En un tiempo en que el cine parece debatirse entre la urgencia del presente y la nostalgia de tiempos mejores, El Talento emerge como una pieza singular.
En El Talento, Polo Menárguez encierra al espectador en un espacio donde la belleza y el poder se convierten en armas de doble filo. Ester Expósito, en uno de los papeles más intensos de su carrera, guía este viaje incómodo y fascinante que actualiza un clásico literario para plantear preguntas urgentes sobre deseo, dignidad y sacrificio. La tendremos disponible en la gran pantalla el próximo 5 de septiembre.
Polo Menárguez, que ya demostró su precisión narrativa en El plan, se adentra ahora en un territorio más inquietante y moralmente ambiguo, tomando como punto de partida la novela La señorita Elsa (1924) de Arthur Schnitzler. El resultado es un filme que respira tensión desde el primer plano y que plantea un dilema moral muy actual, estrechamente vinculado el acoso y la cosificación que sufre la mujer.
Ester Expósito y Polo Menárguez durante el rodaje de El Talent0.
El Talento se desarrolla en el marco de una sofisticada fiesta donde la juventud, el éxito y la promesa de un futuro brillante parecen formar parte del decorado.
Allí, Elsa, interpretada por una magnética Ester Expósito, recibe una llamada que fractura la aparente ligereza de la noche: su familia atraviesa una crisis económica y la única solución pasa por aceptar una propuesta que pondrá a prueba su integridad moral. Lo que podría haberse contado como un drama social convencional se convierte, bajo la mirada de Menárguez, en una experiencia cinematográfica de cámara cerrada, donde cada gesto y cada silencio se cargan de significado. No es casual que la propia Expósito haya declarado en varias ocasiones que este es uno de sus proyectos favoritos hasta la fecha, por la complejidad emocional y el reto interpretativo que le ha supuesto. Y, quizás, este compromiso sea suficiente para alzarse con su primera nominación al Goya.
El guion, coescrito con Fernando León de Aranoa, destila precisión y economía narrativa, evitando lo accesorio para concentrarse en el pulso moral de la protagonista.
La cámara, con una coreografía muy calculada, atrapa al espectador dentro de la misma burbuja emocional que asfixia a Elsa. Una historia que se siente prácticamente en tiempo real puesto que la mayor parte de la acción transcurre en una noche de fiesta, lo que hace por aumentar esta sensación de claustrofobia que inunda al espectador a la par que asfixia a Elsa.
Rodada en localizaciones del País Vasco, El Talento se sirve de los espacios cerrados y la penumbra para reforzar una sensación de encierro que no es sólo física, sino también psicológica. La dirección de arte evita la ostentación, optando por una paleta contenida que amplifica la incomodidad. El elenco que acompaña a Expósito —Pedro Casablanc, Mirela Balić, Marta Aledo, entre otros— funciona como un coro sutil que amplifica la tensión sin robar el foco.
El Talento no se limita a adaptar un texto clásico: lo interroga, lo saca de época y lo enfrenta a un contexto contemporáneo donde el talento, el deseo y el poder se entrelazan en un juego igual de seductor como peligroso. Menárguez firma así una obra que, más que responder preguntas, las multiplica, dejando al espectador con la incómoda tarea de decidir qué precio estaría dispuesto a pagar por aquello que más ansía.
