
La Casa Encendida de Madrid presenta Oro Tejido con Paja, una muestra que reúne la obra de Elena Mendizabal y Joan Rom. La exposición forma parte del 25 aniversario de la convocatoria Generaciones.
La Casa Encendida presenta una reivindicación de la escultura madura con Oro Tejido con Paja, una exposición que une por primera vez a Elena Mendizabal y Joan Rom. Referentes en el País Vasco y Cataluña desde los años 80, la muestra crea un diálogo entre sus obras más recientes y piezas históricas, explorando la materialidad, la vulnerabilidad y el poder del arte en un mundo inestable, todo ello enmarcado en el 25 aniversario de la convocatoria Generaciones.
Imagen superior: Vista de la exposición de Elena Mendizabal
Vista de la exposición de Joan Rom
Oro Tejido con Paja nace con un propósito claro: dar visibilidad a una generación de artistas que, por su fecha de nacimiento, no pudo acceder al prestigioso premio Generaciones, limitado a menores de 35 años.
Oro Tejido con Paja es, por tanto, un acto de justicia poética y una oportunidad para redescubrir las prácticas consolidadas de Elena Mendizabal (San Sebastián, 1960) y Joan Rom (Barcelona, 1954), dos escultores que continúan trabajando con una libertad formal y una mirada profundamente contemporánea.
Vista de la exposición de Elena Mendizabal
La comisaria de la muestra, Beatriz Alonso, subraya que ambos “abrieron caminos en torno a la renovación de la práctica escultórica en las décadas de 1980 y 1990”.
Aunque no se conocían personalmente, sus trayectorias discurrían en paralelo, creando “otros relatos minoritarios” lejos de los focos centrales del arte español. Este proyecto surge de la necesidad de volver al encuentro directo con la obra, su fisicidad y la sensibilidad que emana de los procesos artísticos en un mundo cada vez más mediado por la tecnología.
Vista de la exposición de Joan Rom
La práctica del arte y la reimaginación del mundo por parte de los artistas resultan cada vez más urgentes.
El proyecto Oro Tejido con Paja se contextualiza en un presente complejo, donde, según Alonso, “orbita la muerte”: la pandemia, el colapso ecológico o el neoliberalismo extremo. En este marco, la exposición pone el foco en la materialidad, la fragilidad y la fuerza de los materiales como reflejo de nuestro tiempo. Se busca contar una historia de la escultura que supere la visión tradicionalmente masculina, asociada a la dureza y la resistencia, para abrazar la vulnerabilidad, la herida y la duda como potencias creativas. El propio título, tomado de un ensayo de Ursula K. Le Guin, alude a la idea de habitar las fronteras, los espacios intermedios, para ofrecer formas más poéticas y políticas de relacionarnos con el mundo.
Vista de la exposición de Elena Mendizabal
Elena Mendizabal: La vibración del color y el hierro
Figura clave de la “Nueva escultura vasca”, Elena Mendizabal ha mantenido una carrera expositiva constante, compaginada con la docencia en la Universidad del País Vasco. Su obra se caracteriza por una intensa relación con el color y una aproximación conceptual que dialoga con el minimalismo y el arte povera. La sala que acoge su trabajo es un universo cromático articulado por el hierro, presente desde la pieza histórica Melena (1986) hasta sus creaciones más recientes.
Vista de la exposición de Elena Mendizabal
Detalle de la exposición de Elena Mendizabal
La sala se presenta como un universo cromático marcado por el hierro, material que articula todas las obras de la exposición.
El espacio está dominado por la instalación central Sur le sol Comme le Débris (2023), una obra en tres partes que combina tubos de hierro, un muro de planchas metálicas y un conjunto de esculturas en el suelo donde conviven la impresión 3D, el alabastro, plásticos y el óleo. La muestra se completa con la inédita Ese Quiebro (2025), un vibrante despliegue de líneas de hierro recubiertas de material de colores explosivos, que transmite la energía vital de su taller en un equilibrio perfecto entre lo trágico y lo festivo.
Vista de la exposición de Joan Rom
Joan Rom: Poética del desecho y la naturaleza
Joan Rom, por su parte, es una figura destacada de la escultura catalana de los ochenta y noventa. Tras una pausa consciente en 1999, regresó a la exposición en 2020. Su proceso creativo parte del deambular por zonas rurales e industriales, donde recolecta materiales de desecho y elementos naturales que resignifica con una sobriedad formal. Su paleta de colores es austera, dictada por los propios materiales, salvo contadas excepciones como Crosta (2023), una pieza teñida con cúrcuma que emerge del muro como una cicatriz.
Detalle de la exposición de Joan Rom
Vista de la exposición de Joan Rom
Joan Rom combina desechos industriales y elementos naturales hasta borrar los límites entre lo artificial y lo orgánico, lo tóxico y lo biológico.
Su formación pictórica se manifiesta en la tendencia a tratar la pared como un lienzo tridimensional. Obras como Idil·li (2020) o Salutació (2023) están formadas por collares de ladrillos erosionados que caen sometidos a la gravedad. La instalación Erm (2024-2025), realizada con tallos de esparraguera afilados como espinas, dialoga con la pieza histórica Redorta (1990) y con su serie fotográfica Coses Penjades dels Arbres (2021), que retrata la paradójica belleza de los plásticos enredados en la naturaleza. De este encuentro entre lo industrial y lo orgánico, lo tóxico y lo biológico, surge un nuevo paisaje frágil e inestable, abierto a narraciones aún por contar.
Oro Tejido con Paja
Elena Mendizabal y Joan Rom
Del 11 de septiembre al 18 de enero
La Casa Encendida
Madrid