Fangoria by Fangoria

Él es la música y cerebro en la sombra. Ella es la voz y mente catódica. Se entienden y completan de la misma manera que la inteligencia combina con lo artificial. Hace poco estrenaron su último trabajo, ‘Canciones para robots románticos’, coproducido junto a Guille Milkyway y Jon Klein. Centrifugado geométrico para robots polisentimentales que ayuda a combatir la desidia natural de aquellos que hastiados, huyan al mundo en composición en el que habitan y donde Bowie es el astro rey. Dejamos que hablen y esto es lo que ocurre.

Alaska: “En el momento en que murió Bowie me replanteé lo poco que me interesaba el futuro de Cataluña. Me importa la vida que Bowie me ha enseñado y que nada tiene que ver con esta realidad. ¡Que no se me olvide lo que descubrí con él a los 12 años! ¿Importaba el colegio o la Transición? Importaba que a mi abuela le cogía propaganda de Suárez porque le encantaba. Punto. Vivo en paralelo porque lo he decidido. ¿Qué piensa el 90% de la gente del Bowie del 72? Que es una mamarracha pintada, un maricón que pervierte el rock. Vivimos en un mundo en el que Bowie del 72 es Dios y así queremos seguir”.

Nacho: “Bueno yo es que hace mucho que me desconecté del mundo. Me he planteado incluso dejar de votar. O resucita Lazarus Bowie al tercer día o yo de estos señores tan ordinarios no quiero saber nada. Quiero un mundo más Bowie. Un mundo en el que el arte tenga más presencia, unido al sentido del humor. ¿Qué tal algo más robótico, como en el nuevo álbum?”

A: “Es una paradoja que nos define mucho. Un robot, en principio, no puede ser romántico. Ya estás incurriendo en algo que es imposible”.

N: “Claro, pero es que si alguna vez llega a haber robots, su presencia acabará cuando intenten ser románticos. Serán perfectos mientras sean lo que son pero cuando metan sentimientos de por medio, todo se va a ir a la mierda. Hablamos de canciones, por tanto, para aquellos robots que están en ese proceso de querer ser románticos, de camino a la destrucción. Recuerda que somos Géminis y no podemos amar sin que al final sea todo un poco caótico. Por eso hemos vuelto a escoger dos polos opuestos como son Jon Klein y Guille Milkyway. Lo gótico y techno duro frente al sonido Philadelphia más discotequero”.

A: “Ya pero recuerda la norma de no hacer un cuarto trabajo con alguien. Una ley absurda que nos obliga a cambiar. Aunque vayan bien las cosas, necesitamos estímulo. Con ellos es la segunda vez que trabajamos. Por cierto, ¿te has dado cuenta, lo mucho que se parece Guille a Carlos (Berlanga)? Hay mucha biografía músical común entre ellos. Carlos era un diletante. Nosotros hubiéramos hecho el papel de intermediarios. Si hay un natural born producer para Carlos, ese es Guille Milkyway”.

N: “¡Ya! (risas). Hubieran acabado trabajando juntos, lo que no tengo tan claro es si se hubieran llevado bien. Carlos era un viva la vida que quería hacerlo todo sin saber de nada y Guille lo quiere hacer todo porque sabe hacerlo. Carlos era una petarda”.

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A: “Bueno, ¡volvamos a la geometría polisentimental!”.

N: “Es una canción entre robots. Si quieres ligar con un robot pues lo que haces es mandarle un mapa de circuitos y ya se verá si le viene bien. Es la única canción real para robots románticos. Habla de una persona muy pragmática que está intentando declararse a otra persona, pero somos seres imperfectos. Al final, acaba saliendo la andaluzona que hay dentro de cada robot”.

A: “Ni siquiera sería romántico, creo,  porque estaría actuando de manera racional. Lo dice la letra. Nuestras canciones ya sabes que son como de ranchera y de bolero”.

N: “¡Totalmente! Aunque jamás hubiera pensado en ella como single. Una canción con un estribillo que diga: “un cuadrado, una esfera, un triángulo”.

A: “Nacho, ya sabes que nunca hemos tenido esa capacidad de elección ni entendemos lo que es el circuito comercial. Pensamos que el single sería ‘Fiesta en el infierno’ pero delegamos esa decisión. Si se equivocan que sean otros, que el pop es muy complicado”.

N: “Bueno, es que no tiene límites ni reglas. Conseguido, puedes hacer todo lo que te propongas”.

A: “Oye, pero esa falta de reglas o límites no lo convierten en un género simplista que es lo que nos quieren hacer ver los heterosexuales que hacen rock. Hacer pop bien es un don o lo tienes o no. El tuyo es natural. Yo no lo tengo. No te lo digo ahora que estamos en 2016, te lo hubiera dicho también en el 78. Yo escribo por imposición.

N: “Es que tú eres más seria. Siempre que oigo o veo algo tengo que escribir para estar listo para cuando me pidan letras. Aún sigue teniendo de referente a Bowie. Es una manera de verlo todo. No es una manera de ser músico sino de ser”.

A: “Piensa también que el que nos reinventemos es culpa suya. Crecimos viendo a una persona que hablaba de viajes espaciales y luego grababa un disco con negros en Estados Unidos.”

N: ¡Menos mal que ahora nos entendemos!

A: “¿Recuerdas cuando nos conocimos?”

N: “No me acuerdo mucho, solo que ibas muy bien vestida (con tu camiseta de Kiss) y unas gafas”.

A: “Bueno Nacho, tú fuiste ultra antipático y me trataste fatal, como tratabas a todo el mundo. Como vendedor eras un desastre. Te lo recuerdo. Teníais Carlos y tú aquel puesto en el Rastro al que yo me acerqué para comprar un disco de Los Sweet, que ya tenía, pero era para conoceros. En el Madrid del 77, con la Transición en pleno auge, acuérdate lo que era ver a alguien vestido de negro y con una camiseta de Kiss. ¡Si era un erial!”.

N: “¡Totalmente! (risas) Éramos singulares y nos organizábamos según vestíamos. Ahora no puedes juzgar un libro por sus tapas, antes sí”.

A: “Bueno, el otro día escuché en una tienda cómo preguntaban por la marca Ramones. El pop es así pero con eso, te lo digo todo. ¡Una vuelta a nuestra época clubbing es lo que haría falta!”

N: “Sí, Stella y Morocco volverían a tener sentido como club ahora. Debería haber en Madrid un antro a lo David Lynch. Versés y Ultrapop están muy bien pero estaría bien algo más de otro estilo”.

A: “Ya pero que lo hagan otros, yo ya estoy cansada. Hubo un momento al final de Dinarama, con la irrupción del acid y el house que enlaza con el techno de finales de los 70 y la música disco, que no solo eran referencias para nosotros sino que nos llevó a gestionar y programar esas salas donde éramos los disc jockeys. ¿Comenzamos en el 87/88, no?”.

N:“Sí”.

A: “¿Recuerdas como nuestros conciertos tenían dos partes y en medio pinchábamos a los Ramones junto a Abba? Era un revulsivo. Hay gente que no ha salido de Nacha Pop o Rick Astley.

N: “Deberían cambiar eso…”.

A: “Bueno, nosotros a lo nuestro, que estamos en un momento muy estable y veo nuestro futuro hoy, igual que hace 10 años”.

N: “¿Unidos, no?, ¡pues muy bien!”.

 

(Moderador: Manu Romero)

Artículo publicado en el número 145 de Neo2. Si quieres ver el número completo de forma gratuita puedes descargarte nuestras apps para Ipad o tablets Android. Si no tienes tablet también puedes verlo en nuestro simulador de tablet online en Free Issues