
Entrevista a Laura San Segundo recorriendo trayectoria, influencias y procesos, explorando su mirada poética, proyectos recientes, colaboraciones y su relación con tecnología.
La fotógrafa y artista visual Laura San Segundo, recientemente galardonada con el Premio Neo2 a Mejor Artista, se ha consolidado como una de las voces más sugerentes de su generación. Su trabajo, situado entre la puesta en escena, la investigación visual y una exploración íntima de la narrativa contemporánea, ha encontrado un lugar propio en el panorama actual.
Imagen superior: Las hijas de Minerva. 2024.
El recinto circular. 2023. Proyecto expositivo y fotolibro.
En los últimos años Laura San segundo ha presentado proyectos en espacios como PhotoEspaña, el Museo Nacional del Romanticismo o gnration (Braga), donde expone actualmente Los cuerpos que despedimos, una pieza profundamente personal que transforma el duelo en un lenguaje visual poético. Su obra convive con referencias literarias, ecos del dadaísmo, una particular sensibilidad hacia el color y una lectura crítica de la historia del arte. Charlamos con ella para entender cómo se construyen esas imágenes que, desde lo cotidiano, abren otras formas de mirar.
El recinto circular. 2023. Proyecto expositivo y fotolibro publicado gracias al Premio Fotolibro<40 de la Comunidad de Madrid.
Belén Vera: Háblanos de tus inicios. Estudiaste Bellas Artes en la Complutense y Fotografía en Londres. ¿Recuerdas algún momento o descubrimiento que te hiciera entender que tu camino estaba en la imagen y no en otro lenguaje artístico?
Laura San Segundo: En Bellas Artes pude probar muchas técnicas y disciplinas, pero, sobre todo, familiarizarme con ciertos códigos y lenguajes que todavía no estaban muy presentes en el mundo de la fotografía en España. En Londres me encontré con una fotografía mucho más conectada con el arte contemporáneo, y ahí sentí que todos mis intereses por fin encajaban. Fue casi una revelación: me podía reconocer en las imágenes que hacía, algo que no me había pasado de la misma manera con ningún otro medio. Hoy, por suerte, los límites entre disciplinas son mucho más difusos, aunque todavía hay círculos en los que la fotografía se sigue viendo como algo separado del resto de las artes visuales.
El recinto circular. 2023.
“En un nuevo entorno, la intención de crear y la curiosidad son lo que más me inspira y despierta.”
Has vivido en ciudades como París, Reikiavik o Tokio gracias a distintas residencias. ¿De qué manera esos contextos han influido en tu forma de mirar o trabajar?
Laura San Segundo: Cuando salgo de mi entorno habitual, que ya de por sí me resulta muy estimulante, lo que más me influye no es tanto el lugar en sí, sino el hecho de estar allí con la intención de crear algo. En esos momentos me siento más conectada con mi trabajo, más inspirada y despierta. Claro que la identidad y la cultura de cada sitio también influyen, pero al final creo que todo tiene más que ver con mi propia disposición: con la curiosidad y la actitud con las que llego a esos lugares.
El recinto circular. 2023.
En tus proyectos hay una puesta en escena muy cuidada, con un uso muy físico del color, del cuerpo y del espacio. ¿Cómo se articula tu proceso?
Laura San Segundo: Casi siempre la idea de un proyecto surge a partir de imágenes que ya he hecho y que, de forma un poco mágica, encajan con algo que estoy leyendo, investigando o simplemente con algo que he visto o escuchado. Es casi como un impulso eléctrico que pone en marcha una máquina. Siempre hay un disparador que me da las primeras claves, y a partir de ahí voy sumando nuevas fotos a esa semilla inicial.
“Las imágenes funcionan como un impulso eléctrico: una semilla inicial que activa el proyecto y termina guiándome mucho más de lo que yo misma proyecto en él.”
Por otro lado, esas decisiones formales que tienen que ver con el color, el cuerpo o el espacio son como el prisma desde el que me enfrento a esas imágenes nuevas que todavía no existen. Es mi forma de partir de algo seguro, de un cierto orden o estructura que me sirve para acercarme a algo que, al principio, siempre es un poco borroso o escurridizo. Últimamente intento que eso que llamamos “estilo propio” no me limite demasiado. Lo más importante para mí es escuchar el trabajo una vez hecho, porque siempre me devuelve mucho más de lo que yo misma puedo haber proyectado en él. De algún modo, es el propio trabajo el que me guía hacia el siguiente.
Ejercicios de Mimetismo III. 2022. Instalación y performance realizadas en colaboración con el artista Alejandría Cinque para la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid.
Háblanos de tus referentes culturales y artísticos
Laura San Segundo: Siempre me ha interesado el humor, la ironía, el juego y la libertad interdisciplinar del dadaísmo. Pero, en general, la historia del arte es una fuente enorme de inspiración para mí. Muchos de mis proyectos nacen de volver a mirar otras obras o modos de representación y traerlos al presente desde un punto de vista más crítico o personal.
