queEl artista Matías Umpierrez planta cara al odio con PLAY

Matías Umpierrez presenta PLAY, conferencia-performance transdisciplinar que investiga el odio histórico y contemporáneo, usando archivos, tecnologías analógicas y digitales, para activar al espectador y fomentar pensamiento crítico desde la escena.

Matías Umpierrez es un artista transdisciplinar argentino afincado en Madrid cuyo trabajo se mueve en una zona fronteriza entre las artes escénicas, las artes visuales, la instalación, el cine y la curaduría, él no se ciñe a nada. Así es que ha construido un lenguaje propio que desborda las categorías tradicionales del teatro y propone experiencias en las que la ficción, el archivo y la percepción del espectador ocupan un lugar central. Sus obras no se limitan a ser representadas: se activan, se recorren, se escuchan y azotan al espectador.

Arriba: Foto de Dominik Valvo

El artista Matías Umpierrez planta cara al odio con PLAYFoto Dominik Valvo

Hijo de inmigrantes y migrante él mismo, Umpierrez ha hecho del desplazamiento una forma de estar en el mundo y también una metodología de trabajo.

Ese estar “en frontera” —entre países, disciplinas y formatos— atraviesa toda su producción y explica su interés por los cruces, las zonas ambiguas y los relatos que se construyen a partir de archivos históricos, tecnologías obsoletas y herramientas contemporáneas. Proyectos como Museo de la Ficción o Eclipse dan cuenta de una investigación sostenida sobre la identidad, la memoria y la performatividad de la historia.

En nuestra charla, el artista habla con la misma claridad con la que compone sus piezas: reflexiona sobre el papel de la tecnología, el uso político de las emociones, la relación entre poder y ficción y la necesidad de preservar el sentido crítico en un mundo atravesado por la sobreinformación. Lejos de la lógica del creador hiper-expuesto en redes, reivindica el tiempo, la investigación y el trabajo colectivo como ejes fundamentales de su práctica, así como una relación no alienada con la producción artística.

El artista Matías Umpierrez planta cara al odio con PLAYFoto Dominik Valvo

En enero, Umpierrez dará el pistoletazo de salida a PLAY, una conferencia-performance que aborda el odio como una pulsión humana que atraviesa siglos, culturas y dispositivos.

A partir de, archivos, paisajes sonoros y tecnologías analógicas y digitales, la obra interpela directamente al espectador y lo invita a asumir una posición activa. Hablamos con él sobre su trayectoria, su forma de crear desde la frontera y la necesidad —cada vez más urgente— de detenerse, observar y pensar el presente desde la escena.

¿Cómo estás viviendo la promoción de PLAY y cómo ha sido el proceso de concebir esta idea? ¿Y en qué momento descubriste que el odio podía ser la columna vertebral de un proyecto?

Matías Umpierrez: En realidad todo mi trabajo está muy conectado con ese tipo de sentimientos. En este caso fue una necesidad poder hablar del odio, porque siento que es una época en la que el odio está muy presente en la estructura política y, con todo lo que eso conlleva, finalmente en lo social. Se genera una situación muy clara y sentía que quería abrir un proceso donde pudiera investigar sobre la performatividad del odio y sobre la historia del odio en relación con la ficción.

A priori es un tema bastante oscuro. Cuando empezaste a investigar, ¿qué fue lo primero que te perturbó? ¿O, al contrario, qué despertó un motor creativo incluso positivo al profundizar en el odio como concepto?

Matías Umpierrez: Investigando sobre estas relaciones fui descubriendo que, en realidad, las mitologías siempre han construido la historia creando enemigos. A partir de esa creación empiezan a aparecer una serie de fuerzas que reflexionan sobre ese “otro” y finalmente brota el odio. En ese sentido, el odio es, a lo largo de la historia, un rasgo muy humano. Primero porque son los humanos los únicos que pueden odiar y quienes construyen esa emoción, y también porque son los humanos los que, a través del odio, deciden gobernar, por ejemplo.

El artista Matías Umpierrez planta cara al odio con PLAY

“A lo largo de las distintas épocas aparecen herramientas distintas para desplegar el odio y hoy, evidentemente, las redes sociales son una de ellas”.

El odio parece algo atemporal, intrínseco al ser humano, pero también ha ido mutando con el tiempo, sobre todo con las redes sociales. ¿Cuál es tu perspectiva al respecto?

