
La exposición Mensch Maschine: Return to Earth explora la inteligencia artificial y los límites entre humano, máquina, naturaleza, memoria y futuro en la E-Werk Luckenwalde desde el 19 de septiembre hasta el 22 de febrero.
El relato del progreso ha llegado a un punto de fractura. Tras miles de millones de años sosteniendo vida, el planeta Tierra se tambalea por el peso de la extracción y el abandono. Toda esta destrucción comprimida en apenas dos siglos de industrialización acelerada. Frente a este colapso ecológico, la exposición Mensch Maschine: Return to Earth (Retorno a la Tierra) plantea un gesto de resistencia para volver a situar los sistemas vivos en el centro de nuestra inteligencia, en lugar de reducirlos a meros recursos al servicio de la ambición humana.
Foto de portada y sobre estas líneas: Kira Xonorika, Deep Time Dance (2024-2025), fotograma
Maithu Bùi, Operation Remediation, 2025, fotograma. Cortesía del artista
La exposición Mensch Maschine tiene como sede E-Werk Luckenwalde, y la muestra reúne a ocho artistas y colectivos que exploran los límites entre humano y máquina, animal y planta, memoria y futuro. Lejos de ofrecer un discurso unívoco, la propuesta abre un espacio especulativo y plural donde conviven tecnologías ancestrales, saberes comunitarios y experimentaciones digitales.
Kira, retrato. Foto: Pablo Manrique
Entre la IA, la ecología y la máquina
Los proyectos presentados orbitan en torno a una pregunta urgente: ¿cómo imaginar relaciones simbióticas entre ecología y tecnología? Desde los “laboratorios de memoria ancestral” que rescatan epistemologías africanas (hn. lyonga & Safiya Yon), hasta las instalaciones que cartografían paisajes de guerra en Ucrania (Sonya Isupova), los artistas revelan los pliegues donde las infraestructuras del poder se cruzan con historias íntimas y cosmologías colectivas.
Sonya Isupova, La Becque
El dúo Emerson Culurgioni & Viktor Brim rastrea la extracción de níquel en el sudeste asiático para evidenciar cómo la transición energética “verde” reproduce lógicas coloniales de explotación. Kira Xonorika, por su parte, entrelaza cosmología guaraní y futurismos indígenas en un monumental diálogo entre danza, escultura y video. Maithu Bùi investiga las “ecologías bomba” del Vietnam posbélico, donde la biotecnología y la memoria del conflicto se entrelazan en su proyecto Operation Remediation.
Emerson Culurgioni & Viktor Brim
Kira Xonorika, Deep Time Dance (2024-2025), fotograma
Maithu Bùi, Mathuật – Mmrbx, 2022, fotograma. Cortesía del artista
Hendawi y Rae Hsu interrogan las relaciones humanas con la tecnología y el planeta: Assem Hendawi aporta una voz crítica sobre las infraestructuras contemporáneas, mientras que Rae Hsu —en Water Remembers What Capital Forgets— une el tejido ancestral con la volatilidad financiera para evidenciar la materialidad de la inteligencia artificial.
Assem Hendawi
Hsurae, Panspermia. Foto: Steve Boxall
Mensch Maschine: imaginarios para un mundo en crisis
La exposición se resiste a la idea de que el arte deba “salvar el mundo”. Más bien, abre imaginarios, convoca memorias y activa relatos que nos ayudan a pensar desde la complejidad, la empatía y la imaginación especulativa. En tiempos de emergencia climática, guerras globales y democracias frágiles, Mensch Maschine propone situar el arte como catalizador de preguntas: ¿qué futuros posibles se abren cuando la tecnología deja de ser instrumento de violencia y se reconecta con la vida?
Hsurae, bagtheory. Foto: Chi Po-hao
Los curadores han tejido un programa que, además de la exposición, incluye Mensch Maschine Musik —un evento sonoro con Bendik Giske, Discovery Zone y Nazanin Noori— reafirmando la apuesta por formatos híbridos y comunitarios.
Hsurae, Empathy Machine. Cortesía la artista
Más que una exposición, Return to Earth es un llamado: volver a escuchar a la Tierra no como fondo inerte, sino como un entramado vivo de memorias, resistencias y futuros en disputa.
hn. lyonga & Safiya Yon, Healingspace. Foto © Tembela Toto Kiesa
Emerson Culurgioni & Viktor Brim
Mensch Maschine: Return to Earth del 19 de septiembre hasta el 22 de febrero en la E-Werk Luckenwalde
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