Entrevista a Neil Harbisson

El artista cíborg colabora con la marca de zapatillas Arrels

Neil Harbisson (Londres, 1984) es un cíborg. Así se define y así se lo reconoció el gobierno del Reino Unido en 2004, convirtiéndose desde ese momento en la primera persona del mundo en conseguirlo. La razón se hace evidente nada más verle: de la parte de atrás de su cabeza, directamente desde el cráneo brota una antena que recorre toda la parte superior hasta situar su extremo justo delante de la frente, como si de un tercer ojo se tratara. En realidad es mucho más que eso. El propio Harbisson la define como un nuevo órgano de su cuerpo que le aporta un sentido también nuevo: la capacidad de oír los colores.
No se trata de un capricho ni de una excentricidad, ni mucho menos. Harbisson nació con acromatopsia, una alteración de la vista que le hace percibir el mundo en escala de grises. Gracias a la tecnología y su nuevo órgano desde hace años es capaz de percibir los colores que le rodean, sólo que no lo hace como el resto de las personas, el “escucha” los colores. Una capacidad que asume como propia, hombre y máquina fundidos en un sólo ser. En otras palabras, un cíborg.
Pero además de cíborg, artista, ya que su percepción única del mundo que le rodea le permite realizar obras tales como pintar una canción, interpretar al piano el color de alguna ciudad o, más recientemente, colaborar con la marca de zapatillas barcelonesa Arrels. Con la idea de crear unas zapatillas que no sólo sean bonitas a la vista, sino también al oído y que representen la vibrante ciudad de Barcelona, Arrels ha recurrido a Neil Harbisson (ahora también embajador de la marca) para que diseñe su nuevo modelo lleno de color. Ya se puede decir que sus zapatillas molan a varios niveles.
Hablamos con Neil sobre esta colaboración, su antena y los retos a los que se enfrenta el ciborgismo en este siglo.

Desde que te implantaste la antena en 2003 la has ido actualizando incorporando nuevas características. ¿Qué funcionalidades tiene a día de hoy?
Ahora la antena capta colores que van más allá del espectro visible, desde infrarrojos a ultravioleta y también tiene conexión a internet, por lo tanto puedo recibir colores de diferentes personas: imágenes, videos o simplemente colores directamente en la antena. Hay cinco personas que pueden enviarme cosas y cada uno está en un continente diferente, por tanto es como tener un ojo en cada continente. También internet me permite conectarme a la estación internacional de la NASA, así que puedo recibir colores del espacio

¿Cómo funciona exactamente la antena?
Tengo un chip dentro de la cabeza que vibra en función de la luz. O sea, que las vibraciones del color se convierten en vibraciones físicas dentro del cráneo y estas vibraciones se convierten en sonidos. No es que sea una vibración arbitraria, cada color tiene su vibración, lo que pasa es que la vibración del rojo es 420 millones de millones de ondas por segundo y no se puede escuchar, pero el chip traspone esta vibración a una octava que se pueda percibir, o sea que es la misma nota pero cuarenta octavas más grave.

¿Cualquier persona que llevase un implante similar percibiría los colores de la misma manera que tu o hay un componente subjetivo de interpretación?
No se sabe porque no hay nadie con el mismo sistema. Es lo mismo que una persona con ojos, aunque sean los mismos ojos la percepción que uno tiene al ver es única, porque la percepción pasa en el cerebro, no en el órgano. Aunque cien personas tengan el mismo órgano sensorial la percepción de la realidad es siempre única, así que es imposible saber si dos personas con la misma antena percibirían lo mismo.

Entrevista a Neil Harbisson

Uno de tus últimos proyectos ha sido con Arrels, diseñando sus nuevas zapatillas. ¿Cómo surge esa colaboración?
Javi [Llaudet] me contactó para decirme que estaba empezando una colección de zapatos, que quería colaborar con artistas y que le interesaría contar conmigo. Lo conocí, me interesó mucho el proyecto y diseñé un zapato que sonase bien.

¿A qué suena el zapato que has diseñado?
Es un zapato en el que he traspuesto la canción Barcelona de Freddie Mercury y Montserrat Caballé a color para que puedas llevar una canción en los pies. Cuando lo miro puedo escuchar la canción a través de la antena. También se puede escuchar si te bajas una app con el móvil.

¿Te empezó a interesar más la moda cuando fuiste capaz de percibir los colores?
A mi me interesa crear arte a través de un nuevo sentido, no sólo en ropa sino en todos los campos. También me interesa el campo de la ropa para cíborgs, que es ropa adaptada a cuerpos con órganos con sentidos. Por ejemplo, crear capuchas o sombreros con agujeros por si tienes una antena, adaptar la ropa a cuerpos que en un futuro puedan tener nuevos órganos o nuevos sentidos. También la creación de ropa a través de nuevos sentidos sería ropa cíborg.

