Entrevista con Anxos Fazáns (A Estación Violenta)

Tras firmar varios cortometrajes (Direcciones, Nacer en Septiembre, Area), una webserie (Fame) y diversos trabajos como ayudante de dirección y script, Anxos Fazáns (Pontevedra, 1992) debuta al fin en el largo con A Estación Violenta, adaptación de la novela homónima de Manuel Jabois. Una película tan sincera como arriesgada, con Galicia como escenario, el rock underground como banda sonora y la melancolía como protagonista. Nerea Barros y Alberto Rolán encabezan un reparto que podremos ver en cines a partir del 15 de junio gracias a Márgenes Distribución.

Para tu primer largometraje adaptas de forma libre la novela homónima de Manuel Jabois. ¿Por qué partir de un texto ajeno en lugar de optar por uno propio?

La respuesta en realidad es: ¿por qué no? En mi caso la elección de trabajar en un texto ajeno viene directamente de los giros que da la vida. A Estación Violenta cayó en mis manos en el mejor momento. Yo acababa de salir del máster de dirección en la Escac, estaba deseando dar el salto al largometraje, pero no había tenido tiempo de escribir y desarrollar un proyecto propio. En el estreno de Las Altas Presiones, de Ángel Santos, en la que yo trabajé como meritoria de dirección, me reencuentro con el productor de Matriuska, Daniel Froiz. Hablamos de nuestros proyectos, en ese momento yo distribuía un cortometraje y él preparaba un nuevo largo.

Daniel llevaba años detrás de la adaptación de esta novela, es amigo desde la juventud de Manuel Jabois, y hace mucho que sabía que quería trasladar su primera novela a la pantalla. Cuando nos reencontramos, estaba desarrollando el proyecto, pero le faltaba el puesto de dirección. A mí me interesó la idea, me parecían muy interesantes los trabajos anteriores de su productora, Matriuska, y había algo en la novela que parecía conectar fuertemente conmigo. Supongo que como productor Daniel Froiz supo ver que yo tenía la capacidad y sensibilidad suficiente para llevar a cabo este proyecto, además esta productora siempre apoya proyectos de nuevos directores.

Para mí fue un regalo encontrarme con esta novela y con este proyecto, A Estación Violenta habla de personajes que viven intensamente, que no piensan en el futuro, que se obsesionan por el pasado, habla de mujeres que se van o que deciden marcharse, de la relación entre personajes de diferentes generaciones, de la importancia de lo que no se habla o no se ve, pero permanece en el fondo. Todos estos temas me obsesionan desde hace tiempo y ahí estaban, listos para ser reelaborados por mí. Era una oportunidad que no podía dejar escapar.

Entrevista con Anxos Fazáns (A Estación Violenta)En la imagen de arriba, la directora Anxos Fazáns rodeada por el reparto de A Estación Violenta. Sobre estas palabras y de izquierda a derecha, Nerea Barros, Alberto Rolán y Xose Barato en una escena de la película.

Ha sido un proceso de más de dos años entre la escritura del guion, la preproducción, el rodaje y el montaje, ¿cuál ha sido la mayor dificultad a la hora de pasar del corto al largo?

Para mí hacer cortometrajes tiene muchísimo mérito. Es un formato que me cuesta mucho y con el que no termino de sentirme cómoda, no consigo sintetizar lo suficiente como para contar bien algo en tan poco tiempo. Tengo la sensación de que en mis cortometrajes nunca he conseguido desarrollar al completo mis historias. Consumo más largometrajes que cortos y supongo que eso hace que de forma automática mis historias tiendan hacia una duración y una estructura de largometraje.

El paso del corto al largo es difícil y a la vez no lo es. Creo que lo único difícil es dar el paso, saber comprometerte y responsabilizarte con el trabajo y tiempo que implica sacar adelante una película. Una vez das el paso y estás dentro del proyecto todo consiste en trabajar, trabajar y trabajar. Mirar mucho hacia una misma, pensar en lo que una quiere hacer realmente, asentar el proyecto y creer en él hasta el final. Lo bueno de hacer un largometraje es que por lo general puedes dedicarle más tiempo a su desarrollo. Por suerte en nuestro caso he podido dedicar tiempo a escribir y reescribir la historia para adaptarla a mí, a mi modo de ver la historia, a mi estilo y mi personalidad.

