
El artista e investigador Robert Alice publica la reedición ampliada de On NFTs (Taschen), sobre la historia y el impacto del arte digital en la era de la blockchain.
Entrevistamos a Robert Alice, quien conecta arte, tecnología y pensamiento crítico, en On NFTs, una genealogía del arte en red desde los años noventa hasta el presente. Esta nueva edición reúne a 111 artistas, 10 ensayos académicos y 1.400 imágenes que exploran un ecosistema en plena transformación, donde el código, la inteligencia artificial y la creación colectiva cuestionan las nociones tradicionales de autoría y valor.
Imagen superior: Beeple
On NFTs (Taschen) Cover is based on Collector’s Edition cover.
On NFTs
El artista y escritor británico Robert Alice se ha consolidado como una de las voces más influyentes del arte digital contemporáneo. Su proyecto On NFTs, publicado por Taschen, se convirtió en el primer estudio histórico que aborda el arte en la blockchain desde una perspectiva artística y cultural. Ahora, con su reedición ampliada, el autor propone un recorrido más amplio y accesible por el ecosistema NFT, incluyendo nuevos artistas, ensayos y herramientas de lectura visual e interactiva.
Beeple. Everyday’s the First: The 5000 Days Final. Cortesía de Studio Kevin Abosch
Pionero en tender puentes entre el arte contemporáneo y la tecnología, Alice reflexiona sobre cómo la historia del arte puede leerse también como una historia de la innovación técnica y cómo los NFT y la inteligencia artificial forman parte de esa continuidad. Tras la publicación de su influyente libro On NFTs con la editorial Taschen, y a las puertas de una importante subasta en Sotheby’s de su obra Block 1, Robert Alice conversa con nosotros sobre la evolución del arte digital, la reprogramación del lenguaje artístico a través de la tecnología y la necesidad de pensar la historia del arte desde nuevas infraestructuras culturales.
Damien Hirst: The Currency. Cortesía de Damien Hirst
El arte como archivo vivo de la tecnología
Belén Vera: On NFTs está considerada como el primer gran estudio histórico sobre el arte NFT. ¿Qué te inspiró a escribir este libro y cómo comenzó el proyecto?
Robert Alice: El libro surge realmente de dos impulsos entrelazados. En primer lugar, como artista con formación en historia del arte, siempre me ha fascinado la relación entre arte y tecnología. Si miramos hacia atrás, se podría escribir toda una historia del arte a través del prisma de la innovación tecnológica. Cada nuevo movimiento responde a los avances técnicos de su tiempo: la perspectiva y el Renacimiento, la industrialización y el Impresionismo, la fotografía, el vídeo, Internet, y ahora la cadena de bloques y la inteligencia artificial. Cada nueva tecnología crea un nuevo medio y abre un nuevo lenguaje para los artistas.
La historia del arte también puede entenderse como una historia de rechazos. Cada vez que alguien dice “eso no es arte”, la historia nos demuestra que treinta años después ese trabajo ya forma parte del canon.
Kevin McCoy: Quantum. First NFTs
Comencé a trabajar con blockchain hacia 2018, creando obras que exploraban su historia y su estructura. En 2022 me di cuenta de que, aunque los NFT se habían convertido en un fenómeno global, todavía no existía un estudio riguroso desde la historia del arte escrito por alguien que hubiera vivido esa experiencia desde dentro. Quise capturar esa historia mientras aún se estaba escribiendo, registrar su energía inicial y sus contradicciones. Por eso On NFTs es a la vez documentación y reflexión, editado y escrito por alguien inmerso en esa cultura y no observándola desde fuera.
“El reto está en colaborar sin domesticar el movimiento. Lo ideal sería que las instituciones amplificaran la energía del arte en blockchain en lugar de contenerla.” Robert Alice
Algorithmic Art. Piet Mondrian. A. Michael Noll
B.V.: En los últimos años, museos como el Centre Pompidou o el Lacma han empezado a incorporar NFT a sus colecciones. ¿Ves esta adopción institucional como una forma de preservar el movimiento o como un riesgo de neutralizar su energía original?
