
Un futbolín, una barra de sushi y una mesa kilométrica que parece no tener final conviven en Tapas Lobito, la más reciente apuesta gastronómica del Grupo Tragaluz en Barcelona.
Ubicado en El Born, a un par de pasos del puerto y del Paseo de Colón, Tapas Lobito abre sus puertas todos los días de 12:00 a 00:00, y estira la velada hasta la 01:30 los fines de semana, cuando la música y los cócteles se adueñan del ambiente. El espacio, instalado en un edificio histórico, respira luz y ligereza. Los ventanales conectan la terraza con el comedor, de modo que la vida de la calle se mezcla con el murmullo de las conversaciones.

Sushi en directo y un menú viajero
Desde cualquier mesa de Tapas Lobito, se puede ver al sushiman en acción: fileteando el Sashimi de Atún Bluefin (25 €), ensamblando un Moriawase de Sashimi (17 €) o un Nigiri Moriawase (18 €) para los indecisos, enrollando con destreza un Salmón & Ikura Maki (10 €/ 4ud) o un Akami Maki (10 €/4ud) , y culminando su trabajo con piezas sueltas como el Hamachi Nigiri (3,5 €), Salmón Nigiri (3,5 €), Akami Nigiri (4 €), Unagi Nigiri (4,5 €) o el venerado Toro Nigiri (5 €).


Ese espectáculo abre el apetito para el resto de la carta, que propone un caprichoso recorrido: Gildas (3,5 €), Gazpacho (9 €), la Smash Burger (14 €), el Steak Tartar (17,5 €) y las Tostas de Roastbeef (15 €), servidas con salsa de Champiñones o Roquefort, encabezan la lista de favoritos del restaurante.


Aprovechando que Barcelona mira al mar, también disponen de Pescadito frito (10 €), que comparte protagonismo con las Croquetas de Pollo y Jamón Ibérico (2,5 €/ud), las Alitas de Pollo al Miso (9 €) o los Mejillones al Wok (13 €). Y, para los golosos, el broche final llega con múltiples posibilidades. Entre ellas, la Tarta fina de manzana con helado de canela (7,6 €), la Torrija con helado de dulce de leche (6 €) o Cremoso de chocolate con arándanos y yogurt (6 €).


Sin relojes ni prisa: el espíritu de Tapas Lobito
La filosofía del local es cristalina: sin relojes ni premura. En una de sus paredes, una frase juguetona advierte con humor: “Siento lo que dije cuando tenía hambre”. Pues desde el equipo explican que, en este rincón de El Born, “se perdona todo, menos no disfrutar”. Esa invitación a relajarse se extiende también a la bodega, que ofrece vinos naturales, cervezas y sangría, y es Roberta la aliada ideal para descubrir las recomendaciones del día.