Entrevista con Anxos Fazáns (A Estación Violenta)

Has optado por rodar en celuloide, ¿querías dotar de mayor realismo a la película de este modo?

Hemos decidido rodar en 16mm porque se trata de una historia íntima, que relata relaciones intensas pero sutiles entre personajes, porque es una película que habla de la melancolía y la nostalgia. Creo que el súper 16mm aporta todo esto en cada fotograma simplemente a través de su textura, su color, su vibración. Gracias a este formato podemos trabajar con la imagen para que se transmitan estos sentimientos y sensaciones, apoyando la puesta en escena, la composición, las interpretaciones y aportando una capa mayor de significado.

Para mí no se trata exactamente de realismo, sino de una sensibilidad diferente, de una atmósfera que el celuloide puede ayudar transmitir y que me parece muy interesante incorporar a mi discurso. El formato en celuloide se puede trabajar de diferentes modos y bien usado puede aportar capas nuevas, pero no todos lo trabajamos buscando lo mismo, depende del proyecto y de las intenciones de la directora.

Entrevista con Anxos Fazáns (A Estación Violenta)

Y has elegido el gallego como lengua para el filme. ¿Por qué? ¿Se doblará a otros idiomas ahora que Márgenes Distribución lo va a llevar a las salas comerciales?

Hemos elegido grabar en versión original en gallego porque la película transcurre en Galicia, la novela fue publicada en gallego, es mi idioma materno y con el que yo y gran parte del equipo vivimos y trabajamos, también los actores son todos de Galicia, conocen y hablan el idioma. Los protagonistas se mueven en un ambiente de arte y cultura en Galicia, en este entorno es bastante habitual utilizar el gallego como idioma principal.

Por desgracia sigue siendo una decisión complicada de cara a la distribución dentro de España. Por eso esta decisión que para mí es normal y coherente con mi entorno se convierte en una decisión un poco transgresora, se convierte en un paso importante. Para mí y para el equipo es positivo poner en valor nuestro idioma, que se hable y se distribuya en nuestro idioma, debería de ocurrir más y normalizarse en todo el estado. Por eso la película no se doblará a otros idiomas para su distribución en salas de cine, se proyectará con subtítulos, al igual que en todos los festivales por los que hemos pasado hasta el momento.

Morriña, fariña y rock&roll

Entrevista con Anxos Fazáns (A Estación Violenta)

La música es una constante en la película, con una amplia selección del rock underground de la escena gallega. ¿Supone una reivindicación de un estilo que no pasa precisamente por su mejor momento?

En realidad no creo que el rock y la música underground gallega esté en un mal momento. Evidentemente, el término underground ya define un modo de producir al margen. Creo que hay un vínculo entre ese modo de hacer música y nuestro modo de hacer cine. Poco a poco se construyen redes y se hace posible producir, distribuir y que el público llegue a esta música y a este cine.

En mi día a día vivo rodeada de música, de músicos, de conciertos en salas, en eventos, en festivales… forma parte de mi cotidianidad y de la de muchos, aquí y en todas partes supongo. El personaje protagonista vive en Santiago, es periodista y escritor, la noche del underground gallega está llena de personajes como él, simplemente me baso en lo que veo, en lo que forma parte de nuestras vidas, para terminar de construir los personajes y la película.

Entrevista con Anxos Fazáns (A Estación Violenta)

También te vemos a ti al frente de tu grupo, Contenedor de mierda, defendiendo el tema ‘Ponte de pijo’. ¿Qué tal lo de ponerte tú misma delante de la cámara?

Efectivamente, tengo un grupo de punk, el proyecto nació en paralelo al desarrollo de la película. Por eso llegado el momento me parecía natural incluirnos entre la lista de grupos que tocan en directo para la película. Ponerme delante de la cámara no me ha costado nada, de hecho, siempre me ha interesado la interpretación y durante un tiempo incluso quise ser actriz. Además estoy acostumbrada a tocar en directo con la banda, ha sido sencillo poner la cámara delante y hacer el mismo show de siempre.

