“LA REVOLUCIÓN DIGITAL HA REDUCIDO EL RIESGO Y LA SORPRESA”
David Trueba dice que la juventud termina cuando tu jugador de fútbol favorito tiene menos años que tú. Para los que no estén familiarizados con las metáforas futboleras, es decir, los que no midan cualquier extensión de terreno en campos de fútbol, podría decirse que uno se hace viejo cuando algo que conoció como tendencia, de pronto aparece como clásico. Brunetto parece empeñado en hacernos sentir viejos. Porque resulta que UNKLE, Red Snapper o Fluke son ya estándares. Algo que puede ser ya una referencia clara. Porque tú piensas que los 90 fueron ayer. Y no es así. Es en este peso en el que lucha Brunetto. Rompiendo el ritmo. Tratando de unir el BPM. Y no es una lucha sencilla. A veces es difícil llegar a la claridad, a la limpieza que emerge del caos. Al hipnotismo del bombardeo. En su nuevo disco ‘Sheroine’, Brunetto se atreve con todo el espectro de la época. Hip hop en “War Games”, trip en “Survivor” y Breakbeat en “Sheroine”. “Childs of God” es de un academicismo sorprendente. Por eso ’Sheroine’ resulta un disco sorprendente al principio, curioso para la fecha después, pero reconocible al final. Se percibe un trabajo muy duro para llegar a terrenos explorados hace mucho. Las referencias distintas como “Evergreen” o “Cinnamon” logran aportar frescura sin distorsión. Pero en el fondo, por momentos, es un disco oscuro, que parece necesitar una guía para adentrarse en él. El mismo Brunetto nos hace los honores…
Un largo viaje desde ‘Homeself’ ¿Qué ha pasado? Ha pasado de todo. El tiempo ha pasado como un suspiro ¿a ti no te pasa? Cuando edité “Homeself”, mi 2º disco, aún residía en Sevilla y estaba día y noche a los platos de un local distinto y atrevido como Bauhaus, quise sacar ese álbum como nuevo paso para dar a un poco más de empuje a la electrónica y el downtempo más visceral en una ciudad harto complicada para todo lo que sea salirse del guión preestablecido. En 2006 hice las maletas y me fui a Barcelona. Nada más llegar me atreví con otro álbum “B+”, con raíces más urbanitas, pop, pero sin perderle la cara al ritmo roto, la síntesis oscura y el hip hop. Las cosas volvieron a ir muy bien pero el caso es que necesitaba un cambio radical en mi vida, otro más, cambiar la noche por el día. Sin desvincularme de la escena musical he trabajado desde entonces como responsable de prensa y promo de empresas como Decoder Muzique, Phonomonkey, Miracle… sellos como Irregular, Disboot, etc. No he parado tampoco de escribir para diversos medios: Spinner/AOL, Clubbingspain, Go!, Denso Mag, La Milk, Clone, MedWinds, etc. Haz las cuentas, un día sigue teniendo, que yo sepa, 24 horas. Me ha sido imposible encarar un álbum en todos estos años, como mucho algunos remixes y producciones contadas para la tele o documentales… Ahora, en 2014, desde ya un año mágico para mí, por fin he podido parir mi deseado 4º largo.
En cualquier caso, ha merecido la pena, ‘Sheroine’ es un disco potente. ¿Qué sonido querías dejar en el álbum? Como no podría ser de otro modo he querido plasmar el estado de ánimo en el que me he encontrado en el último año y medio. Estaba lleno de ideas y ganas, mi cabeza era un globo a punto de explotar. He estado meditando tantas veces sobre mis años mozos, las ganas de desempolvar los cómics y discos que amontono en mi sótano… Eso se traduce musicalmente en un guiño muy claro hacia la década de los 90, claramente mi enganche por los big beats británicos de sellos como Skint o artistas tipo UNKLE o Death in Vegas. También el coctel que tanto me pirraba cuando me ponía a los platos, como era mezclar techno y rap. Para hacerlo más personal finalmente he tirado también de sonidos que me han atraído mucho en los últimos años como el bass, el post-step y el pop-electrónico nórdico. Sé que es un riesgo importante sumar todo eso en tan solo 10 canciones, encima procurar darle un orden… pero el reto me pareció precioso. Espero haberlo pasado con nota. Yo, al menos, tri-satisfecho.
