
Corteiz, la marca de Clint 419, se ha coronado como uno de los players más importantes del panorama streetwear; pero, ¿es el Supreme de la Gen Alpha?
Corteiz no es una marca que nació de la noche a la mañana; pero su boom sí que vino de esa forma. De hecho, muchos ya la están considerando como el próximo Supreme, Palace o Stüssy. Y es que, si paramos a pensar, esta marca con raíces londinenses no solo ha replicado la fórmula de éxito de estos grandes titanes; sino que la ha mejorado y ha logrado crear su propia receta para el éxito.

¿De dónde viene Corteiz exactamente?
En los últimos años, Corteiz ha pasado de ser uno de los secretos mejor guardados de la comunidad a un nuevo titán en la escena del streetwear; y eso tiene una muy buena razón. Pero antes de hacer nuestra valoración de que si tiene ganado el título del “próximo Supreme”, conviene saber de dónde viene este fenómeno streetwear. Pues resulta que la marca comenzó operaciones en 2017; cuando Clint Ogbenna (Clint 419 dentro del mundillo) comenzó con su proyecto en su habitación. Y sí, como muchas de las grandes marcas, esta también comenzó haciendo lo suyo imprimiendo diseños sobre blanks.

Lo interesante de esta marca con respecto a las demás es que, desde la entrada, nació con un mensaje y una visión bastante clara. El nombre de Corteiz, hasta ahora, no ha sido aclarado ni explicado; pero sí que tenemos una idea bastante clara de lo que representa. Según el propio Clint, la marca recurre al silueteado de la Prisión de Alcatraz como un tótem de rebelión contra la convención social y un símbolo de la idea de escapar de las constricciones de la tradición para seguir un camino propio. Con eso, y con una estrategia espectacularmente ideada de marketing, Corteiz se convirtió en the next big thing dentro del panorama urbano.

Guerrilla marketing y comuidad como clave del éxito
¿Cómo es exactamente esta estrategia? Pues todo se centra en una estrechísima relación con el core de su comunidad; premiando con acceso a los fanáticos más apasionados y leales. Entre sus stunts más célebres (o infames; depende a quién se lo preguntes) destaca el drop de pantalones a 99 pennies; cosa que -paralizó- una calle de Londres al completo. También, se hicieron famosos por hacer un drop de puffers donde se tenía que intercambiar uno propio por uno de la marca. Y, para más Inri, organizaban drops donde solo se podía acceder por contraseña, creando así un sentido de escasez y exclusividad que solo se puede traducir en necesidad irracional.
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¿Puede ser esta marca el Supreme, el Palace o el Stüssy de la nueva generación?
Si quitamos el velo del stunts espectaculares y controversiales y el mensaje core de la marca; Corteiz puede ser eso mismo (e incluso un poco más). ¿Por qué lo decimos? Pues porque sus orígenes y su desarrollo, quitando este componente, se ha desenvuelto de maneras similares al de estas marcas ya asentadas. Estrategias como colaboraciones, endorsements de celebridades de la escena drill y urbana de Londres (y luego del mundo, claro) posicionan a Corteiz justamente como eso.

Pero pasa algo muy interesante con su base de clientes; no son necesariamente un crowd “de moda”. Bueno, ninguna de las marcas con las que se compara a Corteiz empezaron de la misma forma… pero el core de audiencia de Corteiz radica, sobre todo, en la música urbana; de esa donde se comenzó a llevar como un símbolo de estatus. Y también pasa lo siguiente: ya los millenials tienen a Stüssy y Supreme como referentes… y eso no va a cambiar. La Gen Z tiene a estas dos y a Palace como los suyos. Y entonces, ¿a quién tiene la última cola de la Z y la Alpha? Exactamente.

Estas marcas de heritage, como todas, tienen olas de popularidad y cogen nueva fanaticada con cada estallido de hype. Lo especial del caso Corteiz es el timing: cuando estas marcas tuvieron su último boom grande, la Gen Alpha estaba muy chica como para prestarle atención a la moda. Y justo ahí fue cuando Corteiz se estaba gestando. Al momento de maduración, ya la marca de Clint estaba desarrollada lo suficiente como para poder ocupar ese lugar dentro del ideario de los más jóvenes. Y bueno, también está la oferta de producto per sé; que, a pesar de tener un concepto propio con respecto a las demás marcas, cae en las categorías exactas: camisetas y sudaderas de corte estándar con una dosis bastante fuerte de logomanía, trajes de chándal técnico y alguna que otra prenda statement.