Leire Aguiar emerge del anonimato hacia la gran pantalla

Todos los lados de la cama regresa 22 años después y lo hace con un elenco renovado aunque mantiene la esencia. En esta nueva entrega descubriremos caras nuevas como la de Leire Aguiar

La nacida en Zaragoza es todo ilusión y ganas; una actriz que se ha hecho a sí misma y que ha luchado por su hueco incluso cuando no tenía ni repre. Descubrimos a Leire Aguiar en los cines con Todos los lados de la cama, una película musical donde interpreta a un personaje con mucha identidad, muy divertido, que le ha permitido dar ese primer paso hacia su sueño: una carrera cargada de personajes con profundidad e historias que marcan.

Hablar con Leire Aguiar es refrescante; te inicia la entrevista con una ilusión tan bonita, tan propia de esas primeras veces. Sin temor, comenta que no ha dado muchas entrevistas, pero eso no la limita; al revés, le impulsa a querer abrirse y contar por qué es su sueño ser actriz.

Nacida en Zaragoza pero asentada en Madrid, porque ella quería saborear la capital y permitirse vivir ese sueño que siempre ha anhelado entre películas.
Ahora, con su primer papel en los cines, cuenta cómo se vive el luchar por un papel cuando ni representante tienes. No obstante, ella es un ejemplo de que se puede, siempre y cuando la ilusión y la fortaleza te acompañen.

Leire Aguiar emerge del anonimato hacia la gran pantallaFotografía @jcarlosmauri

Para quien no te conozca, ¿quién es Leire Aguiar?

Leire: Soy de Zaragoza y estudié química hasta tercero. Y nada, me vine a Madrid a estudiar interpretación literalmente con una mano delante y otra detrás, porque yo nunca había hecho nada. Estudié en Raquel Pérez, cursos de cámara con Victor Antolí, de guion… un poco de todo.

¿Cómo fueron esos primeros años en Madrid?

Leire: Pues duros, como todos los comienzos. Yo no conocía a nadie en Madrid, ni escuelas, ni nada. En mi casa nadie es artista, así que nadie podía orientarme. En Zaragoza estuve un año en una escuela amateur, de las que vas un día a la semana. Toqué algo de interpretación ahí y me encantó. También me apunté a un curso de guion online… y se me iba despertando la curiosidad.

Dejé química, me vine a Madrid, y trabajé literalmente de todo, como todas. Y oye, no es fácil. Tienes que pagar piso, matrícula, formarte, intentar conseguir repre… sin repre no accedes a castings. Muchas veces tienes que hacer figuración para conocer gente, o tener material bueno… Es un poco imposible.

Lo mío ha sido excepcional. Sin repre, totalmente desconocida, y de repente hacer una saga para Telecinco. Es muy sueño americano, sí.

¿Cómo fue cambiar de química a interpretación?

Leire: Pues mira, a mí me daba vergüenza decir que quería ser actriz. En Zaragoza es un poco: “Sí, claro, y yo astronauta de la Nasa”. Porque parece impensable. Pero yo veía pelis con mi hermano, nos encantaba el cine, yo recitaba monólogos en el baño… y era mi ilusión.

Y dije: “Mira, voy a vivir una vez; prefiero intentarlo”. Química me gustaba, pero acabé quemada. Y decía, si me muero mañana, prefiero haber vivido en la ciudad que quiero, haciendo lo que me gusta. Además, mis padres me apoyaron lo que pudieron.

Leire Aguiar emerge del anonimato hacia la gran pantalla

¿Cómo fue el casting de Todos los lados de la cama? Tú ya conocías a Víctor, ¿no?

Leire: Sí, yo había hecho un curso con él cuando vivía aún en Zaragoza, por Zoom. Me iba fatal el internet y casi lloro porque quería esa clase. Luego ya me vine a Madrid, dormí en casa de una amiga, estudiaba física en una mano y la separata en la otra (se ríe). Yo quería hacer el casting, pero me daba vergüenza porque pensaba que no me iban a coger.

Pero al final me presenté, me divertí un montón con mi amiga Martina y de repente me dicen que estoy en la final. Y yo: “Qué majos, mira, actúo un ratito y para casa”. Y luego otra prueba, y otra, para que finalmente me cogieran.

¿Qué destacarías de tu personaje?

Leire: Marina para mí es el punto de apoyo de Julia, la protagonista. Es su compañera de juergas, de vida, de locuras… pero también es la voz de la razón. Aunque parece excéntrica o muy neurodivergente, tiene mucho mundo interior y mucho sentido común.

Y además, como Lucía Caraballo y yo nos hicimos súper amigas y encima somos vecinas (sí, vecinas), pues se nota mucho en pantalla.

¿Os conocíais antes?

Leire: ¡No! Fue cósmico. Me habían cogido, y un día, escucho: “Leire”. Me giro y era Lucía, en una terraza. Nos habían cogido a las dos. Y para colmo vivimos literalmente al lado. Producción nos recogía juntas todos los días. Hemos conectado muchísimo. Es una de mis amigas de verdad.

Leire Aguiar emerge del anonimato hacia la gran pantalla

¿Cómo llegó el proyecto de Pioneras?

Leire: Pues Pioneras me llegó un poco de sorpresa. Yo no tenía ni idea del proyecto hasta que me mandaron la separata, y cuando la leí y vi que era fútbol femenino en los 70. Me dio un vuelco enorme. Yo jugué al fútbol muchos años y lo dejé muy quemada, así que me tocó algo muy personal. Me puse a investigar como una loca, quería entender bien quiénes habían sido estas mujeres y lo que tuvieron que pelear simplemente por jugar.

¿Cómo fue el casting?

Leire: El proceso fue muy bonito porque conecté enseguida con el personaje y con la historia. Y luego, cuando me cogieron, fue increíble. Entrenábamos juntas, hicimos equipo de verdad, nos dejábamos los pulmones y también nos reíamos muchísimo. El reparto joven no es conocido, y eso hace que sea muy veraz. Parece que de verdad nos han sacado de los 70.

Para mí ha sido un regalo volver a ponerme las botas y contar una historia tan necesaria. Cuando lees lo que ellas vivieron… hay frases que te hieren, porque incluso yo, que soy de los 2000, he escuchado cosas parecidas. Así que sentía responsabilidad, quería ser honesta con lo que vivieron. Ha sido un proyecto muy especial, de esos que te remueven por dentro

La película se vende como “más que una hazaña deportiva, una hazaña social”. ¿Cómo te sientes formando parte de algo así como segundo trabajo?

Leire: Eso me dio muchísimo respeto. Sentía de verdad la responsabilidad de ser honesta con su historia, de no quedarme en la superficie. Porque no es solo ponerse un uniforme y correr. Es entender la carga social, la presión, el silencio que hubo durante años. Y cuando te das cuenta de eso, entiendes también lo que significa ser actriz. No es solo interpretar un personaje, sino contar algo que puede despertar conciencia, que puede hacer que alguien se cuestione cosas.

Ojalá la gente salga del cine con algo movido por dentro: con admiración por estas mujeres, con ganas de saber más, o incluso con un poco de rabia, porque la historia que vivieron fue injusta. Si la película consigue eso, ya habrá valido la pena. Y yo me siento muy afortunada de haber podido formar parte de algo así como mi segundo proyecto.

Leire Aguiar emerge del anonimato hacia la gran pantalla

 

Todos los lados de la cama ya está disponible en los cines