
Not From Italy Slice Club: un interiorismo que mezcla brutalismo y nostalgia de materiales reconocibles. Firmado por un estudio joven que empieza a marcar territorio en la escena madrileña: Verbena
Una pizzería que no quiere parecer italiana, un interiorismo que combina brutalismo y la nostalgia de materiales reconocibles. Así se presenta Not From Italy Slice Club, el último proyecto de Verbena, el dúo creativo formado por Victoria Solano y Mónica de la Peña. Inspirado en los slice bars de Nueva York, el local reinterpreta con cemento, acero, formica y neones la experiencia de comer pizza por porciones, convirtiéndola en un concepto de espacio pensado para que la marca pueda replicarlo y hacerlo evolucionar.

El joven estudio de interiorismo Verbena
En apenas unos años, el estudio Verbena se ha convertido en uno de los nombres a seguir dentro del panorama madrileño del interiorismo y la arquitectura aplicada al ocio y la restauración. Fundado en 2019 por la interiorista Victoria Solano (Madrid, 1992) y la arquitecta Mónica de la Peña (Madrid, 1993), este tándem creativo ha desarrollado una trayectoria que, pese a su juventud, ya está marcada por una identidad fuerte y una forma particular de trabajar los materiales, el color y la textura como herramientas narrativas. Su enfoque transversal, que abarca desde el diseño de interiores y la arquitectura hasta la escenografía, el mobiliario a medida y la producción integral de proyectos, les ha llevado a firmar numerosos espacios vinculados a la restauración y la vida nocturna en Madrid. Ahora, presentan su último trabajo: Not From Italy Slice Club, una pizzería que traslada a la capital la estética brutalista e industrial de los slice bars neoyorquinos.

Un local que pudiera convertirse en modelo para una cadena con identidad propia.
El proyecto supone un nuevo paso en la consolidación de Verbena como estudio capaz de crear universos completos alrededor de cada cliente. La marca Not From Italy nació con una intención clara: huir de los clichés de las pizzerías italianas y reivindicar la pizza por porciones de calidad, con un imaginario importado directamente de Nueva York. Verbena traduce ese mandato en un espacio que rehúye la comodidad de una trattoria para apostar por la contundencia visual, la alta rotación y la crudeza urbana. La idea era replicable: un primer local que pudiera convertirse en modelo para una cadena con identidad propia.

Una barra de hormigón que da carácter al lugar
El local elegido, de 76 m², había sido anteriormente un restaurante especializado en woks. De aquella etapa quedaban restos como múltiples conductos de gas que hubo que eliminar, pero también piezas que, lejos de desecharse, se integraron con inteligencia en el nuevo proyecto. La barra de hormigón encofrado, la carpintería de la fachada, la partición de vidrio entre la terraza y la sala y los espejos de la entrada pasaron a formar parte del diseño final. Para Solano y de la Peña, se trataba de aprovechar y resignificar en lugar de empezar desde cero. Esa barra maciza de cemento, en particular, no solo resultaba una pieza magnífica desde el punto de vista estético, sino que encajaba a la perfección con el espíritu street food que define a la marca.

Aire retro de los diners americanos en Not From Italy
En la intervención se entrecruzan materiales que evocan distintas capas de memoria colectiva. El acero inoxidable y el cemento aportan crudeza y brutalismo, mientras que la formica laminada introduce el aire retro de los diners americanos. En los baños, el marmoleum de Forbo —un linóleo natural muy presente en los interiores de los setenta y ochenta— añade otra capa nostálgica. El pavimento de la sala principal, en cambio, se resolvió con un gesto simple: pintar con poliuretano el suelo continuo ya existente. Una solución eficaz y económica que reforzaba la honestidad del proyecto.

Algunas de la pieza de mobiliario usadas por Verbena
El mobiliario a medida y la iluminación contribuyen a articular un storytelling espacial inmediato. La mesa central de acero inoxidable, diseñada especialmente para Not From Italy, destaca por su tornillería en rojo y amarillo y por el logo troquelado en una de sus patas. Es una pieza icónica que evoca la fascinación infantil de observar cómo se preparaban las pizzas en cocinas abiertas detrás de un cristal. La iluminación combina apliques de Faro Barcelona y La Redoute con la célebre lámpara Parentesi de Achille Castiglioni para Flos, introduciendo un equilibrio entre lo icónico y lo funcional.
Fotografías de Martin Parr que distinguen los baños
El rojo del neón y de los azulejos de Adrihosan remata la identidad visual. Y aunque Verbena concibió la mayor parte del espacio, hay elementos gráficos que vinieron directamente del cliente: los socios de Not From Italy, publicistas de profesión, fueron los encargados de seleccionar las fotografías de Martin Parr que distinguen los baños, además de toda la estrategia de comunicación y la campaña de marketing viral que acompañó la apertura.

Un espacio que no solo es un restaurante: es un club
La estrategia narrativa de Verbena se apoya en convertir cada detalle en parte de la experiencia. Los comensales entran a un espacio que no solo es un restaurante: es un club. Desde los taburetes altos y bajos, algunos procedentes de Zara Home, hasta los espejos de la entrada que multiplican reflejos y perspectivas, todo está pensado para reforzar la sensación de pertenencia a un universo particular. La cocina abierta, resultado de la eliminación de tabiques y vidrios, potencia esta dinámica: el cliente no solo come, también participa visualmente del proceso.

La clave del proyecto: desarrollar un espacio visualmente potente con un presupuesto limitado
La obra se ejecutó en plazos muy ajustados. Pasaron apenas unos meses desde las primeras conversaciones en agosto hasta la finalización en noviembre de 2024. Sin embargo, los problemas estructurales heredados del local retrasaron la apertura hasta febrero de 2025. Lejos de ser un obstáculo, ese tiempo adicional permitió que cada detalle estuviera cerrado cuando finalmente se levantó la persiana. La dificultad principal, reconocen las autoras, fue desarrollar un espacio visualmente potente con un presupuesto limitado. Su respuesta fue apostar por materiales inteligentes, soluciones pragmáticas y piezas a medida en los puntos clave.

Con un coste de 650 €/m², incluyendo el mobiliario pero no el de cocina
Not From Italy, en la calle Ponzano de Madrid, es el primer local de la marca. Sus fundadores ya planean una expansión junto a Verbena. Quieren replicar el modelo en otros lugares, con mejoras que eleven la propuesta, pero sin perder la esencia brutalista-industrial ni el espíritu de club. Para Verbena, el proyecto es una oportunidad de seguir explorando cómo un concepto gastronómico puede convertirse en un relato espacial con sentido, referencias y memoria.

Retrato de Victoria Solano (sentada en el suelo) y Mónica de la Peña. Fotografía José Señorán
El resultado, con un coste de 650 €/m² (incluyendo mobiliario pero no cocina), demuestra que el diseño puede multiplicar el valor incluso con presupuestos ajustados. Verbena transforma un pequeño local en un manifiesto urbano. La crudeza de los materiales convive con la calidez de los guiños nostálgicos. Todo se equilibra con precisión.
Fotografías del proyecto: Javier de Paz