Ana Tijoux es una de las pioneras del rap en español. Empezó a finales de los años 90 y, desde entonces, no ha parado… Serpiente de Madera, su último Ep, constata por qué sigue siendo una de las referentes del género y del feminismo en el rap
Ana Tijoux es chilena nacida en Francia en el 77 e hija de exiliados durante la dictadura militar de Pinochet. Ella es una fuerza imparable del rap latino. Su música es un crisol de culturas y memoria política, marcada por la historia de sus padres. Desde sus inicios con Makiza hasta sus discos en solitario como 1977 o La Bala, Ana no solo rompe esquemas con su estilo que mezcla hip-hop, jazz y ritmos latinos, sino que también pone voz a la justicia social, el feminismo y la resistencia. Es, sin duda, una de las raperas más poderosas y auténticas en español.
@anatijoux / Entrevista Nadia Leal / Fotografía Inti Gajardo
Aunque ahora el rap es uno de los géneros musicales más importantes del mundo y mueva millones y multitudes, hace 30 años no era así… Y hace más de 20 años, Ana fue una de las pioneras en el rap en español por ser una de las primeras mujeres en cantar y adentrarse en el género.
Han pasado más de dos décadas desde tus inicios con Makiza. ¿Cómo resumirías tu evolución artística?
(Ana Tijoux) Han pasado ya 28 años. La evolución tiene que ver con la edad, la experiencia, con cómo una mira al mundo y cómo el mundo la mira a una. Ha sido un trayecto bonito, con altos y bajos, como una montaña rusa, pero me siento más libre y menos prejuiciosa conmigo misma. Sigo escuchando los mismos discos clásicos, eso no ha cambiado. Lo que he dejado atrás quizás sean los horarios: antes creaba de noche, ahora prefiero el amanecer.
¿Cuándo fuiste consciente por primera vez de quehacer rap siendo mujer, latina y politizada no iba a ser fácil?
(Ana Tijoux) Nunca me lo cuestioné hasta el día de hoy. Aunque entiendo que en la industria una aveces no encaja en lo que se espera de ti o del estereotipo latinoamericano, siempre he hecho oídos sordo porque siento que las convicciones tienen que ser más fuertes. Sí, en algunos momentos hay frustración, y da la sensación de que algunas puertas se cierran, pero, en términos generales, para ser honesta, he intentado ser muy firme y no prestar atención a eso.
“Me aferro a las nuevas generaciones, que vienen con más reflexión”
¿Has vivido racismo o clasismo en la industria musical?
(Ana Tijoux) Más que nada, clasismo interno, tener que defender mi piel o mi pelo. Duele más cuando viene de tu propia gente, porque es un lenguaje cercano, pero me di cuenta muy joven.
¿Y machismo?
(Ana Tijoux) Sí. A veces hay avances en el discurso, pero cuando veo estadísticas o noticias, parece que no hemos avanzado nada. Me aferro a las nuevas generaciones, que vienen con más reflexión.
“Nunca he sentido que tenga que suavizar mis ideas para encajar. Tiene que ver con valores. Cuando una está convencida de lo que siente, sigue su propio carril.”
¿Cómo gestionas que te hayan encasillado como rapera combativa?
(Ana Tijoux) Es mi identidad. Me parece honesto. Si me encasillan, bueno, la industria funciona así, con subtítulos.
¿Has tenido que suavizar discursos para acceder aciertos espacios?
(Ana Tijoux) No. Soy muy porfiada. A veces me freno un poco, pero nunca he sentido que tenga que suavizar mis ideas para encajar. Tiene que ver con valores. Cuando una está convencida de lo que siente, sigue su propio carril. Esa coherencia es lo que me sostiene.
“Perdí a mucha gente en poco tiempo. La muerte fue el empuje para hacer Vida”
En tus letras, denuncias, hablas de colonialismo, racismo, feminismo…
(Ana Tijoux) Más que denuncia, es observación. Es mirarlo que sucede con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en Estados Unidos…Palestina, las pateras. Ser negro o blanco tiene un coste distinto. Escribo desde la convicción.
¿Qué te empuja a seguir creando hoy?
(Ana Tijoux) Una pizca de esperanza. Pero también fue el duelo: perdí a mucha gente en poco tiempo. La muerte fue el empuje para hacer Vida. Era necesario resignificarla.
“Ser madre es un trabajo no remunerado e invisibilizado. Criar con valores es fundamental, pero no hice un disco en nueve años. Estuve en otro rol, y eso es duro.”
¿Qué artistas o voces te han sostenido cuando la industria te ahogaba?
(Ana Tijoux) No solo artistas: poetas, gente sencilla, nuevas y viejas generaciones. Desde Nina Simone a Greta Thunberg. Me inspira la gente sentipensante, incluso quienes no suelen ser escuchados.
¿Cómo ha sido para ti conciliar lo personal con lo artístico siendo madre?
(Ana Tijoux) Muy difícil. Ser madre es un trabajo no remunerado e invisibilizado. Criar con valores es fundamental, pero no hice un disco en nueve años. Estuve en otro rol, y eso es duro.
“Eso es lo que más me gusta: la diversidad del público que me escucha en cualquier parte del mundo.”
¿Notas diferencias en cómo se recibe tu trabajo en Chile y en el resto de Latinoamérica o Europa?
(Ana Tijoux) Sí. Chile es mi casa madre, así que es distinto. Pero en general la gente ha sido muy cariñosa conmigo y mi música en todos lados. Intento seguir en mi carril, aunque las inseguridades estén.
¿Qué tipo de público sientes que te escucha con más atención?
(Ana Tijoux) De todo tipo. Eso es lo que más me gusta: la diversidad del público que me escucha en cualquier parte del mundo.
“A veces cuesta aceptar el paso del tiempo, pero el cuerpo es sabio.”
¿Qué espacio ocupa el cuerpo en tu trabajo, tanto en lo simbólico como en lo escénico?
(Ana Tijoux) El cuerpo es un templo, un mapa, un autogobierno. Intento cuidarlo, no ser dura con él. Escucharlo. A veces cuesta aceptar el paso del tiempo, pero el cuerpo es sabio.
Has colaborado con artistas como Jorge Drexler o Julieta Venegas. ¿Cómo fueron esas experiencias?
(Ana Tijoux) Tremendos artistas, muy sensibles. Fue hermoso empaparme de sus universos musicales,que son distintos a los míos. Muy linda experiencia.
¿Sientes que hay esperanza real en el mundo artístico?
(Ana Tijoux) Sí. La música sigue siendo un espacio de sensibilidad y reflexión. Lo que me da más ruido es la industria, que es dura y exigente, sobretodo para las mujeres. Pero el arte, sí, me da esperanza.
