Cómo engancharte a la vida y aprender a valorarla desde el crudo realismo de la calle, hasta que se asiste de cerca al final de la existencia
Ese alma y esa filosofía es lo que ha impregnado de soul el nuevo disco de la neoyorquina Xenia Rubinos. Un carácter intimista desplegado hacia fuera para gritarle al mundo que la vida está para vivirla, aprovecharla y bailarla. Para este segundo álbum , la joven de sangre cubana y puertorriqueña se ha alejado de los ritmos latinos que le vienen de serie para centrarse en las piezas clave de su nueva etapa: el funk, el hip hop, el jazz y la electrónica. Todos ellos unidos en este alegato hacia el carpe diem de esencia conceptual dramática, producido por Marco Buccelli con Jeremy Loucas como ingeniero de sonido, que respira desde el pulmón emocional y el drama social pero con una sonrisa, aunque sea desdentada.
Profundizando en Black Terry Cat enseguida se percibe una gran carga emocional ¿tenías claro que querías hacer un disco con esta profundidad o salió innato?
Lo que me propuse antes de empezar fue hacer música que me gustaría escuchar, música que tenga mucho soul y feeling.
¿Cuál es la parábola?
Mi mensaje principal es expresar mi sonido, mi voz, mi estilo. Tal vez también te quiero decir que hay muchas distintas maneras de ser y de vivir bajo el sol. There are so many ways to be under the sun.
Con él pones sobre la mesa problemáticas sociales de gran trascendencia. En concreto centras la mirada en el terrible caso de Michael Brown, muerto a causa de la violencia policial… ¿Qué te llevó a reivindicar esta lacra?
Mientras grababa el disco casi todos los días salía alguna nueva noticia de otro crimen de brutalidad contra personas de color en USA. No había cómo esconderse de la realidad de estos grandes y complicados problemas que tenemos en este país: poco control de armas de fuego, brutalidad de la policía, una sociedad muy violenta y agresiva, pobres relaciones raciales, racismo institucional, y la estadística de que uno de cada tres niños afro americanos nacidos hoy en los estados unidos terminará en la cárcel.
¿Puede la música salvar vidas o por lo menos ayudar a encaminarlas?
Absolutamente sí. Es por la música que estoy viva y es la música la que aporta luz cuando nada mas en este mundo parece tener sentido. La música siempre tiene su orden y su razón.
Con estos catorce temas te sumerges en la vida de barrio, en la rutina callejera… ¿qué lecciones se aprenden en la calle dignas de ser convertidas en música y canciones?
Para ser muy clara, no me crié ni viví una vida que se puede considerar como verdaderamente callejera. Si he vivido toda mi vida en ciudades y observo este tipo de vidas a mi alrededor.
Foto: Camilo Fuentealba
Emotiva también es la historia que se esconde detrás de tu tema “Black Stars”. Una canción bautizada del mismo modo que David Bowie tituló su último disco, y con un trasfondo algo similar. ¿Qué significa para ti este tema y esta bonita, aunque dura, coincidencia?
La única coincidencia con mi canción “Black Stars” y “Black Star” de Bowie es que tienen títulos similares. Fuera de eso creo que la música no tiene mucho que ver con la de Bowie. Escribí la canción años atrás, después de regresar de una visita con mi padre, el era muy mayor y tenía problemas de salud. La letra se trata de decirle a alguien que nunca moriremos, y todas las cosas que ellos (y tú) quieren escuchar. También había escuchado decir que, cuando miras las estrellas, algunas de las luces que ves son de estrellas que ya se han muerto. Con esto me vino la imagen de una estrella negra. A mi papá querido le dio un infarto cerebral muy grave el día antes de que yo empezara a grabar Black Terry Cat. Pasé cada día a su lado hasta que después de un mes falleció. La semana después de haber esparcido sus cenizas en Cuba, regresé a Nueva York y, como no encontraba forma de salir de mi cama, me obligué a empezar a grabar el disco. Tuve la gran suerte de trabajar con dos grandes talentos en este disco: el ingeniero Jeremy Loucas y mi baterista y productor Marco Buccelli. Sin su apoyo y cariño no hubiera podido continuar. Tal vez esas circunstancias y la experiencia que viví hizo que todo lo que tuviera relación con el disco fuera más intenso y más importante que nunca. No parábamos de trabajar hasta que agotábamos todas las opciones o hasta que encontráramos el sonido o el resultado que queríamos. Cada decisión era de vida o muerte. Pero, aunque yo estaba en un shock emocional total todavía por todo lo que había ocurrido, logramos hacer un disco muy dinámico y lleno de vida. No es un disco triste, es un disco que tiene mucho soul, mucha vida.
