Con un centenar de obras, entre bocetos, dibujos, cuadros, esculturas e instalaciones audiovisuales, Ballester vuelve a la escena después de treintaicinco años de silencio.
Desde que en 1976 se disuelve Equipo Realidad, tras el abandono de Joan Cardells, toma la decisión de mantenerse alejado del circuito artístico, negándose a responder a la lógica del mercado del arte. El propio Ballester, que desde entonces trabaja como diseñador grafico, cuenta que en ese momento dejó de ser pintor pero le fue imposible dejar de pintar, da fe la prolífica producción de estos años en solitario que, bajo el impulso de una propuesta de la Politécnica de Valencia, se expone en las salas de La Nau, el centro cultural de la universidad. Ballester abarca distintas técnicas y distintos estilos, remarcando así su intención de abstenerse de la necesidad comercial de tener un estilo definido, en favor de una libertad expresiva que sigue solo las pautas del antojo creativo. En el tentativo de poner orden en esta deseada incoherencia, la exposición recoge las obras en cuatro ámbitos argumentales: Postrimerías de la realidad. Los años de plomo, que agrupa las obras pertenecientes al último periodo de Equipo Realidad, después de la huida de Cardells; Ucronías cubistas, que son unas reflexiones sobre los limites autoimpuestos del cubismo; Carnés de identidad, que reúne retratos metamórficos y simbólicos de personajes notorios y anónimos; Queridos Monstruos, apartado en el que se muestra una de las mitologías personales de Ballester, la lucha mejicana con su attrezzo chillón. Obras, todas ellas, recorridas por un lenguaje cercano y a veces irónico, testigos de una visión crítica y meditada del mundo, la misma que lo ha llevado a renegar radicalmente el circo del arte, ¿pero entonces por qué un regreso hoy? Quizás se trate de una cuestión de naturaleza, de la naturaleza comunicativa de toda obra de arte que, en la exigencia de cumplir con su función, lo haya empujado a llevar a la luz ese centenar de obas y a rescatarlas del mutismo solitario de un taller. No es un retorno a los focos, no hay búsqueda de notoriedad, quizás solo haya llegado el momento para que sus obras hablen por él.
Ucronías, autopsias, vendette. Jorge Ballester, memoria y prospectiva
Hasta el 4 de diciembre 2011
Sala Estudi General, Thesaurus i Martínez Guerricabeitia – La Nau. C/ Universidad, 2, Valencia
