
En el bucólico paisaje de Suffolk, al este de Inglaterra, se ha levantado Housestead, una vivienda diseñada por Sanei + Hopkins que es mucho más que una casa.
Una pareja de arquitectos, y padres de cinco hijos, ha transformado un terreno familiar en un laboratorio de ideas y refugio vital. En el bucólico paisaje de Suffolk, al este de Inglaterra, han levantado Housestead, una vivienda diseñada por Sanei + Hopkins que es mucho más que una casa: una propuesta radical sobre cómo vivir en armonía con el entorno, integrando naturaleza, arquitectura y vida cotidiana.

Housestead está inspirada en las antiguas granjas inglesas, pero pensada para el siglo XXI. Una construcción fragmentada en cuatro bloques independientes plantea un modelo rural regenerativo y profundamente humano ¿Cómo repensar la vida rural desde lo contemporáneo, sin caer en clichés ni renuncias? La respuesta, construida con precisión y emoción, se encuentra en esta historia de paisaje, familia y visión arquitectónica.

El estudio Sanei + Hopkins ha diseñado Housestead, una vivienda experimental que reinterpreta la tipología de la granja inglesa
Nos encontramos en Suffolk, en un enclave natural protegido dentro de una finca familiar de 162 hectáreas, donde el estudio Sanei + Hopkins ha diseñado Housestead, una vivienda experimental que reinterpreta la tipología de la granja inglesa desde una mirada contemporánea, ecológica y profundamente personal. Fundado por Amir Sanei (Teherán, 1968) y Abigail Hopkins (Stoke-on-Trent, 1967), el estudio convierte este autoencargo en una propuesta arquitectónica ambiciosa, a la vez íntima y replicable: un modelo de vida rural intergeneracional, sostenible y en armonía con el paisaje.

La casa se divide en cuatro bloques diferenciados
La decisión de dividir la casa en cuatro bloques diferenciados —Vivir, Dormir, Trabajar y Servicio— parte de una experiencia vivida: durante más de 15 años, la familia ocupó una pequeña casa en la finca, donde el tránsito exterior entre anexos formaba parte de la rutina cotidiana. Esa relación activa con el entorno es ahora la base del proyecto. En lugar de agrupar las funciones bajo un mismo techo, los arquitectos apuestan por una disposición en cruz abierta, con los volúmenes orientados según los puntos cardinales, el sol y las vistas.

“Queríamos que cada bloque expresara su función, su orientación y su relación con el entorno de forma precisa y coherente”, explica Abigail Hopkins. El bloque de Estar, orientado al sur y completamente acristalado bajo un tejado de paja, actúa como colector solar pasivo, captando luz y calor durante el invierno. El bloque de Dormir, al este, es un invernadero superaislado que combina tecnologías solares térmicas y fotovoltaicas. El de Trabajo, al oeste, se eleva para obtener vistas largas y aprovechar la luz de la tarde. El bloque de Servicios, al norte, se presenta más cerrado y robusto, minimizando pérdidas energéticas.

Aunque los materiales y estilos varían entre las construcciones —alerce ennegrecido, ladrillo, vidrio, techos de paja—, el conjunto forma una composición coherente y precisa. “Housestead no es una casa única, sino un sistema de pertenencia entre generaciones, arquitecturas y paisajes. Una estructura abierta que evoluciona con la vida que contiene”, apunta Sanei.

La familia de arquitectos con cinco hijos Sanei y Hopkins, han convertido su vivienda en un laboratorio doméstico
El proyecto funciona también como campo de ensayo. Como familia de arquitectos con cinco hijos, Sanei y Hopkins han convertido su vivienda en un laboratorio doméstico donde experimentar con estrategias pasivas y materiales saludables. La ventilación cruzada, la inercia térmica, la orientación solar, la recuperación de calor y el control de sombras permiten reducir el consumo energético sin renunciar al confort. Aproximadamente el 75 % de la demanda anual se cubre con energía generada en el lugar, aunque la vivienda sigue conectada a la red. “No usamos baterías por ahora; preferimos un sistema adaptable, capaz de evolucionar con el tiempo”, explican.

“Abrazamos la libertad de estar siempre al aire libre” Abigail
Una de las claves del diseño está en los espacios intermedios. El patio central y los recorridos entre bloques actúan como umbrales activos, vestíbulos al aire libre que traen luz, aire, aromas y clima al interior de la experiencia doméstica. “Basándonos en nuestra experiencia anterior, abrazamos la libertad de estar siempre al aire libre”, dice Abigail. Esta exposición cotidiana al exterior fomenta una vida más activa y saludable, y refuerza el vínculo con el paisaje.

Construir en una Zona de Belleza Natural Excepcional supuso un desafío adicional. Aunque el diseño fue bien recibido por su sensibilidad ambiental, el proceso de obtención de permisos requirió paciencia, detalle y una justificación rigurosa. No bastaba con minimizar el impacto: había que demostrar una contribución positiva al entorno. El proyecto incorpora estrategias como la reforestación con especies autóctonas, la regeneración del brezal costero, la recogida de agua de lluvia para usos no potables y la integración de la fauna local mediante la preservación de corredores ecológicos.

La ejecución se desarrolló en estrecha colaboración con artesanos locales
La ejecución se desarrolló en estrecha colaboración con artesanos locales. El tejado de paja fue realizado por David Rackham, maestro techador de 14ª generación con sede en Beccles. Los carpinteros, albañiles y pintores viven todos en un radio de ocho kilómetros. El uso de materiales de bajo impacto, como madera local, pintura natural y baldosas de barro cocido, no solo mejora el ambiente interior, sino que refuerza el sentido de pertenencia al lugar. El bloque de Dormir, por ejemplo, está revestido de alerce de Essex pintado con una emulsión típica de granero. En el interior del bloque de Estar, un altillo en forma de nido se asienta entre vigas de madera, dominando un salón abierto con vistas al brezal.

Un modelo alternativo de vivienda rural: modular, adaptable, sensible al lugar y a la escala humana
Con una superficie total de 510 m² y un coste medio de 2.867 euros por m², Housestead no solo responde a las necesidades de una familia numerosa, sino que propone un modelo alternativo de vivienda rural: modular, adaptable, sensible al lugar y a la escala humana. El jurado del Riba East Award 2025, que otorgó un premio al proyecto, destacó “la alegría y precisión con la que se combinan los elementos arquitectónicos”. Housestead está también preseleccionado para el Riba House of the Year.

Más que una casa Housestead es un manifiesto construido. Una propuesta que actualiza la vida en el campo desde la cercanía con el territorio, el respeto por el medio y la celebración de los ritmos cotidianos. Un lugar donde arquitectura, familia y paisaje encuentran su equilibrio.


Housestead
Arquitectos: Sanei + Hopkins
Consultoría ambiental, Mep y sostenibilidad: Max Fordham LLP – Andrew Stephen
Ingeniero estructural (acero y acristalamiento): Teckniker Consulting Engineers – Matthew Wells
Ingeniero estructural y civil: G C Robertson – John Davies
Superficie construida: 510 m²
Coste aproximado por m²: 2.867 euros