Para celebrar los treinta años de la caída del muro de Berlín son muchos los homenajes que desde distintos ámbitos artísticos se están llevando a cabo. Este es el caso de ‘La Artificialidad del Límite’ en la madrileña sala Conde Duque hasta el 7 de diciembre. Una anti-oda a los muros como aterradores obstáculos que separan, aíslan y matan.
‘La Artificialidad del Límite‘ presenta una serie de instalaciones que se pueden visitar durante toda la semana, aprovechando el puente, en el vestíbulo principal de Conde Duque en Madrid.
En cada una de las instalaciones de ‘La Artificialidad del Límite‘, los distintos creadores interpelan a la historia abriendo reflexiones, y generando puntos de vista contrapuestos respecto a la articulación de los límites, y la separación ideológica y física entre personas. La euforia internacional presentó aquel evento como un símbolo icónico de libertad, progreso, desarrollo, unión y paz entre dos formas de entender el mundo y sus núcleos de participación, pero los sucesos posteriores han puesto en cuestión la eficacia de su gestión.
Fotograma con la valla ante el mar Mediterráneos de la ciudad de Melilla
Si bien es cierto que algunos muros fueron liquidados, y que la sensación de libertad (individual) se instaló en el consciente colectivo de la sociedad, también es verdad que la muy social demócrata Europa, vio nacer en su corazón fracturas y cicatrices, resultado de una galopante y despiadada globalización, que en aquel tiempo se consolidó levantando otros muros de desigualdad.
Dos proyectos conforman la exposición ‘La Artificialidad del Límite’:
05786
Instalación creada por Lucas Sere Peltzer, Sebastian Podesta, Wiktoria Natasza Konwent, Matiullah Afzal con la colaboración de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado).
Este trabajo alza la voz para denunciar la situación global de los procesos migratorios, y conecta al público con personas e iniciativas que pretenden revertir esta realidad. Las mantas que distribuye ACNUR funcionan como elemento clave para indagar sobre la doble moral de una sociedad, que protege a esos cuerpos vulnerables del frío, pero también de la exposición pública.
“Cada manta representa una persona, una ausencia, una víctima de las brutales políticas de exclusión, cuyo cuerpo yace en una tierra desconocida que fracasó en atender a su llamada.”
Disonancias fronterizas
Domix Garrido Abenza y Mario Gutiérrez Cru nos remiten a las balsas que transportan personas ilegalmente, desde las costas del Norte de África hasta el Sur de Europa. Se trata de una balsa real como símbolo de la injusticia internacional, en la que ondean 39 banderas que representan a los países emisores de migrantes, de fugitivos de la guerra, ya sea por pobreza, persecución o por otras causas.
Los límites geopolíticos suponen el punto de partida, para asignar el punto de vista en la orilla receptora. Una deconstrucción de los límites geográficos de estados fallidos, construidos en el siglo XX con una escuadra en los despachos de las más poderosas potencias.
A través de unos megáfonos, el público se somete al escrutinio de esas voces anónimas que constituyen un colectivo que genera caos, terror y que diluye los límites —sobre todo morales— de nuestra sociedad bien pensante.
‘La Artificialidad Del Límite‘, hasta el 7 de diciembre
www.condeduquemadrid.es
Fotos: Lukasz Michalak © CONDE DUQUE
Texto: Jaume Amills, edición María Muñoz
