El universo phygital de Cachito Vallés. Entrevista

El artista sevillano Cachito Vallés, amalgama plástica y tecnología en sus obras. Modula la luz, reflexiona sobre el espacio y el tiempo usando computación y patrones geométricos.

José García Vallés (Sevilla, 1986) conocido Cachito Vallés estudió Bellas Artes y al terminar buscó hibridar conocimiento artístico y creatividad tecnológica. Es un artista procesual, en sus proyectos importa tanto el resultado final como el concepto, la investigación y su producción. Le interesa el minimalismo, la dualidad entre natural y artificial, la geometría y la repetición de patrones de la computación digital. Construye máquinas, plotters o 3D printers.

Imagen de portada: Dark Energy. Fotografía cortesía del C3A de Córdoba

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaBoiler Room. Cero absoluto: Superfluid, 2019

Cachito Vallés es un artista multidisciplinar que se mueve entre la plástica y la tecnología. Hijo de un pintor, desde su infancia combinó los pinceles con el desarmar artilugios para construir nuevos aparatos. Su trabajo, representado por la Galería Luis Adelantado, investiga y produce desde la tecnología no para hablar de ella misma, sino para reflexionar sobre el espacio, el tiempo y la naturaleza de la realidad a través de la computación, los patrones geométricos y la modulación de la luz. Se ha consolidado como una de las voces más interesantes del new media art en España, con una trayectoria internacional que incluye participaciones en festivales como Ars Electronica y ferias como Zona Maco.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaRetrato de Cachito Vallés por Claudia Ihrek

Origen y trayectoria

¿Siempre quisiste ser artista, desde pequeño? ¿Te apoyó tu familia?

Cachito Vallés: No tuve un momento “epifánico” en el que decidiera ser artista: siempre estuvo ahí. De niño desmontaba juguetes para entender su lógica y experimentaba con cualquier objeto que encontraba. En casa lo artístico era algo natural, porque mis padres estaban relacionados desde jóvenes con aquello, a pesar de esto nunca pensé “voy a ser artista”, aunque ellos cuando finalmente decidí estudiar Bellas Artes, me apoyaron, quizá porque me vieron algo que les resultaría interesante. Creo que más que una elección fue un proceso natural: la práctica artística fue el lugar donde todos mis intereses podían convivir.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaZephyr

Naciste en Sevilla y tu obra se mueve entre lo tecnológico y lo poético. ¿Qué huellas de la ciudad y tu entorno reconoces todavía en tu trabajo?

Cachito Vallés: Sevilla es una ciudad de luz extrema y de ritmo lento, y creo que esas dos características siguen presentes en mi obra. La arquitectura, los contrastes de sombra, la geometría de los patios, la densidad del tiempo, la cadencia del río, todo este tipo de sensaciones me marcaron. También la herencia cultural de la pintura y la cerámica, la luz en Murillo o Zurbarán, pero al mismo tiempo en mis recuerdos de infancia pervive la fantasía de la Sevilla de la Expo’92, esa idea de convivir con una memoria muy profunda y al mismo tiempo con la fascinación por el futuro es algo que inevitablemente me empuja a trabajar con capas temporales, con historia y presente al mismo tiempo. En resumen, el lugar me educó la retina y la forma de pensar: medir la luz y esperar el acontecimiento.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaRetícula 4, Retícula 2 y Retícula 1. Fotografía cortesía de Galería Luis Adelantado

¿Recuerdas la primera vez que la luz o el cosmos te obsesionaron como imágenes artísticas?

En realidad, todo viene del paisaje, de la contemplación. Tengo un recuerdo nítido en la azotea de la casa de Sanlúcar de Barrameda donde veraneamos cuando era un niño, en el que las historias sobre Doñana y mirar la luna con el telescopio de mi tío hacía que el tiempo se congelara, aquello me fascinaba por lo poético más que por el componente científico, por el disfrute de mirar, por la espera. Años más tarde, ya en la facultad de Bellas Artes entendí la luz, la atmósfera, entendí que somos parte de un todo -yo y el gran otro- que nos envuelve. Después llegaron los libros y la curiosidad por entender lo físico y lo espiritual. El cosmos, por su parte, operó como marco ético. Desde entonces, con mi trabajo busco una experiencia directa de la extrañeza del universo.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaContinue Forever

El universo creativo de Cachito Vallés

Tus proyectos suelen situarse entre ciencia y arte. ¿Qué te interesa más: la precisión científica o la posibilidad de fabular a partir de ella?