‘Sheroine’, bonito nombre. ¿A qué se debe? Gracias por el cumplido. Como mencionaba antes era, perdón, soy, un fanático de los cómics –no en vano dibujaba y estudié en la Escuela de Artes- y siempre me fascinaron heroínas tipo Red Sonja (Conan), Sif (Thor), etc. Ojo, que también admiro a mujeres reales de la Historia como Amelia Earhart, Nina Simone o mi propia madre. “Sheroine” es una palabra compuesta que me saqué del coco en honor a todas ellas y a la ambigüedad del mismo vocablo “heroína”. Mi música juega tanto con los golpetazos y arranques de valor en los beats, sintes… como juega con las atmósferas más oscuras y narcóticas.
Además de ti, habrá más responsables, ¿no? Sí que los hay, vocalmente, y son varios, he querido contar para esta ocasión con los sevillanos I AM DIVE, ACCD, Verónica Mey, el ex cantante de Anika Sade Fede Weiss y los MCs norteamericanos Young Quincy y New5ense. En cuanto a lo instrumental todo ha sido parido por los cacharros que apilo en mi humilde estudio barcelonés, mientras el mastering final fue obra de Pablo Bolívar, cosa fina este señor.
¿Es ‘Sheroine’ el disco que crees que le debías a tus referencias? ¿Algo que estuviera a su altura en el grado de experimentación? Si te soy sincero creo que siempre estaré en deuda con mis referencias. Me he nutrido de tanta, tantísima música en los últimos tiempos que nada me parece mucho, ni excesivo. Soy un music lover extremista. Quiero continuar levantando piedras y seguir descubriendo tanto lo más novedoso como discos o artistas de antaño, de los sesenta e incluso te diría de compositores clásicos, me encantan Chopin, Satie… La electrónica y los beats seguirán siendo mi esencia siempre. También me sugieren mucho la cantidad de películas y series que me zampo. Si experimentar es jugar con todo esto y más imprimiéndole tu propia personalidad y carisma, quiero continuar así hasta que la palme.
Y a ti, ¿cómo te ha afectado a ti? ¿Cómo crees que ha hecho evolucionar tu sonido? De la manera más natural. Dicen que la música se reinventa, así lo pienso, año tras año lo podemos percibir con estilos o sobretodo un puñado de artistas que dan la campanada pero que sin embargo nos recuerdan a algo ya parido antes. El sonido de Brunetto ha seguido un camino similar pero sin echarle el anzuelo a nada de esto que lo está petando actualmente. Al menos evidentemente, ya dije que el post-step me parece muy atractivo. Cuando es serio, contundente y tiene profundidad es lo más. Me gusta también como se abren los ritmos y como sirve para mutar voces pop en fantasmas de tono apagado. Por otro lado el melodrama escandinavo me parece riquísimo. Hermoso. A nivel de producción he optado por aclarar más los loops de ritmos, para, en cambio, ensuciar y distorsionar bajos y sintes. Muchas veces sustituyo golpes y drum kits por arpegios. Algo a lo que le tenía muchas ganas también es crear notas de sintes más brillantes, para contrastar alegría con tanto cangüele. Un puro circo donde tuve que domarme a mí mismo.
Hemos oído que estabas deseando llevar el disco al directo. ¿Es un disco hecho con ese enfoque, el del directo? Antes de que se me vaya el santo al cielo, mi primer directo será el próximo 17 de mayo en el 1er aniversario de Generator (Barcelona). Dicho esto… pues claro que sí, el siguiente escalón de todo músico es llevar el invento al escenario. Es un placer. En un directo el artista debe sentirse arropado por el público, ese que compra tus discos, se descarga tus canciones y por el que hay que sudarlo todo. En mi cabeza tengo tres conceptos de live que se darán según la ocasión. El más habitual es en formato ‘lobo solitario’ junto a algunos de mis cacharros: un par de sintes, algún secuenciador o sampler Roland, un Octatrack para hacer travesuras, el micro… Mi idea es convertirme en un rabo de lagartija que no pare quieto los 50 minutos o la hora que esté tocando. Siempre le daré un plus de mala leche o intensidad a los temas que interprete. Jugaré con los estados de ánimo y procuraré terminar con un buen clímax. No está descartado algún guiño o cover de alguna banda mítica tipo Pink Floyd o bandas sonoras como… Mejor lo descubrís jeje.
