se ramifican cuestiones fundamentales de nuestra realidad como el espacio, el lenguaje o la imagen. Es un concepto muy amplio por lo que suelo decir que lo miro de reojo, lo abordo desde distintos ángulos. Aunque parto de una base conceptual e investigativa, me interesa que su experiencia sea tangible. Así que el tiempo que habita mi obra es a la vez conceptual y vivencial, contemporáneo y anacrónico.
Uxuwell (2022) en el Centre d’Art Tecla Sala (L’Hospitalet, Barcelona). Cortesía del artista
¿No te parece un oxímoron intentar entender conceptos que superan la capacidad humana con métodos humanos?
Pedro Torres: Los conceptos son una categoría humana; quizás lo que nos supera es lo que (aún) no entendemos. Solo podemos abordarlo con “métodos humanos”, dándole sentido de alguna manera —ya sea directamente o mediado por una traducción en algo comprensible para el ser humano—. En esa intersección entre asombro y cuestionamiento —wonder and wander— está la raíz tanto de la ciencia como del arte.
Vista de la exposición: No Calma, no Cura, no Sublima (2021) en el Centro Párraga, Murcia. Cortesía del artista y del centro. Foto: Vacío Estudio.
El futuro
¿Qué lugar ocupa el futuro en tu pensamiento? ¿Es algo que te interesa abordar directamente, o prefieres dejarlo como una posibilidad abierta?
Pedro Torres: Como cualquier persona, dedico gran parte de mi actividad cerebral al futuro o su proyección, lo que consume energía. En mis proyectos, no lo abordo directamente ni hago mucha especulación futurista; miro más al pasado, que es clave para entender el futuro. En mis instalaciones más experienciales, pienso que el futuro pertenece al público. La obra llega a un presente compartido; lo que ocurre después, depende de cada persona.
The Habit of Swerving (2025). Detalle. Montoya Studios, Barcelona. Cortesía del artista y Pasaje Montoya. Foto: Pedro Torres
En tus obras, las imágenes parecen casi fantasmas. En un mundo saturado de datos e imágenes, ¿qué relación tienes con la imagen digital? ¿Se puede aún confiar en ella?
Pedro Torres: Siempre debemos desconfiar de las imágenes. Como seres visuales, les damos mucho valor y obtenemos mucha información de ellas. No podemos escapar de ellas, pero debemos reconocer que nuestra relación con la imagen ha cambiado, como creer que una imagen prueba algo real o verdadero. Todo ha cambiado muy rápido, pero los procesos de aprendizaje son lentos. Debemos operar en múltiples temporalidades.
Vista de la exposición: No Calma, no Cura, no Sublima (2021) en el Centro Parraga, Murcia. Cortesía del artista y del centro. Foto: Vacío Estudio.
¿Un proyecto que haya marcado un antes y un después para ti?
Pedro Torres: Recuerdo un momento muy crítico de mi vida personal y artística, un poco al borde del abismo, y de repente suena mi teléfono y me dicen que me habían dado una beca de la Fundación Botín. Fue un momento de confirmación y de poder respirar un poco más, tener la energía para seguir.
Vista de la exposición: House of the Sun en MACBA (2023), Barcelona. Foto: Miquel Coll. Cortesía MACBA
Entre ciencia, imagen y percepción
¿Qué rol crees que juega hoy el artista-investigador?
Pedro Torres: Hace mucho que vivimos en una sociedad de la información y por supuesto la práctica artística se ha visto influenciada por esta realidad incorporando mecanismos ligados a la ciencia. Se ha consolidado como modelo de legitimación, muy basado en la ciencia. Pero es uno de los modelos posibles como práctica artística. En arte, la investigación basada en la ciencia puede ser muy fértil justamente porque permite incorporar diversas interferencias en el proceso, cosa que la ciencia descartaría.
Un trou dans la main (2021). Programa de intercambio de Homesession y art3, en Région Auvergne-Rhône-Alpes. Cortesía del artista
¿Crees que el arte aporta algo frente al dominio de la tecnociencia?
Pedro Torres: Creo, espero y deseo que el arte siga ofreciendo alternativas a cualquier forma de hegemonía.
Arder por Dentro (2025). Vista de la instalación en Espacio Gaviota, Madrid. Cortesía del artista. Foto: Maru Serrano
¿Te preocupa que el público no entienda tus obras?
