Peregrinamos a Vigo de la mano de Carla Simón con Romería

Carla Simón ya nos cautivó con su ópera prima: Estiu 1993. Hoy, casi 8 años después, nos topamos de lleno con Romería, la última entrega de su particular trilogía familiar.

En esta ocasión, la ganadora del Oso de Oro en 2022 nos lleva a un Vigo en el apogeo de la movida. Aunque Romería llega a las salas el 5 de septiembre, su nombre lleva sonando desde hace semanas tras su paso por Cannes. Y estamos seguros de que seguirá dando que hablar en toda esta temporada de premios porque todo lo que vaya bajo la firma de la catalana es difícil que pase desapercibido.

En Romería conocemos a una nueva Simón, sin duda, la más experimental hasta la fecha. Quizás, porque en esta ocasión no estamos viendo su entorno más inmediato. Ahora, vemos las calles que habitaban sus padres en su plena juventud, antes de fallecer debido al VIH.

Peregrinamos a Vigo de la mano de Carla Simón con RomeríaImagen de Carla Simón y parte del elenco durante el rodaje de Romería.

Romería retrata el viaje físico y espiritual que tuvo que hacer la propia Simón para conocer a su familia paterna y recomponer la historia de sus padres fallecidos a causa de las drogas y el sida. De este modo, el filme surge como un rompecabezas a resolver bajo la mirada de Marina, una joven de 18 años que cruza el país para conocer a la familia de su padre biológico, natal de Vigo, al que nunca conoció por su pronto fallecimiento.

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Así, la cinta construye un retrato generacional complejo, donde el silencio pesa tanto como la memoria. Marina, la protagonista, emprende una búsqueda que no es solo genealógica sino también política: un recorrido entre parientes, memorias fragmentadas y secretos familiares que la obligan a enfrentarse a la vergüenza y al tabú. Y es que no podemos olvidar que este contraste entre padres y abuelos no es más que fruto de un franquismo que apenas había terminado. La absoluta libertad de unos choca con la censura y el ocultamiento de unos padres que tampoco supieron hacer las cosas mejor.

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Llucía García y Mitch Cobas encabezan un reparto brillante lleno de rostros conocidos (Tristán Ulloa, Miryam Gallego, José Ángel Egido) y no tan conocidos que solo contribuyen a que nos metamos de lleno en el clan de los Piñeiro. García encarna el alter ego de la directora en un personaje en el que incluso nos deja ver esa semilla de cineasta. De la mano de Marina, y gracias a la lectura del diario de su difunta madre, vamos adentrándonos en el Vigo de los años 80 entretejiendo los lazos familiares hasta llegar a desbloquear la figura de sus progenitores.

Peregrinamos a Vigo de la mano de Carla Simón con Romería

El título, Romería, condensa magistralmente el espíritu de la obra.

Por un lado, evoca la fiesta popular, las raíces culturales y la celebración de la vida; por otro, remite a la peregrinación interior que vive Marina, un recorrido emocional en el que va desbloqueando personajes —tíos, abuelos, familiares— que guardan fragmentos de memoria. Cada encuentro abre un pasaje hacia el pasado, hasta que la protagonista consigue atisbar quiénes fueron sus padres y cómo su historia personal se entrelaza con la de un país que empezaba a experimentar la democracia. Esa doble dimensión convierte el viaje de Marina en una procesión íntima y universal, una búsqueda de identidad que es también una reivindicación de la memoria histórica. Y subraya como lo personal es político.

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La película se distancia del realismo más próximo y cotidiano que caracterizó a Verano 1993 o Alcarràs. Aquí, Simón se adentra en un terreno mucho más arriesgado y experimental, incorporando lo onírico, lo poético y elementos del realismo mágico gallego. La narración fluye entre lo real y lo imaginado, permitiendo que la protagonista fabule episodios que nunca llegó a vivir. Este giro formal revela a una cineasta que ya no se limita a filmar su entorno conocido, sino que explora nuevas formas de representación para enfrentarse a los vacíos del recuerdo y a los silencios heredados.

Peregrinamos a Vigo de la mano de Carla Simón con Romería

Aún es pronto para saber qué futuro le espera a esta cinta que acaba de ver la luz pero, de momento podemos decir que está cautivando tanto a público como a crítica. De hecho, ha sido preseleccionada para representar a España en la carrera a los Oscars junto con Sorda y Sirat.