Cachito Vallés: Me interesa la posición del ser humano -desde un punto de vista antropológico- como hacedor de cosas, es decir tenemos la cualidad de la habilidad razonada y de la percepción emocional de la materia. Por tanto, me interesa la ciencia como aprendizaje, pero no busco transmitir datos, busco abrir un espacio poético a partir de ese conocimiento, fabular con él. Es decir, me interesa cuando una fórmula se convierte en metáfora. La ciencia me da el marco; el arte me permite rozar lo inefable sin traicionarlo. Si la pieza funciona, el espectador no ve una demostración técnica, sino un umbral de significado sostenido por rigor.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaPanopticon

En “Solar” (Sala Atín Aya, 2021) proponías una visión casi íntima del universo. ¿Crees que tu obra es más un mapa personal que un mapa astronómico?

Definitivamente “Solar” fue una cartografía íntima. Las obras no aspiraban a explicar el cosmos, sino a abrir un territorio donde la experiencia pudiera ser tan inmensa como el universo mismo. Me interesaba la escala intermedia donde lo cósmico se vuelve corporal: la piel responde a la luz, el oído al zumbido eléctrico, el cuerpo al espacio. “Solar” era una especie de observatorio interior: más que representar, invitaba a sentir sin renunciar a lo científico, pero finalmente proponía una experiencia de lo que somos y a lo que pertenecemos.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaEclypse. Fotografía Love Ladrillo.

¿Qué papel juega la tecnología en tu práctica: es un medio neutro, un lenguaje propio, o una especie de “bruja moderna” que permite abrir portales?

Cachito Vallés: La tecnología, en mi práctica, es a la vez método, lenguaje y rito. Es más bien una extensión de mi pensamiento. No creo en la magia de lo técnico, pero sí en su potencia simbólica cuando está afinado con lo conceptual. Programar no es un truco; es escribir tiempo. Construyo mis propias máquinas, mis propias herramientas, personalizo mis hardwares, eso se alinea con esa idea del ser humano como constructor y eso condiciona la manera en que las ideas se materializan. Me interesa de la tecnología su uso como interface que permite al artista convertirse en una especie de chamán que abre portales a otros modos de percibir.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaHelix. Fotografía cortesía de Galería Luis Adelantado

Tiempo, memoria y percepción en la obra de Cachito Vallés

Tu trabajo invita a detenerse, a mirar lo que normalmente pasa inadvertido. ¿El arte es para ti una forma de ralentizar el tiempo?

Cachito Vallés: El arte es mi vehículo, es la plataforma desde la que puedo contar mis intereses y fascinaciones y éste tiene la particularidad que me permite decir las cosas de una manera que quizás con la palabra no puedo. Cuando trato de modificar el tiempo, a través de la tecnología y el arte, tengo herramientas para acercarme a materializar estas ideas.

Quiero que el espectador se demore, que sienta que el tiempo se estira. Cuando eso ocurre, la percepción se vuelve más intensa y aparecen matices que en la prisa pasan desapercibidos. Es pensar en la “eternidad del presente” y tener los medios para proponer la experiencia estética acorde al concepto. Intento fabricar condiciones para que el tiempo se espese: pulsos lumínicos que se desincronizan, vibraciones que obligan a respirar distinto, trayectorias que invitan a demorar la mirada. El arte, entendido así, no es entretenimiento ni sermón; es una máquina de tiempo blando en la que la ralentización no es nostalgia; es una decisión política de cuidado: mirar mejor para actuar con menos ruido.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaTrace (HD 1399) y Trace (HD 1397). Fotografía cortesía de Galería Luis Adelantado

¿Cómo entiendes la relación entre memoria y cosmos? ¿Se puede hablar de un archivo estelar en tus obras?

Cachito Vallés: Me interesa pensar que el universo es, de algún modo, un archivo de todo lo que ha ocurrido, la luz de una estrella es información viajando. En mi trabajo, esa idea se convierte en una invitación a leer el espacio como si fuese un palimpsesto, donde el pasado sigue brillando, aunque a veces no lo veamos. Todas y todos formamos parte de ese hilo invisible tejido por el tiempo, pensar en ese archivo universal de lo pasado tiene como propósito mejorar como sociedad y el arte, desde su parcela puede ayudar a tal fin, al menos es lo que yo, como artista, pretendo.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaDecode detalle de plotter Cnc de construcción propia. Fotografía Claudia Ihrek

Identidad y futuro

Como artista sevillano, ¿cómo sientes tu lugar dentro del panorama español, donde lo tecnológico suele estar más asociado a contextos urbanos como Madrid o Barcelona?

