
Siro Cugusi fusiona naturaleza, símbolos y formas oníricas para crear paisajes inmersivos que exploran tensión, imaginación y futuros posibles.
La exposición Imminence, de Siro Cugusi, invita al espectador a adentrarse en un universo donde la naturaleza, la memoria y la imaginación se entrelazan para construir paisajes alternativos. A través de escenas que expanden la tradición pictórica y la llevan hacia territorios oníricos, el artista propone un viaje sensorial que desdibuja los límites entre lo real y lo fantástico.

Naturalezas en transformación
En Imminence, Cugusi despliega un conjunto de obras donde la naturaleza es más que un entorno: es un organismo en metamorfosis constante. Los paisajes, en apariencia conocidos, se ven alterados por formas geométricas, estructuras tubulares y objetos cotidianos que conviven con mares brillantes o campos que parecen respirar. Esta combinación genera escenas impregnadas de un aire de ensoñación, pero ancladas en referencias artísticas clásicas y en símbolos que resultan familiares al espectador.

«Sobre un lienzo todo es posible», afirma el artista, y esa libertad se manifiesta en cada composición. En sus pinturas, lo natural y lo fantástico se fusionan sin jerarquías, articulando mundos donde el tiempo parece suspendido. La luz tenue del atardecer, recurrente en la serie, refuerza esa atmósfera de atemporalidad mientras el movimiento de la hierba introduce un dinamismo que impulsa al visitante hacia lo desconocido.

Ecos históricos y símbolos contemporáneos
El trabajo de Cugusi mantiene un diálogo explícito con la historia del arte. Sus frondosos paisajes evocan las escenas selváticas de Henri Rousseau, mientras que la estilización de ciertas figuras recuerda a Tarsila do Amaral. Las perspectivas evocan tanto la claridad renacentista de Piero della Francesca como la inquietud del arte metafísico y surrealista. A estos ecos formales se suman referencias cromáticas que remiten al desnudo renacentista, con tonos verdes y pieles rosa palo que conviven con destellos intensos, especialmente rojos, que insuflan energía al conjunto .

Uno de los elementos recurrentes es la espiral roja y peluda, símbolo del ciclo vital y guiño a las construcciones de la civilización nurágica de Cerdeña. Su presencia subraya la idea de que, en estos paisajes, cada forma guarda un secreto. Como afirma el propio Cugusi, «una obra debe ser lo suficientemente compleja para ofrecer nuevos secretos».

Una experiencia física y sensorial
Las grandes dimensiones de los lienzos transforman la visita en un recorrido inmersivo. El espectador se convierte en un explorador que avanza por caminos que se abren hacia mundos imaginarios. Cugusi concibe este gesto como una extensión de su propio proceso creativo: caminar, fotografiar, regresar, perderse en la pintura. «Practico una búsqueda constante. Se trata de perderme dentro de las pinturas», explica.

Esta fisicalidad se acentúa con el uso de volúmenes y objetos —mesas, cerámicas, plantas— que introducen una dimensión casi escultórica dentro del lienzo. De hecho, el artista modela a veces formas en arcilla antes de incorporarlas a la composición. El enigmático cono acampanado, que aparece en múltiples variantes, es una de estas siluetas persistentes, un motivo que, según confiesa, proviene de dibujos que hacía de niño.

El equilibrio de la tensión
A pesar de su apariencia onírica, las obras rehúyen deliberadamente lo idílico. Cugusi insiste en que «las pinturas bonitas, de ensueño, no me interesan». La tensión surge del encuentro entre geometrías y vegetación, entre pieles suaves y materiales fríos como el metal o el mármol. La quietud se contrapone con el movimiento de olas o hierbas agitadas, y la presencia de ramas rotas o cerámicas quebradas introduce un matiz de inquietud. El resultado es un equilibrio preciso entre lo acogedor y lo extraño, una armonía vigilada que evita la complacencia estética.

Imaginar lo que aún no existe
En el cierre conceptual de la exposición resuena una frase del Manifiesto Surrealista de André Breton: «Solo la imaginación me ofrece una idea de lo que puede ser». Más de un siglo después, las pinturas de Cugusi recuperan ese espíritu y lo reformulan desde un optimismo sutil. Elementos naíf aportan alegría, mientras que la presencia constante de plantas, árboles y granadas —símbolos de fertilidad y renacimiento— recuerda que incluso en los paisajes más enigmáticos hay espacio para el florecimiento.

Siro Cugusi
Cugusi parece apostar por esa vitalidad latente: «Me gusta incluir siempre elementos positivos, incluso si son muy pequeños, porque están conectados a cómo la vida se abre paso». Así, Imminence se erige como una invitación a suspender la lógica y permitir que la imaginación sugiera otros futuros posibles, donde lo real y lo fantástico coexisten sin fronteras.
Fotos © Courtesy Bowman Hal
Siro Cugusi: Imminence
Bowman Hal
Hasta el 31 de enero
Solo CSV
Cuesta de San Vicente n.o 36, Madrid