
El Último Arrebato: Un viaje inquietante al misterio de Iván Zulueta y su legado cinematográfico.
Cuarenta y cinco años después del estreno de Arrebato, el misterio vuelve a cobrarse protagonismo con el estreno de El Último Arrebato, un documental que explora el legado de Zulueta y la extraña conexión entre su vida y su obra.
Cuatro décadas después, el misterio vuelve
Cuarenta y cinco años después de su estreno, Arrebato es mucho más que una película: es un enigma. Esta obra de Iván Zulueta no solo marcó un hito en el cine español, sino que, con el paso del tiempo, ha adquirido una dimensión mítica. Cuatro décadas después, ese misterio vuelve a cobrarse protagonismo con el estreno de El Último Arrebato, un documental que explora el legado de Zulueta y la extraña conexión entre su vida y su obra.
Jaime Chávarri en El Último Arrebato
Festival de Cine de San Sebastián
Este trabajo dirigido por Marta Medina y Enrique López Lavigne tendrá su presentación en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, dentro de la sección Zabaltegi-Tabakalera a concurso – la sección dedicada a las propuestas más arriesgadas y singulares del panorama cinematográfico. Poéticamente, la película se estrena en el mismo festival donde también compitió la cinta de Zulueta en 1980.
Marta Medina
Una película adelantada a su tiempo
Su atmósfera oscura y opresiva, sus imágenes cargadas de desasosiego y la historia de Pedro —un director amateur que desaparece tras grabar una cinta perturbadora— marcaron un antes y un después en nuestro cine. El relato, en el que también participa Eusebio Poncela, funciona como metáfora de un cine que llega a devorar a sus propios creadores. Más que una simple narración, era una reflexión sobre la obsesión, el deseo y la fina línea entre la ficción y la realidad. Esa dimensión también atravesó la vida de Zulueta, cuya carrera se vio absorbida por la misma intensidad creativa que plasmó en sus personajes.
Cartel para el Festival de San Sebastián
¿Qué pasó con Iván Zulueta?
Hoy, hay quien entiende esta narrativa como una premonición de lo que sucedería con su propio director. Y es que El Último Arrebato se centra precisamente en ese misterio irresuelto: ¿qué pasó con Iván Zulueta tras el éxito de Arrebato? Aclamado por la crítica y considerado una de las voces más prometedoras del cine español, el director eligió apartarse del foco público. Pasó sus últimos años retirado en San Sebastián, en un silencio que dejó mil incógnitass. La película de Medina y López Lavigne recorre ese vacío con testimonios de amigos, colaboradores y personas que lo conocieron de cerca. Entre ellos destacan Cecilia Roth, Marta Fernández Muro, Jaime Chávarri —íntimo amigo y parte esencial del proceso creativo de Arrebato—, Carlos Astiárraga, pareja de Zulueta, y el crítico Carlos F. Heredero, uno de los primeros en estudiar su universo artístico.
Iván Zulueta
Entre lo documental y lo experimental
El documental no se limita a reconstruir la biografía de Zulueta, oscila entre lo documental y lo experimental, emulando la propia naturaleza de Arrebato. Más que un repaso lineal, propone un viaje que busca entender la obsesión del cineasta con las imágenes y con la idea misma de filmar como un acto vital y destructivo a la vez. En la cinta conocemos a un artista compulsivo, que filmaba sin descanso lo que lo rodeaba. Para los directores, este material revela cómo el cineasta anticipó la dependencia actual hacia la autoimagen, una adicción hoy normalizada en las redes sociales.
Enrique López Lavigne
Entre lo personal y lo universal
La película también abre un diálogo entre lo personal y lo universal. Arrebato testimoniaba la adicción a la imagen, mientras que El Último Arrebato reflexiona sobre lo que queda de nosotros tras ellas: aquello que permanece en el cine, pero también lo que se pierde en el proceso creativo. Así, la desaparición no se entiende solo como un hecho físico, sino también como una erosión emocional y existencial. Zulueta se desvaneció poco a poco a la par que intentaba capturar la vida en celuloide.
Más allá de la figura individual, el documental reivindica un legado colectivo. Rescata a una generación de cineastas que en los años setenta experimentaron con nuevas formas de narrar — a menudo al margen de la industria y las convenciones. Zulueta se recuerda como pionero de un cine maldito, incomprendido en su momento pero crucial para el cine español contemporáneo. En este sentido, El Último Arrebato funciona también como una llamada de atención sobre la necesidad de preservar y redescubrir este patrimonio cultural.
Cartel para el Festival de Sitges
La desaparición de Iván Zulueta
No solo la desaparición física de Zulueta, sino también la de un cine que parece condenado al olvido, aunque siga vivo en la memoria de quienes lo vieron. El documental actúa como testamento y homenaje, recordando que estas películas, aunque ausente de las pantallas comerciales, nunca ha dejado de latir en el corazón de los cinéfilos — y en los archivos de las filmotecas..
En última instancia, El Último Arrebato no es solo una mirada nostálgica al pasado, sino un regreso a la vitalidad de un cine que todavía interpela. Con sus testimonios, imágenes inéditas y un tono que mezcla el homenaje con la investigación, Medina y López Lavigne invitan a mirar de nuevo ese espejo roto que es Arrebato, donde se confunden vida, obsesión y muerte. La película de Zulueta fue a la vez ópera prima y obra testamentaria. Ese mismo espíritu atraviesa el documental, que devuelve a la pantalla no solo la figura de un creador enigmático, sino también la certeza de que su arrebato sigue vivo, reclamando ser visto una y otra vez.
22 de septiembre de 2025 a las 21:29
Arrebato no fue la primera película de Zulueta, en 1969 dirigió Un, dos, tres, al escondite inglés.
18 de septiembre de 2025 a las 16:12
Excelente comentario.