R.A.: Un poco de ambas cosas. La cadena de bloques en sí ya es un archivo: uno inmutable y descentralizado, de modo que, en cierto sentido, la preservación forma parte de su naturaleza. Lo que hacen los museos no es simplemente conservar, sino sintetizar la historia cultural. Su función es ofrecer perspectiva y legitimidad, contextualizar lo que está ocurriendo en un espacio tan caótico y descentralizado. Sin embargo, parte del atractivo inicial del arte en blockchain era precisamente su horizontalidad radical y su accesibilidad. Surgió fuera de las jerarquías de las galerías e instituciones, a menudo de la mano de artistas que trabajaban de forma independiente en distintas partes del mundo. Esa libertad y esa energía son esenciales. Cuando las instituciones intervienen, siempre existe el riesgo de que impongan viejos marcos de validación —económicos, geográficos o estéticos—. El reto está en colaborar sin domesticar el movimiento. Lo ideal sería que las instituciones amplificaran esa energía en lugar de contenerla.
“Los NFT no son solo un medio visual o conceptual: también son un medio financiero y tecnológico. Al comisariarlos no seleccionas solo obras, sino también redes de valor, creencias y código.” Robert Alice
Anna Ridler: Bloemenveiling
Comisariar código, valor y creencias
B.V.: ¿Cuáles son los principales desafíos a la hora de comisariar NFT?
R.A.: El mayor desafío es que los NFT no son solo un medio visual o conceptual: también son un medio financiero y tecnológico. Un NFT es, por naturaleza, un token financiero que se asienta sobre un activo especulativo, la cadena de bloques. Eso lo hace distinto de un lienzo, el mármol o el vídeo: su propia infraestructura implica valor, comerciabilidad y especulación. Por eso, al comisariar NFT no solo seleccionas obras, sino también redes de valor, creencias y código. La gran pregunta es: ¿cómo creamos espacios de reflexión no financiera en un ecosistema que por defecto está completamente financiarizado? En el mundo del arte tradicional, los museos han cumplido ese papel: compran obras para conservarlas, no para comerciar con ellas. En el mundo de los NFT necesitamos árbitros de significado “no mercantiles”. Y ahí es precisamente donde los museos pueden desempeñar un papel importante.
Holly Herndon and Mat Dryhurs: Crossing the Interface (Dao)
Un ecosistema descentralizado de voces y estilos
B.V.: On NFTs reúne a 111 artistas, desde Beeple hasta Refik Anadol o Emily Xie. ¿Cómo construiste esa selección?
R.A.: Quería capturar toda la amplitud de lo que representa el arte en blockchain: desde lo más conceptual hasta lo abiertamente comercial, desde los pioneros hasta artistas completamente desconocidos.
Comencé seleccionando unos treinta artistas que la comunidad consideraba fundamentales para el desarrollo del campo. Después abrimos el proceso: cada artista recomendó a otros, y esos a su vez a más. La selección final surgió tras varias rondas de investigación y nominaciones cruzadas, casi como un proceso curatorial descentralizado.
Rafael Rozendaal: Endless Nameless
Este método ayudó a contrarrestar mis propios sesgos y permitió incluir nombres de distintas partes del mundo —desde el Sur Global hasta pequeñas escenas locales que rara vez aparecen en la narrativa global—. En el libro conviven artistas que venden obras por 30 dólares con otros que han redefinido el mercado de alto nivel. Esa coexistencia es, para mí, lo que hace tan fascinante este ecosistema.
“El arte en blockchain no es una ruptura radical, sino parte de una larga continuidad. Los sistemas conceptuales de Sol LeWitt anticipan el arte algorítmico actual.” Robert Alice
Tyler Hobbs: Fidenza
B.V.: Rastreas la genealogía de los NFT hasta los años noventa e incluso antes. ¿Qué movimientos o figuras consideras clave para comprender esa evolución?
