ELECTROMAR ELECTROCALOR EN TORREVIEJA. FOTOS Y CRÓNICA: NACHO G. RIAZA

Mitad de los 80, toda España era adicta al programa “Un, Dos, Tres”, y Torrevieja era uno de los destinos paradisíacos del Levante donde podías conseguir un maravilloso apartamento en primera línea de playa. Años más tarde se ha convertido en destino para los ingleses donde ponerse rojos al sol y morados a comer kebabs. Este verano no sólo hemos gozado de eso, sino además de una calurosa noche de electrónica pura y dura, que también contaba con la oportunidad del disfrute, o no, de un after en el antiguo Pachá del pueblito alicantino. Esto se llama Electromar.

ELECTROMAR

Todo apuntaba a que la noche iba a ser lo más parecido a una Goa: maleteros abiertos en un parking gigantesco al lado del recinto con bases propias de Bloody Beetroots sonando hasta llegar a niveles insospechados, eso sí, sus equipos de sonido convertían las canciones en puras maravillas. Entramos al recinto y comenzamos con la actuación de Iván Ferreiro, que aunque de electrónico no tiene nada, sí tiene su público, docenas de nostálgicos poperos se agolpaban contra el escenario para cantar eso de “desde aquí desde mi casa veo la playa vacía…”. Salimos a intentar tomar el aire en la que se trata de una de las noches más calurosas de todo el año. El público es muy variado, pero eso es lo que va a ser lo más especial de la noche, desde ell típico musculitos sin camiseta que es capaz de bailarte unos movimientos de krump a cambio de un hielo o un cigarro, hasta grupos de skaters en plena pubertad, propios de una película de Larry Clark, sudados haciendo saltos con su tabla, tattoos incluidos.

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A lo lejos se escucha “Cyberpunkers accept no responsibility for this record!”, la Goa ha comenzado, a pesar del bochorno, entre el público no cesan los saltos, aunque corta un poco el rollo cuando se escucha a Love of Lesbian gritar eso de John Boy al mismo tiempo. Un poco más tarde Orbital nos alegra la noche con los maullidos de su Wonky, y la noche la cerramos con Tiga y un remix de You Gonna Want Me que hizo que de repente saliera la luz por el lado opuesto del escenario principal. Entonces mucha gente tiraba la toalla y se iba a casa, aun así algunas chicas todavía lucían un pelo y un maquillaje perfecto a pesar de que ya fueran las ocho de la mañana. El sol picaba y muchos osados se atrevían a volver a entrar en la piscina toy que decidieron plantar al fondo. Tras un intento fallido de after, el mejor plan es acabar la noche en una de las miles de villas que hay por la Vega Baja y disfrutar de un baño en una piscina en condiciones. ¡Una noche muy divertida sin duda!

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