
BAKA es una serie escultórica de Roberto Rodríguez Redondo y FORMICA® que explora materialidad, artesanía, diseño y cultura pop.
La colaboración entre el artista asturiano Roberto Rodríguez Redondo y Formica Group da lugar a BAKA, una serie escultórica que explora la tensión entre lo artesanal y lo industrial, y donde el material se convierte en protagonista de un relato sensible sobre memoria, diseño y cultura popular.

Una criatura que habita entre lo tierno y lo monstruoso
BAKA es una serie limitada de diez esculturas de madera y dos piezas únicas que Roberto Rodríguez Redondo concibe como un bebé Kaiju, heredero de los míticos muñecos Sofubi japoneses de los años setenta y ochenta. La figura —ambigua, inquietante y a la vez íntima— invita a mirar la escultura como reflexión sobre sus propios métodos: el choque entre la mano y la máquina, el error y la precisión, la intuición y el cálculo.

La escultura como fricción entre técnica y deseo
Tallada íntegramente en madera, pintada con esmaltes sintéticos y lacada en brillo, cada pieza evidencia un proceso que no oculta su tensión interna. Para Redondo, el objeto funciona como un lenguaje que revela la frontera —siempre movediza— entre manufactura y fabricación. BAKA se sitúa así en ese espacio donde el gesto artesanal convive con la lógica del diseño contemporáneo.

Formica como territorio material y simbólico
La alianza con FORMICA® amplía el campo conceptual de la obra al incorporar un componente fundamental: la creación de la caja-contenedor de cada escultura. Diseñadas junto al artista, estas cajas actúan como extensiones físicas y simbólicas de la pieza, prolongando su presencia y su volumen. La experiencia no termina en la escultura; continúa en la superficie, en el tacto y en la memoria que cada material convoca.

Fabricadas en laminado compacto FORMICA® de 6 mm, las cajas presentan dos acabados que definen las dos vertientes de la serie. Para las diez esculturas numeradas se utiliza un vibrante naranja en acabado brillo, mientras que las dos piezas “misteriosas” —las Surprise Boxes— se alojan en cajas de roble mate. Todas han sido talladas con las letras BAKA, dejando ver el núcleo negro del material y otorgándoles una identidad escultórica propia. Su ejecución, a cargo de Jota Solutions, revela una precisión casi arquitectónica.

Azar, juego y coleccionismo
Las diez figuras principales comparten forma y tamaño, pero las dos Surprise Boxes introducen un elemento inesperado: son piezas únicas intervenidas pictóricamente por Redondo. Con ellas, el artista recupera el espíritu lúdico del coleccionismo y el gusto por la rareza que atraviesa la cultura pop japonesa. El espectador se enfrenta a lo desconocido, a la sorpresa como parte del ritual artístico.

Una investigación sobre el objeto y su significado
BAKA prolonga el interés de Roberto Rodríguez Redondo por los procesos de producción, el objeto como símbolo y la hibridación entre arte y diseño. La colaboración con Formica Group materializa esa frontera porosa entre escultura y producto, mostrando cómo la creación manual continúa dialogando con la cultura industrial en el arte actual.

Roberto Rodríguez Redondo: una trayectoria entre subculturas y experimentación
Nacido en 1981, Roberto Rodríguez Redondo creció dentro de una escena underground marcada por el skate, el graffiti, el surf, la música independiente y el diseño gráfico. A finales de los noventa se trasladó a Bilbao para estudiar Bellas Artes en la UPV/EHU, iniciando un camino creativo que nunca ha dejado de transformarse.
Su experiencia como director creativo de la marca de monopatines Alai consolidó un enfoque híbrido entre estética urbana y rigor formal. Desde entonces, su obra abarca pintura, ilustración y escultura, siempre atravesada por capas de referencias culturales —reales o imaginadas— que dialogan entre sí.

Parte de una nueva generación que se mantuvo deliberadamente al margen del establishment, Redondo ha construido una práctica que hoy se reconoce como parte esencial de una cultura visual contemporánea que, durante años, algunos prefirieron ignorar. BAKA es un paso más en esa búsqueda incesante: un objeto que piensa y que invita a pensar.