
La fe y la familia dos temas delicados que la directora Alauda Ruiz de Azúa aborda en su nueva película Los Domingos.
Tras triunfar en su paso por el Festival de San Sebastián, Los Domingos llega a las salas de cine para hacer reflexionar al espectador lanzando un dilema moral: ¿qué pasa si alguien al que amas quiere ser monja de clausura? La película se estrena el 24 de octubre en cines.
En la imagen superior Alauda Ruiz de Azúa.
En los últimos años hemos conocido muchas historias escritas y dirigidas por directoras que versan sobre la familia y reflexionan sobre esta institución a veces tan convulsa y problemática, otras, un pilar que constituye la identidad.
La filmografía de Alauda Ruiz de Azúa versa sobre la multitud de facetas que conviven en el seno de la familia. Así, emocionó con Cinco Lobitos, una historia sobre la maternidad, la herencia y el paso del tiempo. Conmovió con la serie Querer poniendo sobre la mesa la violencia de género y la violencia judicial ejercida sobre una mujer y madre maltratada además del daño que se ejerce sobre el resto de miembros de, este caso, una familia rica y acomodada. Ahora, Los Domingos, expone un dilema moral sobre la fe, la tolerancia y la aceptación. Cada uno en su casa que haga lo que quiera, al menos eso dicen. Pero, ¿qué pasa si sucede dentro de las puertas de nuestro hogar?

Contando con el reparto de las caras y el talento femenino más en auge del cine español en este momento, Patricia López Arnaiz y Nagore Aranburu, encarnan las dos caras de la moneda.
Una mujer atea, librepensadora y una madre superiora del convento, correspondientemente, son las dos fuerzas que mueven la trama de esta película. Una niña de 17 años, a punto de acabar sus estudios, Blanca Soroa, quien debuta con esta historia en la gran pantalla, anuncia que quiere ser monja de clausura un hecho que hace tambalear la estabilidad y saca a relucir las sombras que persiguen a los miembros de una familia marcados por la pérdida y problemas económicos. Cuando el espectador se enfrenta a una narrativa que dialoga con la religión, no podemos obviar la ideología que cada uno de nosotros lleva consigo. Sin embargo, Los Domingos regala un espacio de reflexión y duda ante las diferentes posturas y logra un viaje de duda ante el porqué de las decisiones que tomamos en la vida.
Blanca Soroa, Alauda Ruiz de Azúa y Patricia López Arnaiz.
Con una banda sonora que combina las canciones del coro con el reggaeton más actual y rodada en el País Vasco, esta película original de Movistar + ha triunfado en su paso por el Festival de Cine de San Sebastián enmarcada en la Sección Oficial del Festival.
Hemos hablado con Alauda Ruiz de Azúa sobre todo ello:
¿Cómo surgió la idea y cómo quisiste acercarte a este mundo de la religión, la entrega y la clausura?
Alauda Ruiz de Azúa: La historia surgió hace muchos años, cuando yo era mucho más joven y asistí a una historia similar de una chica que entró a un convento de clausura con 18 o 19 años, en ese momento me llamó mucho la atención, seguramente por mi propia juventud también. Fue un tema que se quedó conmigo. En esa época ni podría imaginarme que sería directora de cine, quería hacer películas pero no estaba preparando nada. Después de rodar Cinco Lobitos, sentí que tenía el ángulo para contar esta historia, porque hablé sobre la maternidad y la familia, y era un buen ángulo para abarcar y entender toda esta complejidad.

Es una película abierta, sin posicionamiento y con personajes que defienden puntos de vista bastante opuestos pero que consiguen que el espectador empatice, cómo fue el proceso de la escritura de guión.
Alauda Ruiz de Azúa: Cuando digo que es lo más complejo que he hecho es así. Yo, por ejemplo, estoy más cerca del personaje de Maite en la educación y en la postura, pero para mí la complejidad y el riesgo era plasmar con honestidad todos los puntos de vista sabiendo que iban a tener unos puntos de vista muy extremos entre todas las figuras. Intentar retratar todo eso desde un lugar honesto ya que iba a surgir la confrontación en la propia película, pero también intentar dejar al espectador su espacio para extraer sus propias decisiones.
Yo entiendo que todos vamos a llegar con una mochila de lo religioso a la película y esta te va a devolver un reflejo.
Pero en este reflejo también hay preguntas y algunas pueden ser incómodas. Al final para mí la película habla de la fragilidad de la tolerancia. Es muy difícil ser tolerante genuinamente cuando lo que ocurre pasa dentro de tu casa, y no hablar del ‘cada uno en su casa que haga lo que quiera’. Cuando pasa en tu familia, se mezcla con lo afectivo y al mismo tiempo puedes plantearte si todo es tolerable.

