
Good Boy llega a Filmin como fenómeno viral: terror desde la mirada de un perro, rodaje innovador y éxito inesperado internacional.
La sorprendente Good Boy, primera película de terror narrada desde la mirada de un perro, llega a Filmin tras convertirse en un fenómeno viral y en uno de los títulos independientes más comentados de la temporada. El éxito se debe en gran parte a Indy, el perro protagonista y mascota del director Ben Leonberg.

Un debut que sacude el género
Con apenas 72 minutos de metraje, Good Boy se presenta como una de las propuestas más singulares del cine de terror reciente. Seleccionada en Sitges y estrenada en cines españoles en octubre, la película aterriza en Filmin el 19 de diciembre avalada por un recorrido inesperadamente fulgurante. Su estreno internacional superó los 8,5 millones de dólares, una cifra notable para una producción independiente y que la ha convertido en la segunda película más taquillera de IFC/Shudder.

El éxito se debe en gran parte a Indy, el perro protagonista y mascota del director Ben Leonberg, cuya interpretación ha sido premiada en el festival SXSW y recientemente nominada a Mejor Interpretación en los Premios Astra, un hito histórico: es el primer perro en lograrlo.

Terror desde cuatro patas
Leonberg debuta con una historia tan sencilla como evocadora: Indy, un perro leal, se muda con su dueño Todd a una casa rural donde empieza a percibir fuerzas sobrenaturales invisibles para los humanos. Esta inversión del punto de vista —la cámara asume literalmente la percepción del animal— dota a Good Boy de una sensación de extrañeza y vulnerabilidad inédita.

El reparto incluye a Larry Fessenden, uno de los nombres esenciales del terror independiente estadounidense, cuya presencia aporta resonancias cinéfilas que dialogan con títulos como Session 9 o Tú eres el siguiente. Esa mezcla entre sensibilidad indie y experimento formal ha contribuido a consolidar la película como el fenómeno viral de la temporada.

Un tráiler que cambió todos los planes
El primer tráiler, lanzado el 18 de agosto, acumuló más de un millón de visualizaciones en 24 horas. El impacto fue tan inmediato que IFC Films decidió transformar lo que iba a ser un estreno limitado en una distribución amplia, algo inusual para una película tan pequeña. Filmin también modificó su estrategia inicial ante el creciente interés.

Un detalle revela la magnitud del fenómeno Good Boy: las búsquedas en Google de la frase “¿muere el perro al final?” se dispararon un 2000% tras la publicación del tráiler. El dato habla de la empatía instintiva que despiertan los animales en pantalla, una cuestión que el propio Leonberg reivindica: “El público siente más compasión por los animales que por los personajes humanos”.

Tres años, 400 días de rodaje y un método propio
Hacer una película desde la perspectiva de un perro exigió desarrollar un sistema de producción totalmente nuevo. Leonberg lo resume así: “Filmamos durante más de 400 días en tres años”. A diferencia de otras películas con animales, que suelen contar con varios dobles, el equipo trabajó solo con Indy, adaptándose a su comportamiento real.

El objetivo era que el perro reaccionara con naturalidad, sin antropomorfismos ni artificios. No piensa “como un humano”, sino que responde por instinto, sensaciones y razonamientos simples, incluso cuando las fuerzas sobrenaturales irrumpen en la trama.

Con su mezcla de innovación técnica, sensibilidad animal y terror atmosférico, Good Boy se consolida como una pequeña revolución cinematográfica, capaz de conmover a los amantes del género y de abrir nuevas posibilidades narrativas en el cine fantástico contemporáneo.