Matías Umpierrez: Los sentimientos característicos de la condición humana conviven siempre con aspectos muy positivos y con otros muy difíciles de gestionar, tanto a nivel personal como colectivo. Los instrumentos de los humanos van cambiando y también cambia su modo de relacionarse con la realidad. A lo largo de las distintas épocas aparecen herramientas distintas para desplegar el odio y hoy, evidentemente, las redes sociales son una de ellas. Pueden desplegar muchas emociones, pero algunas están especialmente instaladas en una lógica de odio para generar engagement y determinadas dinámicas vinculadas a los perfiles y a la visibilidad.

En relación con las redes sociales, ¿cómo es tu vínculo con ellas como creador, siendo casi una herramienta obligada?

Matías Umpierrez: Yo fui creciendo con distintos modos de relacionarme con la tecnología y siempre construí una relación sensible con ella. Soy hijo de inmigrantes y también inmigrante, y las tecnologías nos han permitido mantener el contacto con personas queridas que están lejos. No me dan miedo las tecnologías; lo que me da miedo son las personas que utilizan ciertas tecnologías o redes sociales para generar situaciones incómodas en lo social o en lo personal. En mi caso terminan siendo una herramienta de comunicación, pero no una herramienta central de mi producción ni algo que me interese trabajar desde un lugar personal.

¿Crees que eso marca una diferencia entre el artista y el influencer?

Matías Umpierrez: Sí, claramente. En mi caso las redes están presentes, pero no son el centro del trabajo creativo.

El artista Matías Umpierrez planta cara al odio con PLAYFoto Sebastian Arpesella

“Yo crecí en una frontera y sigo viviendo en una frontera: entre países, pero también entre disciplinas”.

¿Cómo ha afectado a tu obra y a tu visión del mundo y del arte el hecho de mudarte de Buenos Aires a Madrid?

Matías Umpierrez: En realidad mis padres son migrantes en Argentina, así que yo siempre nací con la sensación de que había una parte de mí en otro territorio. Cuando uno nace con esa sensación en el cuerpo, el desarraigo se vuelve un modo de vida. Yo crecí en una frontera y sigo viviendo en una frontera: entre países, pero también entre disciplinas. Eso derivó en una frontera artística entre las artes escénicas, las artes visuales y los proyectos curatoriales. Ahí está mi identidad. Por eso soy un artista transdisciplinar: ese es mi territorio sensible y también mi territorio físico.

A menudo se asocia tu trabajo a ese espacio entre lo documental, la ficción y la realidad. ¿Cómo abordas tú ese cruce?

Matías Umpierrez: Trabajo con archivos de la historia y con la performatividad de esos archivos. No utilizo mi historia personal ni como punto de partida ni como devenir dentro de mi producción, aunque evidentemente haya cuestiones personales presentes. Me interesan los archivos porque construyen ficciones y porque me permiten generar movimiento y performatividad. De ahí proyectos como Museo de la Ficción, que intenta guardar la acción dramática para la posteridad y pensar cómo puede formar parte de una colección de arte, entendiendo que los museos guardan el conocimiento humano.

El artista Matías Umpierrez planta cara al odio con PLAYFoto Dominik Valvo

“Muchas veces creo mi propio atrezzo. Para mí eso es investigar con las manos, no solo escribiendo, sino produciendo materiales que luego forman parte de la obra”.

En tu forma de crear se combinan técnicas y dispositivos muy distintos. ¿Cómo articulas ese proceso?

Matías Umpierrez: Tiene que ver con haber crecido y producido desde una frontera. Intento no ser muy cerrado con las disciplinas, sino permitir que se nutran entre sí. Hay un trabajo largo en mi estudio que tiene que ver con crear muchas de las piezas que luego aparecen en las performances o instalaciones. Muchas veces creo mi propio atrezzo. Para mí eso es investigar con las manos, no solo escribiendo, sino produciendo materiales que luego forman parte de la obra. El dispositivo que llega al público surge del propio devenir del trabajo, cuando todos esos elementos empiezan a funcionar juntos y a ser percibidos por el espectador. Mi trabajo piensa siempre la relación entre el espectador y la ficción, por eso la percepción es un eje central en cualquier pieza.

“Trabajar con tecnologías de distintas épocas —radiograbadores, cintas de casete, voces creadas por inteligencia artificial— me permite cruzar tiempos. “

En PLAY hay un contraste muy fuerte entre dispositivos analógicos y archivos digitales. ¿Qué te llevó a esa decisión?

Matías Umpierrez: Los discursos aparecen primero a través de la tradición oral, pero también a través de la tecnología y de los dispositivos. Por eso la pieza se llama PLAY. Es una palabra en inglés que forma parte de nuestro sistema económico y social y que, además, tiene muchos significados: reproducir, jugar, interpretar, obra de teatro. Me interesaba esa polisemia y ese gesto cotidiano de darle “play”. Trabajar con tecnologías de distintas épocas —radiograbadores, cintas de casete, voces creadas por inteligencia artificial— permite cruzar tiempos. Grabar una voz de inteligencia artificial en una cinta de casete, que hoy es casi un fósil tecnológico, complejiza la relación con la memoria, el pasado y el presente, que en realidad siempre están entrelazados. Entender el pasado nos ayuda a entender el presente y a proyectarnos hacia el futuro.

