JAY THE RIPPERFoto: Craig Stecyk

RECORDANDO AL GRAN JAY ADAMS, LA SEMILLA ORIGINAL DEL SKATE MODERNO (1961-2014)

Jay Adams ha muerto hace apenas unos días, a los 53 años, de un paro cardíaco durante un viaje de surf con su novia y amigos en México. A él le debemos el espíritu agresivo y no-conformista que define al skate. Escribir sobre Jay Adams no es fácil, especialmente cuando ya tanto se ha hablado de él. Su nombre resurgió con fuerza después de la exitosa película “Lords of Dogtown” (2005), basada en la vida de un joven Jay y sus amigos en Los Ángeles, cuando a mediados de los 70’ descubrieron las posibilidades que ofrecía patinar piletas vacías, revolucionando el mundo del skateboarding para siempre. Los Z-boys impulsaron el skate a las alturas, iniciando la era del vert y grabando sus nombres en la cultura occidental como pioneros de un movimiento que influenciaría moda, música y arte.

Jay Adams, Tony Alva, Shogo Kubo y Stacy Peralta son los beatniks del skate, amigos que a través de su pasión y rebeldía escribieron una nueva forma de relacionarse con el paisaje urbano. “Doscientos años de tecnología americana construyeron un inmenso parque de cemento de potencial ilimitado. Pero fueron mentes de chicos de 11 años las que vieron ese potencial” explicaría acertadamente el fotógrafo Craig Stecyk, testigo privilegiado de dicho movimiento, quien colaboró en su difusión a través de imágenes, artículos y diseños, que se convirtieron en las primeras gráficas sobre tablas de skate. Nacía el skate-art. Nacía una cultura. El poder del dinero no tardaría en llegar también.

“Nunca gané realmente dinero con el skate y ser pro nunca me importó tampoco” afirmaría Jay en 2001 desde la cárcel, ámbito donde pasó varios años de manera esporádica a partir de 1982. Las drogas y la violencia anunciaban un futuro oscuro, pero desde 2008 y con ayuda de amigos, logró salir de prisión a una nueva vida, llena de skate, surf y Dios. Jay se hizo creyente y dedicó sus últimos años a disfrutar y ayudar a que los jóvenes no caigan en adicciones.

JAY THE RIPPERFoto: Craig Stecyk

“Algunos niños son criados con leche y galletitas, Jay fue criado con surf y skateboarding” contaría el legendario Tony Alva, quien en 2012 agradeció en lugar de Adams el ingreso de este al Salón de la Fama del Skateboarding, ya que Jay nunca se llevó bien con la fama, el público ni los homenajes. “Jay Adams es el arquetipo del skate moderno” sentenciaría Stacy Peralta, quien rescató la aventura de los Z-boys en su documental “Dogtown & Z-boys” (2001), el cual generó un tardío pero merecido respeto a esta banda de pioneros, que parecía mas una pandilla que un team.

Quienes lo vieron patinar, describen su estilo como impredecible, espontáneo, explosivo, arriesgado… un reflejo de su alma. El skateboarding muestra cómo somos íntimamente y Jay Adams lo usó como vía de expresión en una sociedad donde no encajaba. A partir de él, muchos jóvenes rebeldes se volcaron al skate, ya que la tabla les ofrecía un escape creativo y divertido. Esa esencia estaba viva en Jay y sigue viva en cada skater, motivándolo a ir por más, a inventar nuevas pruebas, a enfrentarse a lo imposible. “Jay es el virus que nos infectó a todos” concluiría Peralta, quien mientras Jay caía preso, fundaba Powell-Peralta, bifurcando un camino que iniciaron juntos, innovando día a día en piletas vacías, llenándolas de emoción.

Cuando una vez le preguntaron a Jay que skaters admiraba, su respuesta iluminaba con sinceridad -y autoridad- cualquier debate: “Me gustan todos. El skateboarding abarca muchos estilos y terrenos. Me gustan y respeto todas las formas. También me gustaría ver un retorno del slalom y el downhill.” El final de Jay cierra el dilema skate vs longboard donde todo empezó, sobre una tabla. La semilla original se convirtió en árbol y alcanzó el cielo. Patina y surfea en paz eternamente Jay!

texto: Fred Wood / @_mad_Era_dixie