HACIENDO BALANCE: VIDA FESTIVAL Foto: Mika Kirsi

EL FIN DE SEMANA EN EL QUE FATHER JOHN MISTY DEMOSTRÓ SER UN CRACK DE LOS PIES A LA CABEZA

Sin agobios ni solapaciones, al Vida Festival en cuanto a comodidad pocos pueden hacerle sombra. Consolidado en esta segunda edición como una alternativa de lo más coqueta al resto de propuestas festivaleras de la temporada, bien es cierto que por momentos el recinto pudo vislumbrarse levemente desangelado y, en cierta hora de la madrugada, uno echaba mucho de menos algún nombre en su cartel que levantara el vuelo de las almas más crápulas que por ahí se paseaban. Pero como decimos la cita de Vilanova i la Geltrú es todo un gustazo. Y no sólo por ese aire casi familiar que se respira (algo que ya era marca de la casa en el extinto Faraday), sino también por esa predisposición a mimar los detalles y reconvertir espacios como su bosque encantado en un punto obligado de peregrinaje para relajarse o quemar los filtros del Instagram. Empezamos con las jovencísimas Mourn, quienes aun calcando el setlist que semanas antes desarrollaron en el Primavera Sound o el Festival de les Arts demostraron, nuevamente, que la edad no va reñida con la frescura de una propuesta que sigue sin perder fuelle en las distancias cortas. Poco después Ezra Furman se autoreivindicó como uno de los mayores bichos raros del rock actual vestido para la ocasión hecho un cuadro. El estadounidense, esta vez sin sus The Harpoons, derrochó energía a raudales y dejó claro que, aun siendo un desconocido para la inmensa mayoría del público, de talento anda más que sobrado.

HACIENDO BALANCE: VIDA FESTIVAL Mourn. Foto: Lulu Voodoo

Grupo de Expertos Solynieve puede que no ofrecieran el mejor concierto de sus vidas (el sonido del escenario La Masia hizo un flaco favor a todos los artistas que durante las dos jornadas ahí tocaban), pero a Jota y los suyos se les veía con una actitud admirable, disfrutando de lo lindo de ese atardecer musicado que protagonizaron y que, incluso, les llevó a dedicar “Déjame Vivir Con Alegría” a Varoufakis y el pueblo griego 24 horas antes de que el ‘OXI’ se alzara en sus calles. A Benjamin Clementine en cuanto a técnica nadie puede ponerle pegas (lo suyo está a caballo de John Grant, Antony Hegarty y hasta un Elton John de flema francesa). Acompañado de una cellista, un batería y un teclista repasó los mejores números de su reciente “At Least For Now” bañando sus composiciones de un dramatismo que rozó cuotas épicas cuando, sólo ante el piano, bordó “Condolence”. Pero a pesar de protagonizar momentos de una belleza extrema como por ejemplo cuando tocó “Adios”, no sabemos muy bien por qué pero no consiguió precisamente emocionarnos ni ponernos los pelos de punta durante todo su recital tal como esperábamos. Cumplió, por supuesto, pero todavía le falta un poquitín más de recorrido para alzarse como un artista total.

HACIENDO BALANCE: VIDA FESTIVAL Benjamin Clementine. Foto: Mika Kirsi

Lo de los catalanes Pacosan fue todo un ejercicio de krautrock bailable solvente y sobrado de energía, y más teniendo en cuenta que recientemente han debutado con un “My High” que sí o sí debería aparecer a finales de año en las listas de nuestros mejores álbumes patrios. Cómo les descubra Pitchfork se va a liar una buena con ellos, advertidos quedan. Por su parte, The War On Drugs, como cabezas de cartel de la jornada del viernes, fueron de los que más público congregaron con ese soft rock que tanta mama de Bruce Springsteen, Wilco o, hasta si me apuran, Fleetwood Mac. Hubo solos de guitarra cojonudos como el de “Comin’ Through” y momentos para enmarcar como cuando para la recta final se dejaron “Red Eyes”. Sin embargo, en el primer tramo de su bolo sonaron bastante más dulcificados de lo que se podría esperar y no fue hasta los minutos finales que ganaron en rotundidad.