¿Cómo suele sonar la gente normalmente?
Depende de los colores que lleves vas a sonar de una forma o de otra. Hay gente que suena como acordes mayores, otros como acordes menores, otros que no suenan como ningún acorde y otra gente que se viste en silencio.

También has colaborado con Jordi Roca en la elaboración de un cromógrafo. ¿En qué consiste?
Es un plato giratorio transparente que tiene un sensor dentro, entonces cuando giras el plato se escucha el sonido del color de la comida que hay encima. Dependiendo de la comida o de los colores que tenga la comida puedes crear canciones o melodías, es decir, te puedes comer una canción.

También has participado en la película de Adam Green Aladdin. Con una capacidad visual y sonora como la tuya, ¿te planteas hacer más incursiones en el cine?
Sí, porque para mí las películas en color ya tienen banda sonora, el mismo color de la película ya es música. En un futuro sí que me gustaría crear una película donde la banda sonora fueran los colores que aparecen en la pantalla, por tanto sería una película un poco compleja de crear porque todos los colores que aparezcan en la escena tendrían que estar compuestos de forma que sonaran como yo quiero.

Hace más de una década que te convertiste en cíborg. ¿Cómo está el ciborgismo a día de hoy? ¿Se han producido avances significativos desde entonces?
Cuando en 2003 hablaba de la palabra cíborg la gente o no tenía nada que decir o se reía porque se pensaban que era broma. También si decía que escuchaba los colores mucha gente no se lo creía y eso ha cambiado. Ha ido cambiando muy rápidamente, la gente entiende el concepto cíborg y no lo ve como ciencia ficción, sino como un hecho real, el que podamos unirnos físicamente a la tecnología. La gente se ha acostumbrado mucho más al uso y al hecho de llevar siempre tecnología encima, así que el hecho de convertirse en tecnología no se ve tan raro como antes, pero creo que aún falta tiempo para que la gente vea la antena como un órgano y no como un aparato. Aún ahora hay gente que lo ve como un wearable y para mí es un nuevo órgano sensorial y una extensión de mis sentidos.

Entrevista a Neil Harbisson

Si se normalizase la implantación de tecnología en el cuerpo, ¿crearía diferencias en la raza humana?
Sí, no somos iguales y va a haber mucha diversidad. La diversidad va a ser algo a lo que la sociedad se tendrá que acostumbrar, tener el derecho y la posibilidad de decidir qué sentidos y qué órganos se quiere tener. Eso va a crear una diversidad enorme, va a haber gente con sentidos y órganos que otra gente no tiene, va a haber gente que se va a identificar como otras especies. No vamos a definirnos todos como humanos sino que vamos a definirnos como diferentes especies, y esta diversidad que habrá en este siglo va a ser uno de los grandes cambios.

¿Qué papel juega la comunidad médica en este desarrollo?
Los comités de bioética son los más difíciles de convencer. Hay muchos médicos que están interesados en hacer estas cirugías, pero tienen que pasar un comité de bioética que normalmente no las aprueban. Estas son cirugías transespecies, porque en mi caso yo estoy añadiendo un órgano que no pertenece a mi especie, que sería una antena, y estoy añadiendo sentidos que tampoco pertenecen a mi especie, que serían la percepción ultravioleta e infrarroja que sí existen en otras especies. Creo que en los años 20 sí vamos a ver países que van a aceptar las cirugías transespecie de la misma forma que las cirugías transgénero al principio no se aceptaban y después poco a poco lo han ido haciendo.

Desde la Cyborg Foundation que diriges, ¿a qué retos os enfrentáis ahora mismo para avanzar en esta aceptación?
Los comités de bioética es uno de los principales, y también el derecho a ser reconocido como tecnología, el hecho de que tú puedes ser tecnología. No llevar o usarla, sino identificarse también como tecnología. En mi caso estoy en conversaciones con el gobierno sueco para que me concedan la nacionalidad del país, ya que el material con el que está hecho mi antena es sueco. Creo que si tienes un órgano sueco lo eres en parte y tendrías derecho a solicitar la nacionalidad de ese país.

¿En qué punto se encuentra la situación en España?
No lo sé muy bien. Lo que noto es que no hay mucho de este tema, en el sur de Europa va un poco más lento. En Alemania sí que hay más actividad sobre el ciborgismo, hay hasta una sociedad de cíborgs en Berlín, y en Londres también hay cosas. La mayoría ocurre en Estados Unidos, Brasil, México y Canadá.