FLEET FOXES

LA BANDA SONORA DE LA REVOLUCIÓN QUE NO SERÁ

Habrá muchos que todavía tengan calentito el conciertazo de Fleet Foxes en el pasado Primavera Sound, donde presentaron su último disco “Helplessness Blues”. Nuestro colaborador, Hugo Gañán, nos cuenta sus impresiones sobre el álbum.

Hubo un tiempo en el que una guitarra acústica era un arma para matar fascistas. En el que dos chavales con voz de pito y un pañuelo en la cabeza podían arrastrar a las masas contra un gobierno. En el que un grupo con nombre de agencia de publicidad podía dejar su sello con un par de instrumentos y cuatro voces. Pero ese tiempo ya pasó. Uno de los chicos de voz aflautada es hoy un santo en vida, que negocia su repertorio con un gobierno peor que el que combatió 30 años antes. Y de los demás, no queda nada. ¿Nada? Quizá no haya que ser categórico. Cuando escuchas “Helplessness Blues”, el nuevo disco de Fleet Foxes, sientes que algo de todo aquello permanece, aunque solo sea en cuanto a manifestación musical. Y eso, cambiar el activismo por la interpretación, puede que no sea tan mala idea, al fin y al cabo. Porque aunque Helplessness Blues sea heredero de aquella tradición, también es una muestra de que el compromiso ha dado paso al dominio instrumental y el mensaje a la perfección vocal. Sin duda un triunfo de la forma sobre el fondo. “No hay muchas oportunidades de expresar lo que piensas más allá de la propia música. Nuestro día a día de grabación y gira no es muy diferente del de Metallica, por ejemplo. Así que, a veces, es difícil conjugar ambos aspectos”, admite el hipnótico cantante de la banda, Robin Pecknold. Afortunadamente, Fleet Foxes no se acogen a una única forma. Porque el disco, lejos de la linealidad, va de los ambientes elaborados de “Montezuma”  a la sutileza de “The Cascades” o la vocación de single de la propia “Helplessness Blues”. En definitiva, es seguro que con este disco no nos crecerá el pelo ni nos impulsará a acampar en Sol, pero sí nos hará pensar que aunque la revolución fracase, siempre podremos refugiarnos en la simple música.