HACIENDO BALANCE: VIDA FESTIVAL The War On Drugs. Foto: Mika Kirsi

Nueva Vulcano se vieron salpicados por el sonido poco vigoroso del escenario La Masia, pero aun con esas hicieron un buen repaso a toda su discografía sin olvidarse de puntales pretéritos como “Te Debo Un Baile”, “Esto No Es París” o una celebrada “Níquel, Canela”. Todo lo contrario que Super Furry Animals, quienes provocaron una huída masiva del público por culpa de un repertorio tedioso que no justifica ni mucho menos su retorno a los escenarios. A Dios damos gracias que The Saurs y Dj Coco, en La Cabana Jägermusic, levantaran el vuelo y nos hicieran acabar el primer día con una sonrisa de oreja a oreja. Ya el sábado, Andrew Bird mostró su virtuosismo, tanto tocando el violín como abrazado a su guitarra, con un repertorio perfecto para el marco de un festival. Fue a lo seguro arrancando con “Imitosis” e interpretando los números más movidos de su discografía como esas “Pulaski At Night” y “Danse Caribe” que pusieron punto y final a su concierto en el punto más álgido posible. Aunque lo mejor aún estaba por llegar.

HACIENDO BALANCE: VIDA FESTIVAL Super Furry Animals. Foto: Mika Kirsi

Si hubo una sorpresa mayúscula, alguien que se comió a todos sus adversarios del cartel con una facilidad pasmosa, ese fue, sin duda, Father John Misty. El batería de Fleet Foxes no paró quieto ni un instante y mostró una actitud apabullante que, por momentos, le hermanaba con Jarvis Cocker y sus incesantes contoneos de cadera. Indiscutiblemente, supo conquistarnos con su chulería innata (no paró de hacer bromas, como por ejemplo cuando nos preguntó hasta dónde tenía que llevar desabrochada su camisa de fucker) y supo sacar el máximo provecho a un repertorio que, ya de por sí, es la envidia de sus coetáneos. Qué vuelva las veces que haga falta porque los escenarios necesitan más artistas carismáticos como él. Woods sonaron de lo más descafeinados por culpa de la falta de potencia del escenario maldito de La Masia, pero aunque la voz de su cantante era del todo inaudible, gracias a temas como “With Light and With Love” triunfaron minutos antes de que los cabezas de cartel de la segunda jornada, Primal Scream, volvieran a afianzarse como una baza de lo más segura. Bobby Gillespie y los suyos saben perfectamente lo que el público espera de ellos y van a piñón fijo con un setlist al que pocas pegas se le puede poner más allá de la ausencia de “Some Velvet Morning”. Por mucho que pasen los años, siempre es una gozada disfrutar de temas como “Kill All Hippies”, “Swastiska Eyes”, “Country Girl” o “Rocks” y dejarse el alma bailando hasta que el cuerpo diga basta.

HACIENDO BALANCE: VIDA FESTIVAL Primal Scream. Foto: Mika Kirsi

Una vez los británicos acabaron buena parte del público se esfumó del recinto, pero los que nos quedamos tuvimos la ocasión de disfrutar de la sesión maravillosamente ecléctica de Guille Milkyway (se atrevió hasta a pinchar el “Yo Quiero Bailar” de Sonia y Selena) y de unos Indiescabreados que con el paso del tiempo han ido ganando en técnica. Despedimos este segundo año del Vida Festival por todo lo alto y contando los días que faltan para una tercera edición que ya ha confirmado a The Divine Comedy. En un año, más y mucho mejor.

HACIENDO BALANCE: VIDA FESTIVAL Foto: Mika Kirsi