R.A.: Es fundamental entender que los NFT no surgieron de la nada. El arte digital existe desde la década de 1960, prácticamente desde que existen los ordenadores. El problema nunca fue artístico, sino económico. Durante décadas, los artistas digitales no pudieron asignar valor de mercado a sus obras porque no había una forma nativa de poseer o comerciar objetos digitales. Los NFT resolvieron ese problema: convirtieron el arte digital en algo coleccionable y transable, creando por primera vez una infraestructura de propiedad. Pero sus raíces son profundas, remontan a pioneras como Vera Molnar o Lillian Schwartz, muchas de ellas mujeres cuyas aportaciones fueron ignoradas. El NFT también bebe de la cultura del videojuego, los memes y los objetos coleccionables —cartas Pokémon, anime, plataformas de intercambio—. Mundos a menudo ignorados por el sistema artístico tradicional, pero que conforman una parte esencial de la cultura visual contemporánea. Cuando todos esos hilos —arte, tecnología, juego, economía— confluyeron, se produjo una explosión creativa que se siente genuinamente nueva.
Osinachi: Man in a Pool III
Del código al papel
B.V.: En el libro estableces paralelismos entre artistas digitales y figuras históricas como Rembrandt o Sol LeWitt. ¿Por qué era importante construir esos puentes?
R.A.: Quería recordar a los lectores que el arte en blockchain no es una ruptura radical, sino parte de una larga continuidad. Por ejemplo, los sistemas conceptuales de Sol LeWitt en los años setenta anticipan el arte algorítmico: trabajaba con instrucciones, código e iteración, todos ellos elementos centrales del arte generativo actual. La inclusión de artistas históricos como Rembrandt tiene más que ver con el tema de determinadas obras —los gremios—. Habla de antiguos modelos de producción colectiva y de propiedad compartida, que resuenan con los ideales descentralizados del Web3, especialmente en las DAOs. Y hay otra razón: hacer un libro impreso sobre un fenómeno digital es, en sí mismo, una forma de anclar la conversación. Los libros aportan una lentitud y una permanencia que la cultura online no tiene. Invitan a reflexionar en lugar de simplemente deslizar con el dedo. Esa fisicidad es importante.
“Se podría escribir toda una historia del arte a través del prisma de la innovación tecnológica. Cada nuevo movimiento responde a los avances de su tiempo: la perspectiva y el Renacimiento, la industrialización y el Impresionismo, la fotografía, el vídeo, Internet… y ahora la blockchain y la inteligencia artificial.” Robert Alice
Vera Molnár: Themes and Variations
Portraits of a Mind de Robert Alice
B.V.: Tu proyecto Portraits of a Mind marcó un punto de inflexión en el reconocimiento de los NFT. ¿Cómo ha evolucionado tu práctica artística desde entonces?
R.A.: Ese proyecto —que fue la primera obra basada en blockchain vendida en una gran casa de subastas, Christie’s, en 2020— fue decisivo. Exploraba el código fuente de Bitcoin como texto y como retrato, una especie de arqueología cultural de la cadena de bloques. Es importante decir que es una obra tanto física como digital, por lo que, desde una perspectiva histórica, puede entenderse como un puente entre ambos mundos. Una de sus piezas forma parte hoy de la colección del Centre Pompidou.
Desde entonces, mi trabajo se ha expandido en dos direcciones. Por un lado, sigo explorando la blockchain como medio, no solo como registro o archivo, sino como un espacio programable donde las obras pueden evolucionar con el tiempo. Por otro, sigo valorando profundamente la materialidad. Produzco obras físicas y digitales, y el propio libro de Taschen se convirtió en una extensión física de mi práctica.
Escribir On NFTs me obligó a destilar qué es lo que realmente me apasiona de este campo: cómo la tecnología puede albergar nuevas formas de autoría, comunidad y temporalidad en el arte.
