Digitalism

Unos máquinas

A los humanos les costó 1,5 millones de años darse cuenta que podían domesticar algunos de los animales que les rodeaban y sacar provecho de ellos, ahorrándose el agotador y peligroso trabajo de salir a cazarlos. El resto del tiempo ha sido acostumbrarse a tenerlos alrededor. Mucho menos tiempo nos ha llevado un proceso similar, pero con las máquinas. En solo 100 años hemos entendido que pueden hacernos la vida muchísimo más fácil y hoy en día forman parte de nuestra rutina.

Tanto es así que es difícil que nos sorprendan. Y cuando eso sucede, la sorpresa dura cada vez menos. Enseguida nos habituamos a lo que son capaces de hacer. Por ejemplo, si “Mirage” de Digitalism lo hubiéramos escuchado en 1988 habríamos alucinado. Hoy sin embargo, nos parece de lo más normal.  Tan acostumbrados estamos a ver a dos tipos encorvados sobre unos cacharritos a los que les sacan sonidos más o menos melódicos que ya nadie sale corriendo mentando al diablo. Eso es un problema, sobre todo para los tipos en cuestión, que han de aumentar la apuesta en busca de algo nuevo. Y pocas veces se da. Porque pocas veces la vaca da otra cosa que leche. Aunque es cierto que es eso para lo que están ahí. Y al final, por pura inercia, te mueves con “Go Time” y oyendo “Utopia” imaginas paisajes con ovejas eléctricas o el enésimo anuncio de Nike con “Arena”. La clase de cosas que hacen las máquinas, aunque la gran aportación sea demostrar en “Power Station” que no hacen falta cascos para manejar los dispositivos. Aunque por más que nos empeñemos e invirtamos más en doce minutos y una canción en dos partes para demostrar que las máquinas pueden tener sentimientos, se ve de lejos la falsedad del planteamiento, pues todo sabemos que para que se acabe el juego solo hay que tirar del enchufe con cierta fuerza.

Digitalism

Seis discos después Digitalism han pasado con decisión de la vanguardia al furgón de cola. A fuerza de intentar crear tendencia parecen destinados a simplemente seguirla. Que no está del todo mal, porque peor es ponerse a inventar y meter la pata. Además, con un poco de suerte, al oyente hay algún pasaje que no le recuerda a otra cosa durante unos cuatro o cinco segundos. En la era del sampler el asunto tenía un pase. Hoy uno se pregunta si de verdad las máquinas solo son capaces de eso. O a lo peor, están empezando a replicarse a sí mismas, en plan Skynet. Entonces, qué Dios nos coja confesados.   

DIGITALISM en directo: 16 de junio – Mad Cool Festival@Caja Mágica – Madrid / 8 de julio – Festival Cruïlla@Parc del Fórum – Barcelona