También me inspira mucho la literatura: la palabra como punto de partida para pensar, para articular una idea o un proyecto. Ahora, por ejemplo, estoy muy metida en la poesía de Chika Sagawa. Dentro de la fotografía, creo que mi principal referencia ha sido siempre la Escuela de Düsseldorf, por esa manera tan limpia, directa y sin dramatismo de mirar.
“Siempre me ha interesado el humor, la ironía, el juego y la libertad interdisciplinar del dadaísmo”.
Imagen para la obra Decimos Verdades que Parecen Mentiras de la Compañía Nacional de Danza. 2025.
En tus proyectos personales y de encargo hay una clara preocupación por la puesta en escena ¿Cómo construyes esas composiciones que, aun partiendo de lo cotidiano, tienen algo teatral o escenográfico?
Laura San Segundo: Aunque mi trabajo se defina, sin ninguna duda, como fotográfico, no me interesa demasiado el carácter documental o testimonial inherente a la propia naturaleza de la fotografía que, desde su invención, estuvo ligada a esa representación fiel del mundo y a la captura de un instante. Esa descontextualización de aquello que fotografío, aunque se trate de algo cotidiano, es una estrategia que me permite vincularlo libremente con otros significados y narrativas. Para mí, las imágenes son siempre un soporte sobre el que puedo proyectar lo que quiera, por eso acaban adquiriendo esa pátina teatral o escenográfica, incluso cuando ni siquiera son imágenes de estudio, sino tomadas directamente de la calle.
“No me interesa el carácter documental; descontextualizo lo fotografiado para vincularlo libremente a otras narrativas.”
Las hijas de Minerva. 2024. Proyecto realizado junto a Alejandría Cinque para el Museo Nacional del Romanticismo, bajo la dirección de PhotoEspaña.
En tu encargo para la CND durante la temporada 2024-25, colaboraste con el equipo de diseño de Tres Tipos Gráficos para redefinir la identidad visual de la compañía y fotografiar tanto producciones nuevas como clásicos como La Sylphide o Don Quijote. ¿Cómo abordaste el reto de integrar una mirada contemporánea a piezas tan reconocidas sin perder su esencia histórica?
Laura San Segundo: La danza clásica casi siempre se asocia a un tipo de fotografía muy tradicional, y la idea de Muriel Romero, la nueva directora de la compañía, era desmarcarse de ese universo. Ese fue el punto de partida para pensar una propuesta más poética, en la que pudiéramos jugar con el cuerpo de una forma más escultórica y con los objetos desde lo simbólico, sin caer en los clichés de la pose de ballet, la gestualidad clásica de las manos o el tutú.
“Buscábamos una propuesta poética y simbólica, alejándonos de los clichés del ballet para jugar con el cuerpo y el vestuario de forma más libre y escultórica.”
En La Sylphide, decidimos representar a su protagonista como un globo, sin ningún otro elemento. Pero la idea no terminó de entenderse del todo, así que con Don Quijote buscamos un vínculo más directo con la obra y utilizamos su propio vestuario de forma más libre: superponiendo prendas o mezclando el vestuario masculino y femenino. Las producciones nuevas, como Decimos verdades que parecen mentiras, fueron más sencillas porque aún no tenían una imagen icónica.
Las hijas de Minerva. 2024.
La inteligencia artificial está transformando la manera en que producimos y entendemos las imágenes. ¿Qué relación tienes con esta tecnología?
Laura San Segundo: Como muchas otras tecnologías, la inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta más con la que podemos hacer muchas cosas, incluso algunas que no serían posible sin ella. Pero ahí es donde, de momento, he puesto mi límite: intento no usarla para hacer aquello que ya puedo hacer por mí misma, ni siquiera cuando se trata de hacer las cosas más ágiles o rápidas. Tengo el compromiso personal de frenar todo aquello que me acelere todavía más, de salirme de esa lógica productiva tan agresiva siempre que sea posible. En otros ámbitos quizá sería como ponerse una piedra en el zapato, pero creo que, como artista, puedo permitírmelo y me lo tomo como un pequeño privilegio.
“Freno el uso de la IA para salir de la lógica productiva; me lo tomo como un pequeño privilegio artístico.”
Las hijas de Minerva. 2024.
Recientemente has colaborado con Alejandría Cinque en la videoperformance Las hijas de Minerva. Háblanos de este proyecto. ¿Cómo surgió? ¿Cómo fue ese proceso conjunto?
Laura San Segundo: Alejandría Cinque y yo ya habíamos trabajado juntos en varios proyectos que revisaban los grandes géneros de la historia del arte, como la naturaleza muerta o el retrato, con un interés especial en cómo la tradición dialoga con lo contemporáneo. Nos gusta explorar cómo las imágenes clásicas pueden reinterpretarse, transformarse o seguir resonando dentro del contexto visual actual.
“Nos interesa cómo las imágenes clásicas pueden reinterpretarse y seguir resonando hoy; de ahí nació Las hijas de Minerva, un diálogo vivo entre tradición y contemporaneidad.”