Desde luego has conseguido que el disco tenga ese halo de optimismo, a pesar de la dureza. De ahí, quizás esa apuesta tuya en el sonido por la fusión de estilos que, a priori, pueden resultar opuestos… ¿cómo es la convivencia de la electrónica con ritmos más pasionales?
En este disco no uso ritmos latinos. El mestizaje de géneros al que te refieres en este disco tiene más que ver con mezclar influencias de hip hop, jazz, funk y sonidos actuales.
Esta vez volvemos a escucharte acercándote al hip hop (“I won’t say”) e incluso al jazz (“How strange it is”) de una manera más pronunciada… ¿cómo concilias ambos géneros?
Para mí el jazz y el hip hop no son géneros contrarios. Los dos en sus tiempos evolucionaron de innovación, improvisación/freestyle y eran formas rebeldes de expresar cultura. Sampling que forma gran parte de la identidad de hip hop, también se encuentra en el jazz cuando un músico que está improvisando de repente cita otra canción en mitad de su solo. Los dos géneros se basan en la idea de usar todo lo que encuentres a tu alrededor, quién eres y lo que sabes para crear algo nuevo.
¿Consideras al rap y al hip hop como la poesía del siglo XXI?
Creo que la poesía sigue siendo poesía, y el rap y el hip hop son música. Pero también creo que algunos raperos son poetas.
La pieza angular del disco, sin embargo, creo que es tu apuesta clara por el funk, ¿estás de acuerdo?
No, tal vez la pieza angular del disco soy yo.
¿Cuál es la faceta más reveladora de Xenia Rubinos en este Black Terry Cat si lo comparamos con tu anterior Magic Trix?
Creo que en este disco mi estilo está un poco mas enfocado y claro. Le puse más importancia a lo que significan las letras, y también dediqué mucho más tiempo a encontrar mi voz y cómo quería cantar cada pieza. Creo que logré hacer algo mío, pero que también te invita a que sea algo tuyo.
¿Qué buscas expresar a través de la instrumental y muy experimental “Now ur being the girl”?
Es un interludio, quería que el disco tuviera varios momentos de música improvisada donde tienes la sensación de escuchar personas en un cuarto tocando. Ese interludio fue grabado en el iPhone de un amigo en mi sótano, los tres estábamos completamente borrachos a las 4 de la mañana y empezamos a tocar juntos.
¿Cómo tienes pensado desenvolver en el escenario este nuevo disco, cómo serán los conciertos?
La última vez que toqué en Madrid un amigo me dijo que tengo que buscar el duende. Pero aunque no sé si lo he encontrado, será un show muy dinámico. Estoy explorando mi cuerpo y como mis movimientos físicos afectan mi voz. Tal vez me encontrarán bailando un poco mas… Actualmente estoy tocando a modo de trío, con un bajista que también se encarga de samples y Marco Buccelli en la batería.
¿Te veremos por España?
¡Si! Antes que termine el año allí estaré!
Ya para terminar… ¿Es la fotografía de esa niña con vestido azul la imagen perfecta para poner rostro a este Black Terry Cat?
La fotografía es de Joseph Rodríguez en Spanish Harlem, NYC 1988. Una niña vestida para ir a la iglesia y que muestra sus dientes delanteros perdidos. Ella es la perfecta anfitriona del disco, tiene mucho soul es muy funky y a la misma vez elegante. Ella personifica el concepto de elegancia áspera, esa que estoy explorando en mi música.