La parte musical no se queda ahí: en Santiago y Vigo los pases de la película van a ir seguidos de conciertos en salas próximas. ¿Qué es lo que habéis preparado?

Varios de los grupos que aparecen en la película tocando en directo participarán en la Festa Violenta, el evento de presentación de la película en Galicia. Pantis, Rabuda y Contenedor de Mierda son los grupos que forman parte de la Banda Sonora. Además, nos acompañará IGMIG, otro grupazo del underground gallego que, aunque no aparece en la película, encaja muy bien con el espíritu que queremos imprimir a este estreno. Un punto salvaje, incorrecto y festivo.

A Estación Violenta habla de la noche y el underground gallego y por eso queremos celebrar su estreno con una fiesta como las que se ven en la película, ¡pero esta vez con más alegría que melancolía!

La fiesta será el día 31 de mayo la Sala Capitol de Santiago de Compostela y el día 1 de junio en la Sala Radar de Vigo, veremos si esta fiesta se puede llevar incluso a alguna otra ciudad.

Entrevista con Anxos Fazáns (A Estación Violenta)

El desnudo es otra herramienta que utilizas bastante en la narración visual…

Creo que los cuerpos tienen una capacidad especial para transmitir sensaciones y emociones. Hay una honestidad en un cuerpo desnudo que es imposible conseguir de cualquier otro modo. Los personajes de mi película son personajes rotos, en un momento decadente y nostálgico, pero aun así mantienen una fuerza en sus relaciones, hay una fuerte tensión entre esos cuerpos. Me interesa investigar esa energía de los cuerpos desnudos y aprovecharla para que cuente las cosas que no se pueden contar con palabras. Creo que la suma del uso del celuloide y de la importancia de los cuerpos convierten esta película en una película física.

Por otro lado también creo que hay que normalizar y naturalizar los cuerpos, la mayor parte de escenas de desnudos de la película son cotidianas y normalizadoras: unos amigos bañándose en una playa, alguien que sale de una ducha o que acaba de despertarse. Creo que nuestra sociedad aún sufre de mucho puritanismo y que hay que romper barreras en ese sentido. Los cuerpos son cuerpos, todos tenemos uno, hay que aprender a verlos y a mirarlos para aceptarlos.

Entrevista con Anxos Fazáns (A Estación Violenta)

La película desprende nostalgia por doquier, y resulta imposible no sentirse identificado para la generación de los que tenemos treinta y tantos. ¿Es el síndrome “Peter Pan” lo que afrontan los personajes?

No es tan simple como no querer crecer, creo que la nostalgia de la película va mucho más allá. Es como la morriña de Galicia, que no es sólo echar de menos un lugar, sino que es mucho más profundo. A Estación Violenta habla de la nostalgia de la juventud vivida, pero también de la soñada, de las intenciones, sueños y metas que uno tiene y cómo con el tiempo éstas pueden ir rompiéndose y desapareciendo. Nunca ha sido fácil dedicarse al mundo de la cultura y el arte, ahora seguimos sintiendo que cada vez es más difícil hacer cine, la película se cuestiona precisamente todo eso. Qué sentido tiene querer ser escritora, música, directora… Qué sentido tiene querer mantener la pureza de la juventud, vivir intensamente, ser pasional…

El personaje de Daniela tiene unos veinte años y toda una vida de decisiones por delante, en la que no sabemos si tropezará con las mismas piedras. ¿Supone un atisbo de esperanza en una historia de derrotas?

El personaje de Daniela desprende luz y esperanza, pero no sólo por su juventud, sino porque es un personaje mucho más maduro y consciente de su tiempo. Tiene sueños y metas, pero sabe mantener los pies en el suelo. No sabemos si con el tiempo tropezará con las mismas piedras, pero al menos tiene la opción de escoger y el ejemplo próximo de los protagonistas de la película. Ella los ve y los admira, pero a la vez sabe que están tocando fondo, derrotados, y es consciente de que quiere ir por otro camino y al menos intentar construir su propio futuro.