Cachito Vallés: Me siento en un borde fértil. Sevilla y Andalucía, tienen la suerte de contar con artistas talentosos en muchos campos. Parece que en este sur tenemos toda esa masa cultural combinada con un respeto profundo por la herencia cultural que nos hace de esta forma. A mí personalmente, trabajar en Sevilla me permite sostener una escucha larga, sin el ruido constante de los centros, pero soy consciente al mismo tiempo que Madrid o Barcelona ofrecen infraestructuras y circulación; yo prefiero una doble pertenencia: arraigo y movilidad. Quizá eso me ha hecho ser más autosuficiente: construir mis propios recursos, mis propias redes.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaRetícula 2 y Retícula 1. Fotografía cortesía de Galería Luis Adelantado

Has expuesto en centros importantes, pero también en espacios locales. ¿Dónde te sientes más libre: en la institución grande o en lo cercano?

Cachito Vallés: Me siento libre donde hay un diálogo honesto. En las grandes instituciones puedo pensar a gran escala y eso es estimulante porque me permite afinar arquitectura, técnica y presupuesto, pero los espacios pequeños permiten una cercanía distinta, casi artesanal. En lo cercano, la conversación es directa y la respuesta del público más porosa. Me interesan ambos polos: la monumentalidad y la intimidad.

Si tuvieras que pensar tu obra como una constelación, ¿qué tres estrellas —influencias, obsesiones o referentes— la formarían?

Cachito Vallés: Tiempo, luz y espacio. Esas son las tres coordenadas que ordenan todo mi imaginario. A ellas podría sumar influencias que derivan del pensamiento, la ciencia y el arte. Me interesa cómo esos vectores tensan la obra: ética de la mirada, precisión material, experiencia situada. La constelación cambia con cada proyecto, pero mantiene su geometría.

El universo phygital de Cachito Vallés. Entrevista The sky twist. Fotografía Alba Moreno y Eva Grau

Cachito Vallés: obras y proyectos

“Eclypse” (2021), presentada en Cac Málaga, simula un eclipse atmosférico. ¿Qué significó para ti recrear este fenómeno y qué buscabas provocar en el espectador?

Cachito Vallés: Fue un ejercicio de condensar en una sala la sensación de asistir a un fenómeno astronómico. No buscaba literalidad, sino provocar una experiencia íntima de recogimiento con el otro. Una especie de ritual de luz.

“Energía Oscura/Dark Energy” (2020), para la fachada del C3A en Córdoba, fue una obra de enorme escala visible incluso desde el río. ¿Cómo trabajaste la idea del espacio arquitectónico como soporte artístico?

Cachito Vallés: El edificio se convirtió en un lienzo. Me interesaba que la fachada mediática no fuera una pantalla de consumo rápido, sino un organismo luminoso que respirara con la ciudad. Desde el puente, el espectador podía ver cómo la luz transformaba el volumen arquitectónico, casi como si el centro estuviera vivo.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaTrace (HD 1399). Fotografía cortesía de Galería Luis Adelantado

Luz y sonido

“Continue Forever” (Sala Santa Inés, 2020), integras luz, sonido, láser y responsive tech para articular espacio, tiempo y espectador. ¿Cómo se construyó esa coreografía sensorial entre obra y público?

Cachito Vallés: La obra estaba pensada como una máquina de generar tiempo. La luz, el sonido y el láser se sincronizaban en bucles infinitos que no tenían un principio o un final claros. El espectador era quien completaba la experiencia, al recorrerla y dejar que su propio ritmo se acoplara al de la pieza.

En proyectos como los que presentaste en el Pompidou de Málaga o en el Caac, trabajas con instalaciones que alteran la percepción. ¿Qué te interesa de poner al espectador “dentro” de la obra?

Cachito Vallés: Me interesa meter -literalmente- al espectador dentro de la obra para que forme parte de ella, porque quiero que la obra se viva, no solo que se mire. Cuando el cuerpo está implicado, la percepción se vuelve más intensa. Me interesa que el espectador se sienta dentro de un ecosistema, que su desplazamiento modifique lo que ocurre, de ahí la escala de los elementos. No es “interactividad” por efecto, sino por responsabilidad perceptiva. Cuando entras “dentro” de la obra, tu cuerpo calibra la experiencia: eliges dónde mirar, cuánto permanecer, cómo respirar. Ese desplazamiento ético —de la contemplación pasiva a la atención situada— es central en mi práctica.

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Lo phygital

Tus piezas a menudo se sitúan en el límite entre lo físico y lo intangible. ¿Cómo decides el formato: instalación, objeto, experiencia digital…?

