Evripidis and his Tragedies

Mucho más que pop barroco para superar crisis vitales.

Hace años que Evripides Sabatis -artísticamente Evripidis and his Tragedies– dejó su Atenas natal para instalarse en Barcelona, pero cual tragedia griega, su destino parece estar ligado irremediablemente al de su país de origen. Así lo atestigua su último trabajo, ‘Futile games in time and space’ (Snap! Clap!, Canada, 2016), un ejercicio de pop preciosista que es fiel reflejo de los dramas y las crisis existenciales por las que ha pasado el artista y que parecen discurrir en paralelo con la crisis financiera y moral que atraviesa el pueblo griego. Así, las canciones destilan desdicha, arrepentimiento y nostalgia, pero también de ganas sinceras de mirar hacia adelante, aprender de los errores y disfrutar el momento. Un canto de esperanza para tiempos difíciles.

Siendo este su mejor disco hasta la fecha, ‘Futile games in space and time’ se desmarca de sus dos anteriores trabajos gracias a una amplitud de miras que eleva las composiciones un paso más allá del pop barroco que ya conocíamos. Algo han debido contribuir los cinco años que han pasado desde su último largo, o que la grabación se haya hecho entre Nueva York, Berlín, Atenas, Madrid y Barcelona. O que esté respaldado por nombres como el de Uncle LD (Magnetic Fields) en las mezclas y Philip Granqvist (El Perro del Mar, Jens Lekman) en la masterización. Sea como fuere, a lo largo de los doce cortes del álbum hay espacio para composiciones recargadas marca de la casa (Futile games in space and time), otras más cercanas al new wave (He dances in the shadows), acercamientos al estilo crooner de los cincuenta (1959), al más melódico de los sesenta (Secrets of the Moon) e himnos de indie pop al más puro estilo Belle & Sebastian (Fifteen gain, Dreamboat).

Toda esta variedad estilística ha cobrado vida gracias al plantel de músicos que aparecen en los créditos. Un total de veinte amigos de Evripidis and his Tragedies (miembros de Extraperlo, Doble Pletina, Keep Shelly in Athens entre otros) contribuyen no sólo a rematar, sino a cimentar cada una de las composiciones sin que el resultado final sea una amalgama inconexa. Juegan un papel especialmente relevante las voces secundarias, que actúan a modo de conciencia del propio Evripidis dándole la réplica al protagonista de las canciones.

Evripidis and his Tragedies

Fotos de Daniel Riera

Pero si hay algo que define este disco y lo eleva sobre otros trabajos similares es la facilidad que tiene para conectar con toda una generación a través de experiencias propias. La generación de los sueños frustrados, esa que se niega a admitir que es adulta, que tiene miedo al compromiso, a las responsabilidades y que, aún pareciendo no tener un futuro por delante, está llena de alegría y vitalidad. Todas estas situaciones se plasman a través de relaciones que empiezan, otras que acaban, sus ritos, sus incertidumbres y su anatomía. Es fácil sentirse identificado con cualquiera de las situaciones y momentos descritos y es en ese momento, cuando lo personal se convierte en general, cuando la fórmula funciona.

Es este, en definitiva, el trabajo más maduro del griego, el más universal y el más cercano. Un punto de inflexión en su carrera que no sólo confirma su gran talento como compositor sino que descubre a un gran letrista, observador y cronista de nuestro tiempo. Merece una escucha atenta.