Pedro Torres: En absoluto. Hay muchas formas de entender algo y creo que la des-comprensión es parte del arte. No entender puede paralizar a algunos, pero el arte libera o invita a replantear nuestra relación con el mundo. Para mí, el arte es un proceso temporal de conocimiento que oscila entre lo desconocido y lo cognoscible.
The Habit of Swerving (2025). Vista de la instalación en Montoya Studios, Barcelona. Cortesía del artista y Pasaje Montoya. Foto: Pedro Torres
Física cuántica
¿Cómo y cuándo entras en contacto con la física cuántica? ¿En qué momento decidiste aplicarla en tu experiencia artística?
Pedro Torres: No recuerdo exactamente cuándo, pero fue gradual. Al estudiar el tiempo desde la física, especialmente tras el cambio de paradigma con la relatividad de Einstein, la física cuántica era el siguiente paso en la historia de la física. La abordé explícitamente en la exposición Enredo (2022-2023) en la Twin Gallery, donde trasladé conceptos de la cuántica como el entrelazamiento de partículas y la conclusión de que observar la realidad es interactuar con una posible versión de esta. Desde una visión conceptual y estética, utilicé medios como la fotografía, la instalación, neones etc. Pero antes y después de esa exposición, la física cuántica ha estado presente en varios proyectos, ya que me interesan cuestiones fundamentales que atraviesan la física y la filosofía, dando pie a una práctica artística que se basa y extrapola estos ámbitos.
Vista de la exposición: Enredo (2022) en Twin Gallery, Madrid. Cortesía del artista y de la galería. Foto: Mismo Visitante
Instalaciones y experiencias sensoriales
Pues vamos con esos proyectos, en la expo Time Bends as We Come Closer (2020), exploras la gravedad y la deformación espacio-temporal mediante neones, sonido, texto e instalación. ¿Cómo creas la experiencia física para que el espectador intuya esa curvatura invisible del universo?
Pedro Torres: Para que el público vislumbrara la curvatura del espacio-tiempo (la gravedad), busqué que la sintieran a través de la disposición de las obras y la gradación de la luz en el espacio expositivo. Entraban de pie y terminaban tumbados, pasando de una posición vertical a tumbarse sobre una alfombra para experimentar la última pieza que era sonora. Así logre influir en la postura corporal del público, bajando su centro de gravedad. Por su parte, en House of the Sun en el MACBA, el público orbitaba en el espacio en torno a un elemento central. Y también en Una Breve Quemadura, en la galería Zielinsky Barcelona, un rayo láser invisible atravesaba la galería y solo se hacía visible al tocar el cuerpo del espectador.
Vista de la exposición: House of the Sun en MACBA (2023), Barcelona. Foto: Miquel Coll. Cortesía MACBA
Y ¿Cómo explicarías tú la física cuántica a un niño?
Pedro Torres: Hace poco participé en un taller sobre dibujo y cuántica y me pareció muy interesante. Le diría al niño: observa tu entorno, elige un objeto y dibújalo por quince minutos. Al hacerlo estás fijando una de las posibles versiones que puede tener la representación de esa realidad. El mundo de probabilidades, de indeterminación, se vuelve concreto en esta versión, en la que está el objeto, el observador y la interacción de ambos.
Una Breve Quemadura (2024). Vista de la exposición en la galería Zienlinsky Barcelona. Foto: Roberto Ruiz. Cortesía de la galería y del artista
¿Qué película que explore la física cuántica nos recomiendas?
Pedro Torres: Películas como “Arrival”, “Interstellar” o “Coherence” y la serie “Westworld” son clásicas ya y muy interesantes en sus argumentos físicos…
Un trou dans la main (2021). Programa de intercambio de Homesession y art3, en Région Auvergne-Rhône-Alpes. Cortesía del artista
Fisura
En Fisura (2024), resultado de tu residencia en la Academia de España en Roma, exploras la difracción de la luz con persianas venecianas, espejos y sonido. ¿Cómo traduces este concepto científico en experiencia sensorial?
