
En la eterna ciudad de Roma, la Basement Art Assembly Biennial, Baab, propone un encuentro artístico en un garaje lejos del centro turístico que puede visitarse hasta el 29 de noviembre.
Con el lema “underground is the new institution”, Baab convierte un garaje romano en una bienal de sótano que defiende la asamblea como ágora contemporánea proponiendo debates, intercambios y sentido común. Esta primera edición, llamada llaman Baab_Issue 00, la bienal asamblearia fundada por los creadores de la plataforma curatorial y editorial Cura. está alojada en Basement Roma.
Imagen de portada: Women’s History Museum (Whm)
Claudia Comte, mural
Basándose en las experiencias históricas que han caracterizado la vanguardia romana desde finales de la década de 1960, Basement Roma es abanderada de los espacios abandonados periféricos y descalificados como centralidad. Fundado asimismo por los directores Cura. en 2012, Basement es un espacio de exposición liminal y autosuficiente que hace que Baab se conciba como una especie de “bienal autogestionada”. Los dos temas principales en esta primera edición son las asambleas undergroud y las nuevas tribus.
Calla Henkel, Max Pitegoff, y Lindsay Lawson, Times Bar in Berlin (2011-2014)
Baab y las tribus artísticas
Baab se concibe como un ritual de tribus artísticas contemporáneas: efímeras, líquidas, y un poco salvajes. Entre rituales y performances y cócteles fermentados, la muestra despliega una constelación de artistas algunes ya bastante conocidos, que entienden el arte como un sistema de conexiones emocionales. Davide Balula ofrece al visitante un brebaje de plantas silvestres y vodka —una bienvenida botánica y alcohólica— mientras su performance Screaming Humans hace que el público grite al unísono. Una liberación colectiva en tiempos de ansiedad compartida.
Los cuerpos trans
Pero para mi el pulso más interesante aparece cuando el cuerpo —político, mediático o emocional— se vuelve el campo de batalla. Las siguientes artistas son un ejemplo de ello. Nyala Moon, artista trans nacida en EE. UU., presenta How Not to Date While Trans (2022), un cortometraje estrenado en la Whitney Biennial que parodia los reality shows de citas. Con humor, ironía y una dosis de autoconciencia brutal, Moon habla de rechazo, aislamiento y deseo, transformando su experiencia personal en una reflexión sobre los códigos sociales y la representación de género. Su pieza es un espejo incómodo, pero también tierno, que muestra cómo el humor puede ser una forma de resistencia.
Nyala Moon, How Not to Date While Trans (2022)
La conexión entre arte y vida, siempre en tensión, se intensifica con Puppies Puppies (Jade Guanaro Kuriki-Olivo). Puppies Puppies convierte los muros de la galería en una campaña por los derechos trans. Hay pósters, camisetas y carteles que pueden llevarse, arte que se fuga del cubo blanco y se imprime en la calle. Todo esto con la herencia sentimental de Félix González-Torres como telón de fondo. En un gesto similar, Danielle Brathwaite-Shirley crea un archivo de experiencias trans negras: visual, digital, urgente. Ambas artistas transforman la visibilidad en un arma de supervivencia.
Izq: Danielle Brathwaite-Shirley. Center: Puppies Puppies (Jade Guanaro Kuriki-Olivo)
Historia la cultura underground
La bienal también se permite un guiño a la historia la cultura underground. Carsten Höller, el eterno científico del placer, marca el tiempo con Pill Clock, una máquina que lanza una píldora azul cada tres segundos, mezclando control farmacológico y poética del tiempo. El visitante puede tomarse la cápsula con agua también disponible junto a las pastillas. Mark Leckey y Jeremy Deller rescatan el espíritu rave como energía política. Ambos, cronistas de la cultura de masas británica nos recuerdan que el cuerpo colectivo, ese que baila, suda y resiste, sigue siendo el mejor sistema operativo contra el cinismo contemporáneo.