Cachito Vallés: Trabajo en un campo liminal que se define como Phygital, en el que coexiste una mezcla entre lo puramente matérico y lo intangible, que en mi caso proviene del mundo digital o tecnológico. Me muevo en ese terreno de una forma muy natural, donde el formato emerge de la pregunta. Cuando necesito que el cuerpo negocie con el tiempo y el espacio físico, aparece la instalación. Si el centro es la permanencia de un gesto, el objeto o la pintura. Cuando busco ampliar la circulación y el tiempo de exposición, exploro lo digital. Lo importante es que el medio esté al servicio de la percepción que quiero generar.

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Influencias de Cachito Vallés

¿Qué artistas, científicos o pensadores dirías que son tus brújulas creativas hoy?

Cachito Vallés: Para mí existen una serie de personas que son fundamentales para posicionarme como artista, Elena Asíns, Carl Sagan, Donald Judd, Byung-Chul Han, AA Murakami, Morton Feldman, Olafur Eliasson, John Cage, Pierre Huyghe o Ryoji Ikeda, entre otros. Todos ellos me ayudan a pensar el arte como un acto de esperanza, y me enseñan a habitar el tiempo de otra manera.

Proceso de trabajo

¿Cómo es tu proceso de trabajo en el taller: parte más de experimentación técnica o de una idea poética previa?

Cachito Vallés: Todo parte de una frase que me repetía mi padre constantemente cuando era un niño “piensa media hora, para trabajar cinco minutos” y esto ha conformado mi proceso de trabajo. Usualmente yo me encargo de todas las fases de creación, por tanto, empiezo con una intuición o una imagen mental, a la que voy añadiendo capas de información y relaciones contextuales. Luego paso mucho tiempo pensando sobre ello, estudiando en mi mente cada detalle, cada problema y cada solución.

Después en el estudio trabajo directamente en la pieza final, sin bocetos ni maquetas intermediarias, y esto lo hago así porque he madurado la idea durante un largo tiempo y he contemplado todas las situaciones posibles que me puedo encontrar en el proceso. Cuando avanzo en la producción, si hay un momento de resolución técnica en el que si hago algún dibujo, muchas veces para explicarme a mí mismo como debe ser aquello a resolver. En esta forma de trabajar tengo siempre abierta la puerta a ese momento en que la obra me devuelve algo inesperado y ahí es donde la experiencia y el conocimiento te dan el poder para decidir si aquello puede formar parte de la obra o no.

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Cachito Vallés sobre el presente convulso

Vivimos un momento lleno de incertidumbres tanto en lo social como en lo ambiental y tecnológico. Y lo peor genocidios a la vista de todos, guerras y ascensos de fascismos mundiales. ¿De qué manera piensas que el arte puede incidir en estos tiempos?

Cachito Vallés: Siendo honesto, el arte no detiene guerras ni frena genocidios, pero puede cambiar nuestra manera de mirar. Puede generar conciencia, abrir grietas en el discurso dominante, recordarnos que somos humanos en un momento en que todo se automatiza. Su función es devolvernos la sensibilidad. En un tiempo saturado de estímulos y cinismos, proponer experiencias que afinen la percepción es una forma de resistencia.

El universo phygital de Cachito Vallés. EntrevistaThe Wrong Box. Fotografía Claudia Ihrek

Mercado de arte

Trabajas con galería y participas en ferias y exposiciones institucionales. ¿Cómo gestionas la tensión entre tu práctica creativa y las demandas del mercado de arte, y cómo influye esto en tu trabajo?

Cachito Vallés: Creo que lo principal es el trabajo, el mercado es un contexto más, con sus tiempos y necesidades, pero pienso que, si la obra es honesta, encontrará su lugar también en el mercado. En mi caso trabajo con galerías e instituciones que respetan y entienden mi lenguaje y que aceptan mi proceso creativo. Al mismo tiempo, pienso que el mercado del arte está más interesado en las personas que creamos que en los objetos que producimos, y eso forma parte del azar del mundo del arte.

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Cierre

¿En qué proyectos estás trabajando ahora y hacia dónde quieres llevar tu práctica en los próximos años?

Cachito Vallés: Estoy preparando mi próxima exposición individual en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, “El eterno presente” que se inaugurará el 30 de octubre de 2025. Es el proyecto más ambicioso que he hecho hasta ahora y que considero como un paso importante en mi carrera por la dimensión del espacio y el calado de la institución. He trabajado en varias obras de nueva producción que he pensado como experiencias en sí mismas y que se relacionan con varias piezas de los últimos cinco años.  A futuro quiero seguir explorando cómo el arte puede crear situaciones donde tiempo y espacio se sientan de otra manera, y por supuesto, me gustaría expandir mis investigaciones hacia contextos internacionales.

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