¿Cómo percibe alguien que ha mamado los noventa, el momento de la electrónica ahora?
Si digo que la de ahora es un mojón, estaría mintiendo. Si digo que la de los 90 fue la mejor década de todas, también me crecerá la misma napia que a Pinocho. Ahora siguen elaborándose la misma cantidad – o más- de buenas producciones que entonces. Las ideas siguen fluyendo. Si me obligas a fruncir el ceño diría que lo que echo más de falta ahora es el factor sorpresa. También el riesgo, antes tenías (o las discográficas) que pensarlo tres veces antes de planchar un LP o un 12”. Ahora el riesgo es menor, una de las “ventajas” de la revolución digital. Otro punto positivo es haber descubierto cómo la electrónica en España por fin se ha sacudido los complejos de encima, ya nos empiezan a valorar en el extranjero. Finalmente valoro mucho como se redimensiona la calidad del audio, gente como Flying Lotus, Jon Hopkins, James Holden o The Haxan Cloak lo consiguen, cada uno a su estilo y con sus propias herramientas. A pesar de que nunca llueve a gusto de todos, opino que el momento actual es saludable.
¿Y qué cambios has visto en el público después de tanto tiempo viéndoles desde arriba? He notado dos cambios principalmente. Uno es que observo más baile de edades. Las nuevas generaciones no se cortan ni un pelo a la hora de ir a escucharte, los jóvenes no son tontos y quieren ir a ver en directo o pinchando aquel artista que tanto les mola y llevan en el iPod. Los de mi generación siguen siendo igualmente fieles, aunque en muchas ocasiones no tienen más remedio que quedarse en casa cuidando de su prole. Creo que los oídos entrenados en la buena música jamás se oxidan sino que se reinventan. Lo otro que me llama la atención es como no pierden detalle y canturrean o tararean temas cuya melodía o estribillo no son para nada convencionales. ¿Cuántas veces habrán oído las canciones estas criaturas?
Dinos la verdad, ¿descartas dar un pelotazo a lo Daft Punk? La verdad es que sí, quedó descartado desde el mismo momento en el que no cuento con la misma infraestructura de marketing y merchandising que ellos. Tampoco con un cheque en blanco de la MTV o la participación de grandes señores -aún no acabo de entender como aparecen acreditados por muchos como los que tienen que dar las gracias a Daft Punk cuando es totalmente al contrario- como Nile Rogers. Ni siquiera tengo fichado al omnipresente Pharrell Williams, quien con The Neptunes me flipaba. Curiosamente ha habido un compañero de un diario que sí comparó un track del disco, “War Games”, con una de las piezas de la banda sonora de estos chicos para “Tron: Legacy”. Concretamente del corte “Derezzed”. No te creas que me sentó mal, sino todo lo contrario. Repito, pelotazos no creo, me sentiré pagado si gracias a este álbum llego a más personas que antes, que encima lo valoren, y ostras, si a un director de cine o de publicidad se le antoja cualquiera de mis canciones, con un lacito y unos bombones.
Aparte de discos y sesiones, haces algunas otras cosas, como bandas sonoras ¿Algún proyecto paralelo en perspectiva? Así es, he tenido la suerte de haber creado ya varias para algún que otro documental (“El fantasma de los deseos”, “La casa de las sirenas”), también instalaciones de vídeo para museos como la que hice en su día para Barbadillos… Actualmente tengo dos proyectos en camino. Uno más inminente como es la música para un juego, “Unlocked”, y la otra la música original para un espectáculo de danza. Toda esta rama creativa me pone a cien por hora. No hay nada que me haga más ilusión que firmar mi música en una película de ciencia ficción y misterio. Espero que la próxima vez que hablemos este sueño se haya cumplido.
¡Ah! Una última pregunta, casi personal ¿Brunetto? ¿De dónde proviene? Mi nombre de pila es Bruno, físicamente no soy precisamente un Gasol, así que por estatura y por mi cercanía siempre a todo lo italiano en el instituto pasaron de llamarme Martelli o cuando jugaba al fútbol Bruno Conti… a Brunetto. Tal cual. A partir de 1994 lo adopté como nombre de guerra para mis DJ sets. He tenido otros seudónimos como BlandiBru o BR1 MC, pero Brunetto sin duda se irá a la tumba conmigo. Ahora en vez de a la tumba me marcho a la cama, hora de seguir soñando con esa banda sonora o canción propia en una película.