
Studio House, situada en una de las laderas de Playa Hermosa, en Osa, Costa Rica, revela la firma de la arquitecta checa Dagmar Štěpánová, fundadora del estudio Formafatal.
Diseñada para sí misma y para recibir a su socio y amigo Karel Vančura en cada una de sus visitas, Štěpánová construyó Studio House en un terreno de 11.000 m² rodeado de árboles de gran porte. La superficie edificada suma 125 m², de los cuales casi la mitad pertenecen a las terrazas y la piscina. Desde el exterior, observamos un discreto volumen de tierra apisonada, atravesado por grandes paneles de vidrio que se esconden en el frondoso paisaje.

Una casa pensada para desaparecer en el paisaje
Y es que la intención de la dirigente de Formafatal no era que Studio House brillara por su presencia, sino que casi se desvaneciera entre la abundante vegetación que la envuelve. Por eso, cada parte del proyecto se adapta al relieve, sin cortar raíces ni alterar la pendiente, que cae en dos direcciones. En definitiva, Štěpánová anhelaba que la morada se impregnara de la experiencia de habitar en comunión con la naturaleza, descubriendo en ella la pureza de su belleza.




Interior y exterior: un mismo espacio
Esto también ocurre puertas adentro. El interior de Studio House -que comprende dos niveles- no busca aislarse, sino integrarse, dando la sensación de que el horizonte avanza en los espacios de convivencia. Desde Formafatal explican que al franquear el umbral, el aire húmedo y la claridad tamizada por el follaje penetran libremente, reforzando esa continuidad de la que hablamos.
Un nivel superior pensado como núcleo vital
La planta superior concentra el núcleo vital de Studio House. En ella convergen la cocina, el comedor y el salón dentro de una misma área abierta, presidida por una isla de hormigón que actúa como punto de encuentro, tanto para compartir alimentos como para conversar. No hay muros innecesarios ni decoración de más; el protagonismo recae en la materia y en la luz, que varía de intensidad a lo largo del día, dibujando sombras cambiantes sobre las superficies. “Cada estancia está ideada para enmarcar el sol o las estrellas en un momento específico”, nos indican.