En tu trayectoria el espectador siempre ocupa un lugar activo. ¿Qué te interesa provocar en él?

Matías Umpierrez: Me interesa trabajar sobre el sentido crítico y complejizarlo. En la era de la sobreinformación, el sentido crítico es lo que nos permite recortar la realidad para que no nos abrume ni nos devore. As´ muchas de mis piezas el espectador ocupa una posición libre, democrática, poco disciplinada. En PLAY se va a encontrar con una gran cantidad de información y, a partir de su sensibilidad, decidirá dónde poner la escucha, la mirada o la atención. Es un viaje que cada espectador hace a su manera.

El artista Matías Umpierrez planta cara al odio con PLAY

“Siempre soy muy cuidadoso de tener tiempo para estudiar, tiempo para poder indagar sobre un montón de temas y demás”.

Para cerrar, ¿cómo miras el futuro de tu trabajo? ¿Hay temas que te rondan o tienes la necesidad de parar?

Matías Umpierrez: Un punto muy central de mi producción el poder tener una producción que no esté alienada, ¿no? Porque muchas veces los artistas tenemos una profesión libre donde podemos tomar un montón de decisiones que tienen que ver justamente con una posición de tratar de que la obra siempre esté en un sentido orgánico, en un sentido que tenga que ver con una posición inclusive disidente con respecto a la realidad tradicional social de cómo se organiza el trabajo. Siempre soy muy cuidadoso de tener tiempo para estudiar, tiempo para poder indagar sobre un montón de temas y demás.

“Estoy trabajando en un concierto para Fito Paez y es un concierto que se va a presentar por todo el mundo.”

¿Y cuáles son tus siguientes pasos?

Matías Umpierrez: Voy a seguir girando con una pieza que se presentó hasta hace muy poco en Nave 10 que se llama Eclipse y que habla sobre la identidad y sobre la necesidad de mascarar. También está Play que vamos a presentar ahora en Conde Duque, se va a presentar en una temporada en Buenos Aires y otra temporada en Ciudad de México y posiblemente en otras ciudades de Europa. Y después voy a crear dos proyectos nuevos, uno que se llama Las Lágrimas que es una videoinstalación que voy a presentar en algunas instituciones y es una videoinstalación que piensa sobre justamente por qué lloran los actores y las actrices y que ocultan de alguna manera sus lágrimas cuando interpretan, por ejemplo.

Luego, por otro lado, estoy trabajando en un concierto para Fito Paez y es un concierto que se va a presentar por todo el mundo. También yo tengo un espacio que es una fundación que se llama Plataforma Florescente con la que acompaño artistas en sus producciones y generamos acuerdos con instituciones para justamente brindar nuevos espacios.

El artista Matías Umpierrez planta cara al odio con PLAYFoto Sebastian Arpesella

“Yo, por suerte, siempre voy detrás de mi producción como artista y la verdad que eso es lo que de alguna manera arma el camino, ¿no?”

Agenda repleta, desde luego.

Matías Umpierrez: Sí, pero te juro que con muchos tiempos como para poder hacer lo que te comento, ¿no? Yo creo que al final el oficio y los años te van dando esa posibilidad de poder organizarte y de poder armar equipos que también trabajando de manera colectiva todo esto es muchísimo más fácil.

Y también supongo que hay que tener claro a qué decir que sí y a qué decir que no. No sé si te has topado un poco con eso.

Matías Umpierrez: Definitivamente, las elecciones… Yo, por suerte, siempre voy detrás de mi producción como artista y la verdad que eso es lo que de alguna manera arma el camino, ¿no? Y a partir de eso también aparecen diálogos con otros artistas, en este caso Fito Paez. Entonces también hay ahí una cantidad de juegos que se van dando y que se dan de una manera lúdica y trabajo como artista en general, que es siempre la condición fundamental que cuido en mi día a día.

Porque también creo que es importante esa idea de hacer comunidad, no solo con la gente que te consume, sino con el gremio, ¿no?

Matías Umpierrez: Definitivamente. No, no, aparte porque uno no puede hacer cosas solo en ese sentido, por lo menos yo, entonces realmente necesito estar dialogando, trabajando con gente pensando las ideas sin comunidad es muy difícil poder crear algo, me parece.