Being Berber

Postales nómadas para la generación millenial.

Algunas tribus bereberes, junto con una docena de pueblos más repartidos por el mundo, son los únicos seres humanos que aún practican el nomadismo. Sin hogar propio, se desplazan miles de kilómetros en busca del lugar más propicio donde establecerse en función de sus necesidades y el clima. Con la casa a cuestas, el rastro que dejan tras de sí es imperceptible, pero el conocimiento que transportan con ellos se incrementa tras cada viaje hasta ser incalculable. Para Chris Peterson, su infancia tuvo mucho de nómada. Natural de Portland e hijo de músicos de jazz, pasó sus primeros años recorriendo el mundo acompañando a sus padres en giras y conciertos. Años más tarde aterrizaría en Madrid, donde las inquietudes musicales heredadas provocarían la formación de Being Berber allá por 2013.

Ahora, y tras una estancia en la Red Bull Music Academy y la autoedición de un EP (Anthem), llega el turno de plasmar todo ese bagaje vital en el primer larga duración de la banda, Chromatography. Un debut en el que se encuentran nueve canciones de delicado electropop, de ese que busca agitar interiores más que piernas, remover conciencias y plasmar inquietudes sobre una base musical donde prima el detalle. The Postal Service, Radiohead, Yesayer, Wild Beasts o Alt-J se filtran entre el sonido de la mayoría de los cortes, en pequeñas dosis, sin dejar que ninguna de sus influencias sobresalga por encima de las demás en una inteligente búsqueda del tan ansiado sonido propio. Aunque quizás el elemento más determinante a la hora de lograr esa independencia no sean ni las guitarras ni los sintetizadores, muy impersonales en ocasiones, sino más bien la propia voz de Peterson, de un agudo inusual para su estilo y de timbre automáticamente reconocible.

Si por algo destaca Chromatography, es por lo que canta Peterson con esa voz. Al contrario que muchos de sus contemporáneos, Being Berber tratan de alejarse -con éxito en muchas ocasiones- de los lugares comunes tan manidos del género. Cada uno de los cortes se construye como una pequeña historia, de las que necesitan su tiempo para desarrollar su inicio, trama y desenlace. De ahí la constante presencia de medios tiempos que frenan el descontrol electrónico y dejan fluir las palabras con tranquilidad -destacable trabajo de Marco Lipparelli a la batería. Los relatos, aunque a primera vista responden al imaginario estándar de la generación millenial, ofrecen algo más de profundidad sin caer en lo opulento. Así, el disco se abre con el single Legacy, un alegato sobre la huella que dejamos en el mundo, que se continúa con Maria Frey, tema dedicado a la dueña de un famoso bar de Malasaña. La guerra (Anthem), el amor (NYE) o la religión (Church Bells) también tienen su sitio, así como una crítica al postureo (sic) imperante en nuestros días (Gold).

Sin embargo, como en cualquier debut, hay algo que falla en Chromatography. En este caso, además de una cierta falta de definición en lo instrumental, el disco carece de un single claro, ese tema que condense su esencia y que sirva como presentación de la banda. Aún así, es mucho más lo que funciona que lo que no, dando com resultado un disco más que notable y mucho más original que el resto de propuestas nacionales.

Si queréis comprobar como suenan en directo, este jueves 22 estarán tocando en Madrid, en la sala Moby Dick. Entradas aquí.