
La nueva serie de Netflix, En el Barro, expone una prisión para mujeres, y no solo hablamos del hábitat donde se desarrolla, sino de todas las dinámicas de poder en las que se sustentan.
Valentina Zenere encabeza a un grupo de mujeres que, tanto por decisión propia, ajena o circunstancias de la vida, se ven entre rejas, enfrentadas diariamente a las disputas entre compañeras y sobreviviendo a las fuerzas externas ejercidas por un sistema que no concibe la inocencia. En el Barro es mucho más que una serie de reclusas: es una crítica a muchas formas de entender “lo que es justo”.
¿Es culpable todo aquel que está en la cárcel? Bajo esta premisa, En el Barro nos presenta a cinco mujeres que se suben a una furgoneta en dirección a ‘La Quebrada’. Una institución carcelaria para mujeres donde sigue el ritmo precedido por la serie original El Marginal. Muchos no conocerán esta primera serie argentina, y aunque no es indispensable para lograr entender la nueva propuesta de Netflix, gracias a esta serie nos dan personajes de gran fortaleza como una de sus protagonistas: Gladys, la mujer de Mario Borges, protagonista de El Marginal.

La mujer de Borges es el acero en esta serie
Si no has visto aún En el Barro, quizás es mejor que dejes de leer… Gladys es la responsable de salvar la vida de las otras protagonistas en los primeros cinco minutos de la serie, y este comienzo marca una unión que se desarrolla y estabiliza a lo largo de los ocho episodios. Sin duda, es el personaje más interesante junto a La Zurda y María, las dos cabezas de los bandos de la cárcel. No obstante, hay muchos que se han sentido defraudados al ver la fortaleza de este personaje diluirse en el transcurso de los episodios.
Cabe destacar que Gladys es una mujer que ha mamado la fuerza, es la mujer de un mafioso y sabe cómo es la violencia o las dinámicas en ciertos sitios. Lo notamos en varios momentos de la serie, sin embargo, sentimos que no llega a alcanzar un momento de liderazgo. Simplemente se enfrenta a lo que viene, y aunque para muchos esto supone una derrota para la mujer de Borges, en mi caso considero que es querer dar capas a un personaje que puede ofrecernos mucha profundidad.

Se siente sola, se ve encerrada en un sitio hostil. Echa de menos al que fue su marido, el cual ya no está en vida y no puede cuidar de ella. Tampoco vive su hijo y solo le queda su nieto, que se mantiene gracias a una amiga un poco loca que no piensa en las consecuencias. Gladys ha perdido mucho en El Marginal y en En el Barro su personaje va creciendo a lo largo de los capítulos para alcanzar el clímax en el último episodio y demostrar por qué era la mujer de un mafioso. Y esto nos da pena: estaba tan cerca de la libertad, pero a su vez acaba de dar inicio a un personaje que querremos mucho. Que puede recordarnos a Zulema, si quieres comparar con Vis a Vis.

Argentina estrena una serie que, para muchos, es un recuerdo de Vis a Vis
El proyecto español estrenado en 2015 que ha marcado a un público feroz. Sin embargo, En el Barro es muy distinta en muchas cosas con respecto a Vis a Vis. Existen otros códigos, otras formas de enfrentarse a las situaciones. Aunque claramente hay grandes similitudes: la figura de un médico abusador, un romance entre reclusa y carcelero, un sistema penal que deja mucho que desear… Y aunque busquemos parecidos, si ves la serie argentina de un tirón, no echarás de menos a Macarena, aunque quizás sí a Zulema.
Aunque Gladys es el centro de todo, a veces Marina, personaje de Valentina Zenere, se ha robado la pantalla en algunos capítulos. Y en ella podemos recordar a Macarena de Vis a Vis, una mujer que ha sido traicionada y que de manera injusta acaba en un sitio al que no pertenece. No entiende de violencia, no se ha relacionado nunca con criminales y, por supuesto, no sabe cómo salir de allí.

Perdidas innecesarias en En el Barro
Valentina nos ha dado un personaje que a veces queremos matar y que en otros momentos adoramos. La actriz ha creado una Marina que tiene mucho detrás y que, en mi opinión, no han dejado florecer. Considero que una sola temporada para este personaje es destruir todo el trabajo que estaba creando Zenere: ese dolor al hablar, esa falta de apoyo materno, esa búsqueda de amores que solo lastiman. Marina podía haber dado mucho y se ha resuelto en nada. Muy rápido su juicio, muy veloz la resolución y, sobre todo, muy anticipada su salida del proyecto.
Lo mismo ocurre con La Gallega, papel de la única española en el set, Ana Rujas. Es un personaje que tiene una gran mafia detrás, y el embarazo podía haberse desarrollado y roto, quizás, en la segunda temporada. Considero que no se ha ejecutado bien: se pierde esa fortaleza de la que hablan, se evapora ese cariño a su amor de toda la vida. Su “supuesta muerte” es un error que espero que subsanen, porque traer un elenco completamente nuevo es innecesario en una trama que comienza a funcionar.
De la misma manera, María, la supuesta mala de la serie, la cual acabas queriendo porque entendemos que tiene códigos y simplemente mueve hilos, fallece de una manera tan simple que dices: ¿por qué no la mataron en el primer episodio si tiene tan poco poder?

¿Qué se verá en la segunda temporada de En el Barro?
En definitiva, es una buena serie, tiene ritmo y los personajes están muy bien construidos. Pero creo que querer cerrar tantas tramas en una primera temporada es innecesario, y más cuando filmaron la segunda temporada de manera directa. No obstante, su director nos deja con ganas de más. Quiero saber qué pasa con el personaje de María Becerra, quiero descubrir qué esconde la supuesta “loca” Piquito, qué le harán a Gladys ahora que se ha sentenciado… Muchas preguntas, aunque algunas respuestas que nos han dado espero que las replanteen en la tercera temporada, porque sin duda se viene cárcel para rato. Y con gusto la veremos.

Ya está disponible la primera temporada de En el barro en Netflix