“El escenario más emocionante no es el NFT de mil millones de dólares, sino mil millones de NFT de un dólar. Esa democratización puede cambiar para siempre lo que significa ser coleccionista o formar parte de una cultura.” Robert Alice
Instalación en Centro Pompidou, París
B.V.: El libro incluye ensayos de figuras como Hans Ulrich Obrist. ¿Crees que el mundo del arte tradicional comprende ahora el potencial de los NFT?
R.A.: La comprensión está llegando, pero lentamente. Muchos siguen asociando los NFT con la especulación de mercado, cuando en realidad el lado artístico de la cultura blockchain es mucho más rico. Algunas instituciones, sobre todo en Estados Unidos y Francia, están empezando a implicarse en serio: el Pompidou, el Lacma o el Moma han comenzado a coleccionar o exhibir NFT. Pero se trata de un cambio generacional. La generación de mis padres desconfía de las criptomonedas; la mía creció con ellas. La siguiente será completamente nativa. Lo mismo ocurre con el arte: dentro de treinta años, los “maestros” del arte digital probablemente aún no habrán nacido. Estamos solo al comienzo de un ciclo cultural de veinte o treinta años.
Larva Labs: Autoglyphs
B.V.: ¿Cómo imaginas la evolución de los NFT y la IA en la próxima década?
R.A.: Creo que veremos dos grandes transformaciones. En primer lugar, la integración de la cadena de bloques y la inteligencia artificial redefinirá lo que entendemos por autoría. La IA generará medios sintéticos a una escala inimaginable, pero el blockchain aportará procedencia y trazabilidad: una forma de verificar el origen de las ideas y garantizar la confianza. En segundo lugar, presenciaremos una ampliación masiva de quién participa en el arte. El escenario más emocionante para mí no es el NFT de mil millones de dólares, sino mil millones de NFT de un dólar. Es una metáfora sobre la distribución. Históricamente, el arte ha sido raro y caro, limitado por la producción y la logística. La blockchain puede hacer que el arte sea accesible, poseíble y compartible a escala planetaria. Podríamos llegar a un punto en el que millones de personas sean copropietarias de obras, participen en redes culturales o coleccionen de forma colaborativa. Eso es profundamente democrático. Cambia no solo cómo circula el arte, sino también lo que significa ser coleccionista o formar parte de una cultura. En ese sentido, el arte podría llegar a parecerse más a la música.
Robness: Gallon Toter
La IA como nueva intuición creativa
B.V.: ¿Qué responderías a quienes descalifican los NFT o el arte generado por IA como inauténtico o como la “muerte del arte”?
R.A.: Cada nuevo medio provoca ansiedad. Se dijo que la fotografía mataría la pintura y que el vídeo mataría a la fotografía. Pero la pintura sobrevivió y se reinventó cada vez. Lo mismo ocurrirá ahora. En un mundo saturado de imágenes sintéticas, es posible que veamos un renovado interés por la artesanía, la mano humana, la presencia física. Lo digital y lo material coexistirán, alimentándose mutuamente. El arte con IA hoy a menudo parece un pastiche: está entrenado con la totalidad de la cultura visual humana, por lo que produce el “pixel más probable”, no el más original. Yo lo llamo la tiranía del promedio. Pero eso evolucionará. A medida que los sistemas se vuelvan más sofisticados, veremos a los artistas usar la IA menos como imitación y más como intuición: como colaboradora, no como copiadora. Lo importante no es la herramienta, sino la visión que hay detrás. Los NFT, la IA, el código… son simplemente nuevos materiales. Y el arte siempre ha consistido en ampliar los límites de lo que se considera arte. Desde el urinario de Duchamp hasta el código generativo, el impulso es el mismo: cuestionar, replantear e imaginar nuevas formas de significado.
Puedes ampliar más información sobre la obra de Robert Alice en este enlace