CITIZENFOUREDWARD SNOWDEN, CIUDADANO

Última entrega de la trilogía americana post 11S de la realizadora bostoniana Laura Poitras con la que ha cosechado más de una treintena de premios internacionales, entre ellos el Oscar al Mejor Documental (2015). Tras My country, My country (2006) y The Oath (2010) la directora cierra con CitizenFour su exitoso corpus documental sobre las consecuencias que acarrearon, y acarrean, algunas de las decisiones tomadas por el gobierno estadounidense tras los atentados cometidos en septiembre del 2001. En esta tercera parte, y tras haber tocado con valentía temas como la guerra de Irak y los presos de Guantánamo, Laura Poitras pone el foco en la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) estadounidense. Para ello, la directora cuenta con la inestimable ayuda de Edward Snowden, un empleado de la citada agencia gubernamental que decide desclasificar, de manera altruista, varios de los programas que se están llevando a cabo en la agencia y que están relacionados con la vigilancia masiva, indiscriminada e ilegal de los usuarios de la red.

CITIZENFOUR

Edward Snowden contacta con Laura Poitras bajo el pseudónimo CitizenFour con la intención de denunciar estas prácticas y hacerlo público. Glenn Greenwald, abogado y columnista del periódico The Guardian (versión USA), y el Washington Post (símbolo del periodismo de investigación tras el caso Watergate) se hacen eco de estos abusos y destapan en sus páginas el funcionamiento de los programas de vigilancia PRISM y XKeyscore para dejar al descubierto la praxis de la NSA, la CIA, y poner en tela de juicio las actuaciones de la administración estadounidense. Desde la habitación de un hotel en Hong Kong, los protagonistas planifican cómo contar la historia al gran público mientras ésta, indefectiblemente, se va narrando a manos de su excelente directora. Un documental que consigue imbuir al espectador en lo que, en un principio, parece una paranoia persecutoria, nada más lejos de la realidad, dando como resultado una cinta fascinante. Uno se levanta de la butaca pensando en la inocencia de sus actos telemáticos, ya sea una búsqueda, una descarga, el uso de redes sociales o de cualquier tipo de información a través de nuestros ordenadores, para saberse impotente ante la manipulación y el control de las esferas de poder sobre nuestra privacidad y libertad individual. Uno se pregunta si la felicidad es, realmente, un estado que cuenta con la complicidad de la ignorancia. Edward Snowden no lo cree. Menos mal que aún quedan ciudadanos con nombre y apellidos, detrás de los números de la Seguridad Social o de una dirección IP, que defienden nuestra libertad. Muchas gracias.

“Citizenfour” se estrena en cines el viernes 27 de marzo

CITIZENFOUR