¿Crees que se aceptan este tipo de decisiones en una realidad contemporánea?
Alauda Ruiz de Azúa: No es un fenómeno multitudinario pero sí existe. Siempre te encontrabas un perfil de monja migrante y otro de chicas de clase media alta, con brillante expediente académico a punto de entrar a la universidad y llenas de inquietudes sociales. Si sigue pasando y sigue ocurriendo con su proceso de discernimiento y demás.
Estas vocaciones ocurren en familias que tienen algún vínculo con lo religioso, sin necesidad de ser extremos. Muchísimas veces, cuando ellas comunican el deseo de entrar en la orden, la familia a pesar de su fe, no lo compartía y se oponía firmemente. Dentro de la sensibilidad religiosa, hay muchos niveles.
Tus trabajos siempre versan sobre la familia y temas comunes como la violencia machista o la maternidad, en esta película, conocemos una realidad familiar de pérdida, miedo, desconocimiento y amor, cuéntame un poco más sobre ella.
Alauda Ruiz de Azúa: Hay algo que tiene que ver sobre dónde está la tensión de la película y versa sobre hasta qué punto estas decisiones son genuinas, divinas, espirituales o es algo que se ha construido de otra manera empujado por un mundo adulto tanto religioso como familiar. ¿Cómo podemos saber si es algo espiritual o no? Muchas veces sucede en chicas muy jóvenes que son muy inteligentes pero les falta tomar perspectiva vital, están empezando a sentir cosas adultas por primera vez con mucha intensidad propia de la adolescencia.

El retrato de la adolescencia marcada por una decisión como esa
Alauda Ruiz de Azúa: Las sensaciones más complejas que he intentado retratar es que a veces tratamos a los adolescentes con simpleza, pero creo que son perfectamente capaces de entender lo que es un vacío existencial y el vértigo ante la incertidumbre. Y más en este caso cuando la protagonista ha sufrido la pérdida. Había algo de lógica, sin restarle ingenuidad pero no quitarle complejidad.
Un mundo en el que conviva todo en esa necesidad de afecto, en esa identidad, en esa necesidad de sentirse viva y completa. Tanto un primer amor con un chico como una necesidad espiritual.
Lo que me contaban es que estas decisiones se podían tumbar porque se cruzaba un amor en el camino y algo que fue bonito en ese proceso de investigación es cuando hablé con una psicóloga y le comenté si esto no era contradictorio, y me dijo que justamente este momento de juventud si se distingue por algo es por la incoherencia y todo lo que sentimos es real y cuando entendí eso fue muy liberador para hacer este retrato sin ningún tipo de complejo. Y saber que todos estos sentimientos encontrados son muy intensos y esto es algo muy poderoso que no se puede negar.

La música, quevedo… un himno, todas las canciones que has elegido hablan de sexo
Alauda Ruiz de Azúa: Soy muy pudorosa a la hora de poner musica, por que es muy fácil que empuje al espectador y en esta película estaba tratando de generar un espacio para que el espectador viajase y mostrar situaciones incómodas, tensas pero sin premiar un lado de la balanza y después de una unas versiones de guión, el coro llego de una manera más orgánica y narrativa, por que era un espacio para que Ainara se desarrollara más allá del colegio y tuviera contacto con otra gente y le pegaba al perfil de chica como ocio. Y luego me di cuenta de que perfectamente podría ser la Bso de la película en momentos claves.
Siempre había algo muy importante y es que el mundo terrenal y el religioso no fuesen dos mundos diferenciados si no que se mezclaran todo el rato.
En nuestro mundo y en lo que heredamos, es así. En el reggaeton, encuentras letras en las que se habla de sexo explicito y en la siguiente estrofa hablan de ir a misa y Karo G acaba de cantar en el vaticano… es raro. Y al mismo tiempo la música coral también puede hablar de cosas muy carnales y terrenales. En un plano más metafórico y poético este trasvase se da, no vivimos bajo unas líneas tan estrictas.
Los Domingos se estrena el 24 de octubre en cines.