FOXCATCHER

BENNETT MILLER VUELVE A GOLPEAR AL SUEÑO AMERICANO

Cuando descubres que un trio de ases es el reparto principal de una película, te dan ganas de dejarlo todo para sucumbir a un plan más relajado, en un fin de semana helador que diría Frozen. La esperada Foxcatcher, tercera y última película de Bennett Miller, llega a las salas rotunda como su nombre propio indica y con Mark Ruffalo, Channing Tatum y Steve Carell como inmejorable trío actoral. Que retrocedamos a los años 80, otra vez, no es más que la excusa perfecta para desbrozar el drama de los hermanos Schultz, ganadores del oro Olímpico en lucha en 1984, como resultado de su relación con el excéntrico magnate John Eleuthere du Pont, papel interpretado por el cómico, en este caso, dramático Carell. Una cinta que se presenta al espectador para que sea él mismo quien tome posiciones frente a uno u otro bando y que sin ser descaradamente subjetiva nos relata los hechos tal y como sucedieron. Bennett Miller sabe dar consistencia a una historia que en manos de otro director hubiera quedadao insulsa o incluso perdida en otros menesteres, conociendo a la perfección los momentos claves de esta historia, como digo, basada en hechos reales. Channing Tatum sigue demostrando que lo suyo es la polivalencia como actor, ofreciéndonos una interpretación cargada de fuerza, dramatismo y roces de ternura máxima, mientras que Ruffalo le da la réplica de manera impecable como Dave, hermano mayor de los Schultz, que guía los pasos del “pequeño” Mark actuando hasta lo estrictamente necesario. Steve Carell, por su parte, se sacude de pleno cualquier tipo de comicidad que recubriera su personalidad, dejándonos un personaje oscuro, muy alejado de su papel en The Office, egocéntrico, psicológicamente maltrecho, infantil y con ínfulas de emperador en la gloriosa América. Un papel que a pesar de la grima que pueda dar, marca un antes y un después en su carrera y quién sabe si un giro en sus próximos trabajos. Una película que, con 5 nominaciones para los próximos Óscar, se regodea en eso de darle la cera al sueño americano, que no es otra cosa que una mentira a medias. Una cinta con un guion original de Dan Futterman y E. Max Frye que a veces huele a denso, pero que gracias a una fotografía en tonos fríos (tanto como el cameo de Vanessa Redgrave), unas interpretaciones por encima de la media y unos cuantos golpes a lo animal dirigidos hacia esa clase privilegiada americana que ejerciendo el abuso, prueban constantemente su fuerza, bien valen el ticket de sala y un aplauso en plata, que no oro, como el conseguido por los Schultz en las Olimpiadas de Los Ángeles, 1984.

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