Pedro Torres: La difracción es un fenómeno básico que ocurre cuando una onda (de luz o sonido) encuentra una barrera o pasa por una abertura y se desvía y propaga en varias direcciones. En la instalación, una proyección se dirigía a las venecianas, que se abrían y cerraban lentamente con una programación concreta. Cuando estaban cerradas, funcionaban como pantallas mostrando la imagen en su superficie; al abrirse, esa imagen (ondas de luz) se difractaba por el espacio y creaba reflejos. Se generaba una especie de espacio ficticio, un desdoblamiento conectado a una cierta realidad, pero ofreciendo otra percepción distinta de ella.
Fisura (2024). Exposición: Processi 151 en la Real Academia de España en Roma. Cortesía y foto: Pedro Torres
Glía
Dices que Glía (2023), basada en dibujos de Ramón y Cajal, configura un “cerebro escultura” que aborda la memoria, los sistemas complejos y la interdependencia. ¿Cómo relacionas la temporalidad de la información (flujos, brechas, memoria colectiva) con la experiencia física que propone la pieza?
Pedro Torres: La instalación combinaba neones en movimiento, cortinas de hilos suspendidas con recorridos variables y un sistema tubular en el suelo por donde circulaba niebla, todo envuelto en un ambiente lumínico y sonoro. La experiencia se desarrollaba al caminar alrededor de la pieza, generando puntos de vista múltiples y siempre distintos. Se observaba un sistema en movimiento que creaba constantemente nuevas conexiones (visuales, sonoras). Mientras te concentrabas en un elemento —neones, cortinas o niebla—, el resto seguía activo, creando un sistema en constante transformación que estimulaba distintos niveles de percepción. El conjunto movimiento, luz y sonido, funcionaba como una máquina-cerebro hipnótica que no dejaba de operar.
Glía (2023). Festival Llum Barcelona, detalle de la instalación en Hangar Barcelona. Cortesía y foto: Pedro Torres
A Distant Light
Seguimos con A Distant Light (2024) inspirada en un antiguo faro de Barcelona, ¡explícanos!
Pedro Torres: Pues el proyecto parte de la historia de la Torre del Reloj de Barcelona. La relación entre luz y tiempo es una de las bases fundamentales de la física, ya que la velocidad de la luz define el marco espacio-temporal que explica las teorías físicas sobre la realidad. En este caso, este elemento arquitectónico icónico barcelonés funciona histórica y metafóricamente como símbolo de esa relación. La torre fue concebida inicialmente como un faro, por lo que emitía luz; pero al entrar en desuso por el crecimiento del puerto se convirtió en reloj a mitad del siglo XIX, así que emite tiempo. Es una historia que refleja cómo la luz —aunque artificial y ligada a los ciclos diurnos y nocturnos— dio paso a un tiempo estandarizado, matemático, vinculado a una organización social productiva propia del capitalismo emergente. Esa misma lógica, ya en un capitalismo avanzado, es la que exigirá el cambio del tiempo mecánico al atómico.
A Distant Light (2024). Krupa Art Foundation, Breslavia. Cortesía y foto: Pedro Torres
El arte frente al mundo
Para ir acabando, ¿cuál es tu próximo reto o proyecto y qué esperas lograr con él?
Pedro Torres: Me acaban de confirmar un proyecto en El Tanque, un espacio cultural de Tenerife. Es un lugar imponente, con unas dimensiones abrumadoras, es un gran reto. ¡Espero poder hacer un poco de magia!
Arder por Dentro (2025). Vista de la instalación en Espacio Gaviota, Madrid. Cortesía del artista. Foto: Maru Serrano
Y para no dar la espalda al momento super crítico que atravesamos… “as we speak”, el genocidio en Palestina continúa. ¿Qué papel crees que juega el arte en el contexto sociopolítico actual?
Pedro Torres: Creo que el arte siempre ha sido un espacio de posibilidades para habitar y coexistir en el mundo: un lugar de resistencia, cuestionamiento, refugio y resignificación. Aunque forma parte de un sistema capitalista con sus propios actores, confío en que siga siendo un lugar desde donde alzar la voz y transmitir mensajes. Como dice Dora García: “El arte es para todos, pero solo una élite lo sabe”; quizás ahí reside tanto su poder como su fracaso.
Ahora sí, por último, ¿hay algo que nunca te hayan preguntado y te encantaría responder?
Pedro Torres: Que sigan existiendo muchas preguntas por preguntar… y muchas sin responder.
Vista instalación: Fulgúreo (End Film) (2022). Cortesía del artista
