
La obra artística de Manuel García explora la intimidad, el juego y la contradicción a través de una pintura visceral y abierta al error.
Entre lo naíf y lo brut, entre la cama y el cuerpo, la obra de Manuel García funciona como un diario emocional donde conviven referencias al pop, el cómic y la historia del arte. Hablamos con él sobre escultura, procesos intuitivos y el poder político de lo íntimo.

El título Dog Bed Games (exposición que se pudo ver en julio en Marc Bibiloni) sugiere juego, comodidad, pero también cierta ironía. ¿Cómo surgió este nombre y qué significado personal tiene para ti?
Manuel García: Es el título del cuadro que originó la expo. Me ayudó a desbloquear ideas y refleja el espíritu general: lo lúdico, lo íntimo, lo irracional.
¿Qué diferencia hay entre tener “un día perro” y “un día de perros”? ¿Cómo juegas con esa ambigüedad en tu obra? “
Manuel García: Un día de perros” es un mal día; “un día perro” es un día de juego, descanso, disfrute. Esa ambigüedad me interesa mucho.

En esta exposición incorporaste la escultura como novedad. ¿Qué te ha llevado a expandir tu práctica tridimensional en este momento?
Manuel García: Aunque ya había probado otros materiales, es la primera vez que muestro metal. Cortado a mano alzada, mantiene el gesto del dibujo. Busco siempre nuevos lenguajes y, como decía Chillida, me interesa más lo que no sé hacer. Además, el metal equilibra las pinturas tan cargadas de color.
Tus referencias a la Historia del Arte son constantes pero veladas. ¿Es importante para ti que el espectador las descubra por sí mismo?
Manuel García: Sí. Como las del cómic o la música, están ahí y cada cual las encuentra o las mezcla. Me gusta que el público se acerque libremente y descubra incluso cosas que yo no había visto.

¿Qué lugar ocupa el error en tu proceso creativo? ¿Te interesa más el accidente que el control?
Manuel García: El error es esencial. Lo busco como vía de escape frente a la perfección técnica. Me gusta tropezar con sorpresas, aunque también trabajo mucho el dibujo y el boceto para tener control si lo necesito.
En tus obras conviven la abstracción y la figuración, lo naïf y lo brut. ¿Cómo negocias esa tensión estilística sin que colapse el equilibrio de la pieza?
Manuel García: A veces colapsa, pero ahí está el interés. La contradicción genera movimiento. Si todo fuera igual, sería plano. Me gusta equilibrar lo expresionista o bruto con elementos más delicados, como en un discurso donde un taco bien puesto tiene más fuerza.

Dices que trabajas de forma “intuitiva y visceral, desde la boca del estómago”. ¿Cómo afecta ese enfoque emocional a tu manera de producir imágenes?
Manuel García: Es algo caótico, intuitivo y físico. A veces me libera y otras me enfada.
Las escenas de cama que representas no son solo físicas, sino emocionales. ¿Qué te interesa de ese espacio íntimo, incluso vulnerable?
Manuel García: La cama revela contradicciones, es refugio y escenario de lo íntimo. Además, su disposición me permitió jugar con composiciones y giros.

En un mundo sobreestimulado y politizado, apuestas por lo micro, por lo cotidiano. ¿Crees que lo íntimo puede ser también una forma de posicionamiento político?
Manuel García: Sí. Aunque me gustaría abordar temas globales, me interesa lo pequeño. Frente a la magnitud de ciertas injusticias, busco sostenerme en lo cotidiano, los vínculos, la comprensión y la contradicción.
¿Qué papel juega tu perro en tu día a día artístico? ¿Es una excusa, una compañía o un espejo?
Manuel García: Mi perra viene siempre al taller. Es todo eso. Los perros son libres de prejuicios. Me encantaría alcanzar esa libertad en la pintura.

Incorporas elementos del cómic, el grafiti o el arte digital en tu obra. ¿Te sientes heredero de una tradición pop o urbana?
Manuel García: Es inevitable. Vivo rodeado de esa mezcla, como en Instagram: un meme, una injusticia, un gol, un anuncio, todo convive. Esa estética fragmentada está en mi trabajo.
Has hablado de la pintura como un “diario abierto”. ¿Cuánto de autobiográfico hay en esta serie?
Manuel García: Mucho. Las obras recogen vivencias y detalles, desde lo emocional a lo trivial. Por ejemplo, pinté paraguayos justo cuando nació mi sobrina porque en mi familia plantamos un árbol al nacer alguien.

¿Cómo es tu relación con los materiales? ¿Hay alguno que te haya sorprendido últimamente en el estudio?
Manuel García: El metal me ha sorprendido: cortarlo, soldarlo, gastarlo, aplicarle ácidos… Me abrió nuevas posibilidades.
El juego figura-fondo se vuelve clave en muchas de tus piezas. ¿Qué te interesa de esa ambigüedad espacial?
Manuel García: No busco contar historias lineales. Las obras mezclan manchas, referencias, trazos… y generan un espacio indefinido, donde conviven elementos que contextualizan y otros que descolocan.

Finalmente, ¿qué significa para ti “estar en la cama” hoy, como metáfora o como espacio real?
Manuel García: Es un refugio y una excusa. Una contradicción.
Fotografía: Juan García-Mendoza