Coleccionistas La cara pop de un dulce caos experimental

Hace unas horas se adentraba el Otoño en este 2015. La estación de la melancolía y la inspiración por excelencia. Y no he encontrado mejor forma de darle la bienvenida y hacerle sitio, que girando una y otra vez el álbum debut y homónimo de un trío de ases que, precisamente, hace dos otoños cobraba vida. Hablamos de Jorge Pérez, conocido en la escena como Tórtel; de Remi Carreres, ex Glamour y ex Comité Cisne que para este disco ha hecho además las veces de productor; y de Víctor Ramírez, de quien no hace mucho reseñábamos en estas páginas su asombroso y sorprendente debut. Hablamos de tres virtuosos de la música unidos en un mismo ser llamado Coleccionistas. Y también hablamos de una ópera prima tan seductora como desconcertante y perturbadora. Un disco dorado, que se presenta elegante, sobrio y sutil, gracias al diseño de Antonio Ladrillo; pero que esconde ocho canciones que juegan a descolocar por lo inesperado de su esencia. La sofisticación de su imagen se hermana con la de su sonido, porque Coleccionistas parecen asentarse en un pop melódico de raíces sesenteras, para después desubicarnos en un desconcierto de digitalismo y enclave experimental. Un caos sonoro organizado, con un sentido. El de envolvernos y atraparnos en un laberinto de experiencias auditivas que alcanzan su máximo esplendor en la instrumental “Proyectos electrónicos de Adán y Eva”, con la que concluyen el trabajo.

Coleccionistas

Ya desde “Amor Zombi”, encargada de dar el pistoletazo de salida a tal artillería creativa, comienzan a derrochar buena parte de su código electrónico. Sabios, aciertan a conceder el protagonismo que se merece a una voz que tantas cosas tiene que decirnos. Un mensaje de optimismo, de aliento, de vida compartida y legados conjuntos que suenan directos y frontales en “Pronto habrá más”. Pero también nos hablan desde ese otro lado, desde la cara oculta de todas las cosas, con “Fantástico zorro” y ese “mal karma y peor talante” que repiten viscerales. Los efectos centelleantes que sobrevuelan sobre toda la obra de Coleccionistas dejan paso sin complejos al pop más indulgente. Por eso en la primera parte de “Por puro placer”, sientes sumergirte en las profundidades de unas guitarras suaves y efectos más sinuosos, para después emerger y respirar en una vuelta a la vida entre coros y ecos naturales. Porque todas y cada una de las canciones que conforman este disco tan heterogéneo y multiforme, son en sí mismas poliédricas. Muchas de ellas albergan diferentes pasajes, historias musicales con su inicio y su epílogo.

Los sentidos y sinsentidos antropológicos que, en ocasiones, estos tres Coleccionistas dejan entrever en el plano conceptual, toman envergadura en la tímida “Buena Voluntad”. Uno de los cortes más intimista del álbum, en el que varias voces parecen esperar una señal, mientras ellas mismas nos envuelven a nosotros en un aura sobrecogedora. Mucho más liviana, con dejes ciertamente tropicalistas y de una percusión adictiva se presenta “Quieres ver”, donde además un delicado juego de stereos se torna como guía vocal, haciendo de esta canción uno de los entramados más receptivo. Como “Así salga bien”. Elegida además como primer single, de talante rock electrónico, pues esta faceta también habita en ellos, y una voz directa que nace entre tanta rebelión sonora y que nos reta en la incógnita: “¿Qué harías tú si fueras yo?”. Otro tanto que se apunta el joven sello discográfico Demian Records, al sumar a sus filas la inquietante obra de Coleccionistas. Tres mentes maravillosas del ruido con alma, del neo pop sin complejos y arraigo digital. Una forma atrevida y diferente con la que encarar este Otoño. Como decíamos, inspirador.

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