Carsten Höller, Pill Clock
Por su parte, Valentin Noujaïm con su film Pacific Club convierte la legendaria discoteca del barrio financiero de La Défense en un retrato íntimo de la diáspora árabe en París. El Pacific Club, fue desde los 1970s un espacio de resistencia y construcción identitaria. Ahí la música y la noche funcionan como refugio frente a una ciudad que sigue repartiendo poder y exclusión desigualmente. También Selma Selman lo entiende así en Elvis and Tina (Wedding), una grabación casera del matrimonio de su hermano. Música, comida, y comunidad roma sin nostalgia ni folclore, sino como afirmación de una identidad que resiste bailando.
Women’s History Museum (Whm)
Lo cotidiano y el espíritu colectivo
El espíritu colectivo aparece también en las obras que convierten lo cotidiano en gesto político. David Horvitz propone Make a Garden Everywhere, donde cada visitante debe traer una planta. Así, la rampa del espacio se transforma poco a poco en un jardín común, una metáfora viva de la asamblea y la pertenencia. Frente a la lógica del museo estéril, Horvitz ofrece tierra, raíces y colaboración. Una horticultura emocional.
David Horvitz, Make a Garden Everywhere (2025)
Tan algo tan cotidiano como vestirse trata la instalación de Women’s History Museum (Whm). En ella, la ropa deja de ser prenda para volverse manifiesto. Y es que la Baab también es “self-styled”. Maniquíes vestidos con tejidos reutilizados y frases cosidas al cuerpo encarnan una comunidad híbrida que inventa nuevos códigos de convivencia y convierte el vestir en un gesto político.
Women’s History Museum (Whm)
Women’s History Museum (Whm)
Lo pop en Baab
El pulso pop lo aportan Gina Folly y Than Hussein Clark. Gina con una instalación de pelotas metálicas diseñadas para felinos de zoológico que aquí se dispersan como juguetes escultóricos para humanos aburridos. Than Hussein con sillas de director cubiertas de letras y frases susurradas. Juntos crean un teatro improvisado, donde el espectador puede sentarse, observar y ser parte del guión.
Than Hussein Clark
Balls: Gina Folly, Your heart is a museum (2024). Pared: Karl Holmqvist Berlin Trilogy Part I
El resto del recorrido se mueve entre el performance y la instalación. Cecilia Bengolea propone un cuerpo que se disuelve en una especie de bestiario digital con criaturas mutantes e híbridas inspiradas en Borges. Pared con pared, Nora Turato abandona la palabra escrita para respirar en voz alta. Su instalación sonora, hecha de suspiros, jadeos y exhalaciones, convierte la ansiedad en partitura. En un mundo saturado de discurso, ella propone escuchar el cuerpo como lenguaje.
Cecilia Bengolea, Bestiaire (2019)
Además la bienal ha creado un extenso programa interdisciplinario de lecturas, charlas, estrenos de películas, talleres, proyecciones y performances, diseñado para involucrar a la escena artística local e internacional. En el fondo Baab funciona como un espejo invertido del sistema. En esta primera edición el sótano romano se convierte en un laboratorio de afectos y contradicciones. Una asamblea artística que se mofa del modelo tradicional de bienal y propone otra forma de institucionalidad, más doméstica, más frágil, más humana.
Danielle Brathwaite-Shirley’s site-specific work (2025)
Lista de artistas participantes: Davide Balula (1978), James Bantone (1992), Cecilia Bengolea (1979), Hannah Black (1981), Danielle Brathwaite-Shirley (1995), Vittorio Brodmann (1987), Claudia Comte (1983), Jeremy Deller (1966), Gina Fischli (1989), Gina Folly (1983), Calla Henkel (1988) / Max Pitegoff (1987), Carsten Höller (1961), Karl Holmqvist (1964), David Horvitz (1988), Than Hussein Clark (1981), Mark Leckey (1964), Nyala Moon (1992), Valentin Noujaïm (1991), Puppies Puppies (Jade Guanaro Kuriki-Olivo) (1989), Selma Selman (1991), Tobias Spichtig (1982), Nora Turato (1991), Women’s History Museum (Mattie Barringer, 1990 / Amanda McGowan, 1990).
Todas las imágenes: Daniele Molajoli © cortesía de Baab
Basement Art Assembly Biennial hasta el 6 de noviembre
Basement Roma
Viale Mazzini 128, 00195 Roma
Dr Pit, Ccl, Car Culture, Sonorama