Día Uno talla luz y calma en una nave olvidada de Madrid

Nave Maravilla, de 180 m², dormitaba al fondo de un patio en un barrio al sur de Madrid, vencida por la humedad y la herrumbre de los años, hasta que la intervención del estudio de arquitectura Día Uno la rescató para el presente sin amputarle su memoria.

El viejo almacén de los 50, con una austera geometría y una escasa claridad que escapaba por lucernarios, resurge para cobijar la vida y el oficio de un creador que habita, urde e inventa bajo la misma techumbre. Día Uno asumió la encomienda de depurar la envolvente para revelarla en toda su crudeza. Se eliminaron exudaciones, se afianzaron muros, se recompuso la solera para darle estabilidad y, donde antes crujía el gres, ahora una superficie de microcemento cubre un suelo continuo que atesora la luz dispersa y aporta sosiego a Nave Maravilla.

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Espacio central para crear y habitar

La distribución sigue la lógica de la nave misma. Al cruzar el patio privado, un portón de cerrajería da paso a un ámbito despejado, concebido para acoger ejercicios escénicos y encuentros colectivos. Al centro, un volumen exento en abedul y vidrio organiza el perímetro y resguarda un taller donde amasar, cocer e incluso retirarse al abrigo de la madera clara.

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A un lado, un gran lienzo textil escamotea la sala común para transformarla en un recinto adaptable, idóneo para representar, proyectar o ensayar, al amparo de una acústica tamizada por una cortina. El pavimento previamente mencionado marca la base de Nave Maravilla, aunque en algunos rincones asoman piezas de alicatado de 15 por 15. Un testimonio de la materia que trabajó este lugar durante décadas.

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La zona de servicio: descanso y autonomía

Hacia el fondo de Nave Maravilla, alineados a lo largo de un corredor que bordea el recinto, aparecen un vestuario, un aseo adaptado, otro de servicio, un almacén y una zona de descanso junto a una pequeña cocina. La climatización gravita en un suelo radiante alimentado por aerotermia, mientras la luz se cuela por las cuatro hendiduras abiertas en la cubierta e irrumpe también a través del vano de cerrajería al que ya aludía el texto, escoltada por otras ventanas colocadas en el alzado lateral.

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Seis meses de trabajo

No está de más apuntar que fueron necesarios seis meses de obra para darle esta nueva existencia al lugar. El coste alcanzó alrededor de 1.300 euros por metro cuadrado, una inversión que permitió devolverle al recinto su aliento original.

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Sobre Día Uno

Con sede en Madrid y fundado por Marta A. Rozas (Arquitectura por la ETSAM) y Cris San José (Diseño de Interiores por la ESDI), el estudio Día Uno desarrolla espacios para personas y empresas que buscan un camino al margen de las tendencias dominantes.

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Ficha técnica del proyecto

Proyecto: Nave Maravilla
Diseño / Arquitectura: Día Uno
Equipo: Marta A. Rozas, Cris San José, María Perales
Cliente: particular
Localización: Madrid (patio de manzana en barrio periférico)
Fecha de finalización: 2025
Superficie total: 180 m²
Fotografía: Javier de Paz García