DJANGO DESENCADENADO TARANTINO RINDE HOMENAJE AL ESPAGUETTI-WESTERN

Antes del estreno de “Malditos Bastardos”, muchos nos preguntábamos cómo el universo tarantiniano, tan ligado a una modernidad gangsteril farlopera de lengua sucia y afilada, podría extrapolarse a contextos históricos pretéritos que el séptimo arte, por lo general, había tratado con la mayor trascendencia. Pero, como ya hiciera aquella en su momento, “Django desencadenado” ratifica que su sello no entiende de épocas y que tanto los egos desmesurados como su camorrista (y negrísimo) sentido del humor tienen perfecta cabida tanto en un ring de boxeo como en una plantación de algodón en los años previos a la Guerra de Secesión estadounidense. Es en este marco esclavista donde se sitúa la acción de su última película, en la que un carismático y locuaz cazarrecompensas (interpretado por el inmenso Christoph Waltz, a la sazón nuevo actor fetiche del director) se alía con Django, un esclavo cuya libertad ha comprado, para capturar a un trío de forajidos, alianza que acabará sellándose con la promesa del primero de ayudarle a dar con el paradero de su mujer y liberarla también de su yugo. Con este hilo conductor, Tarantino hace desfilar frente a su cámara a un séquito de personajes (los descerebrados jinetes del Ku Kux Klan, el sádico dueño de la plantación Candyland o su servicial y escéptico mayordomo, un avejentado Samuel L. Jackson) en una armónica y espectacular puesta en escena que, si bien más comedida de lo que acostumbra en su tratamiento de la violencia, culmina con un colosal y entusiasta baño de sangre al más puro estilo del director. Un pletórico homenaje al espaguetti-western, plagado de guiños a las películas de Sergio Leone, que Tarantino pasa convenientemente por el filtro de la blaxploitation, celebrando por enésima vez su condición de rata de videoclub y su concepción del cine (de género, siempre) como el más exquisito de los entretenimientos. Mención aparte merece el zigzageante y perspicaz discurso final del personaje de DiCaprio, un clásico tarantiniano que brilla por sí solo.

Django Desencadenado se estrena hoy, 18 de enero

DJANGO DESENCADENADO

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