DEVO

EL EFECTO DEL PASO DEL TIEMPO SOBRE LOS CUERPOS EXTRAÑOS

Es lo que tiene estar veinte años mirando el tren pasar. Después de dos décadas sin sacar material nuevo, Devo presentan Something for Everybody (Warner) y, con su habitual desenfado, pretenden que pensemos que el tiempo no ha pasado. Mark Mothersbaugh incluso asegura que nunca se plantearon otra cosa que sonar a Devo: “Es como un Warhol que siempre parece un Warhol. No había razón para cambiar. Además, no puedes evitar ser quién eres”. Please Baby Please y Cameo muestran esta tendencia “innata”, como ellos explican. Y en ocasiones también se percibe su clásica ironía, como en Human Rocket, en la que parecen lanzar un cohete para ajustar cuentas con Kraftwerk.

DEVO

Sin embargo, algo ha cambiado en Devo, además del color de las energy domes. En el disco se aprecia una curiosa evolución (¿Devolución?). Sin duda, han sido una referencia para muchos grupos que, después de ellos, hicieron música electrónica de cualquier variedad. Pero en esos veinte años, las referencias se han transformado, se han diluido y reinterpretado. Tanto han cambiado las cosas, que ahora es como si los propios Devo tomaran préstamos de The Faint o de LCD Soundsystem. Al menos es la sensación que transmiten Fresh, Later is Now o los guitarrazos que salpican todo el álbum. Y en esta doble vía, a veces parecen perderse. Resulta chocante, por ejemplo, que el grupo que menos se ha tomado en serio a sí mismo, pretenda ahora conmovernos con No Place Like Home. En conjunto, todo suena más o menos creíble, aunque al final quede la sensación de que la espera merecería algo más rotundo. Quizá sea el efecto del paso del tiempo, que hace que nuestra capacidad de sorpresa ya esté por encima incluso de las ocurrencias de Devo.