A partir de esos trabajos, PhotoEspaña nos propuso crear un proyecto nuevo específicamente para el Museo Nacional del Romanticismo; un palacete que recrea la vida y las costumbres de la alta burguesía del siglo 19, con la idea de que dialogara con su colección, con el romanticismo español o con la propia historia del edificio. Así nació Las hijas de Minerva. Una instalación fotográfica que se expuso en la planta noble de esta casa-museo, y una videoperformance. Recientemente, recibimos una beca del Centro Coreográfico María Pagés para transformar el proyecto en una pieza escénica en la que seguimos trabajando.
La sala de billar, un espacio históricamente masculino, se convierte en vuestra pieza en un escenario de acción y resistencia. ¿Cómo nació esta idea?
Laura San Segundo: En una de las visitas al museo descubrimos que, alrededor de la mesa de billar, había retratos de mujeres que mostraban cómo los espacios domésticos se organizaban por género. La sala de billar era territorio masculino, las mujeres solo podían observar. Esa idea de la observación pasiva fue nuestro punto de partida. En Las hijas de Minerva, un grupo de jugadoras, interpretadas por bailarinas y vestidas como Minervas, transforman el espacio simbólicamente. La partida de billar se convierte en un campo de batalla performativo donde ellas actúan, compiten y se emancipan de los roles femeninos.
“En Las hijas de Minerva, jugadoras vestidas como Minervas transforman la sala de billar, un espacio masculino, en un campo de batalla performativo que las emancipa.”
Los cuerpos que despedimos. 2025. Exposición que recoge la experiencia simbólica de un viaje a Tokio como ritual de despedida.
Tu exposición Los cuerpos que despedimos, que puede verse hasta el 27 de diciembre en gnration (Braga, Portugal), se adentra en un territorio nuevo dentro de tu práctica: más íntimo, más narrativo, casi confesional. ¿Cómo ha sido para ti transformar el duelo en una forma visual y poética? ¿Cuándo sentiste que este proceso personal podía convertirse también en una obra compartida con otros?
Laura San Segundo: En el centro de este proyecto hay un archivo con más de doscientas fotografías domésticas de principios y mediados del siglo 20 en las que aparecen mujeres junto a sus perros. Empecé a coleccionarlas de forma casi obsesiva después de la muerte de mi perra, que ocurrió en Madrid mientras yo estaba en Tokio, sin poder despedirme de ella. Durante años sentí que tenía que hacer algo con esa colección. Pero nunca conseguía darle forma, hasta que comprendí que ese bloqueo tenía que ver precisamente con eso: con la despedida que nunca pude tener.
“El viaje a Tokio fue un ritual de despedida que transformó mi duelo en un lenguaje visual poético.”
Decidí volver a Tokio en el noveno aniversario de su muerte y convertir ese viaje en un ritual de despedida. Abordando el duelo no solo como una emoción, sino también como una forma de mirar, llena de observaciones sobre la ciudad, reflexiones a partir de esas imágenes encontradas y una idea del tiempo y el espacio como algo maleable. Fue un trabajo muy transformador, porque implicó mirar algo doloroso desde un lugar poético y creativo. Y reconciliarme de la manera más bella que encontré con una historia que seguía doliéndome.
Los cuerpos que despedimos. 2025.
“Lo que más valoro de los premios es que abren una red de colaboración y permiten trabajar con más libertad.”
En los últimos años has recibido numerosos reconocimientos, como el Premio Neo2 a Mejor Artista, tu inclusión en la plataforma europea FUTURES o el Fotolibro <40, que han contribuido a dar proyección internacional a tu trabajo. ¿Qué papel han tenido estos premios y plataformas en tu desarrollo artístico?
Laura San Segundo: Hay una necesidad constante de legitimación dentro de los circuitos del arte, y trato de no perder de vista que lo importante sigue siendo poder sostener una práctica honesta y viva. En realidad, lo que más valoro de estos reconocimientos es que te abren a una comunidad. Gracias a ellos he conocido a artistas, comisarios y equipos con los que he seguido colaborando después.
Al final, más que el premio en sí, lo que queda es la red de personas que vas construyendo y la conversación que se genera a partir de ahí. Y, por supuesto, también me han permitido trabajar con más libertad, con la seguridad y la ilusión de saber que no trabajo en el vacío, que lo que hago conecta con otros.
Laura San Segundo
¿Podrías hablarnos sobre nuevos proyectos en los que estás trabajando o direcciones que te gustaría explorar próximamente?
Laura San Segundo: Ahora mismo estoy trabajando con Alejandría Cinque y el coreógrafo Cristian González en la adaptación de Las hijas de Minerva a una pieza escénica, que esperamos estrenar pronto. También, a raíz de la exposición en gnration, sigo investigando sobre el duelo animal, el vínculo entre humanos y perros y la idea de animalidad, con la intención de desarrollar una pieza audiovisual y un fotolibro del proyecto junto a la diseñadora Clara Sancho. Además, acabo de empezar a trabajar en un corto experimental con el cineasta portugués Eduardo Brito.