Las campañas publicitarias contra el fraude fiscal siempre han funcionado entre los ciudadanos, ¿por qué no entre las grandes empresas?

Desde aquel mítico slogan de 1978, “Hacienda somos todos”, las campañas promovidas desde el Estado para concienciar a la ciudadania sobre la necesidad de pagar nuestros impuestos por el bien común han sido siempre un éxito, dignas de premio. Otra campaña de 2008 hace alusión a como antes de los 80 éramos más insolidarios y en la locución de los spots se oyen cosas como: “Don Matías era muy listo… engañan a Hacienda… se hacia rico a costa de los demás… Hoy somos más solidarios y solo una minoría defrauda… si alguien defrauda, perdemos todos”. En otro anuncio del mismo año, un niño preguntaba a su padre: “¿Quién ha hecho esta carretera?… ¿Y mi colegio?… ¿Y este hospital?”. El padre respondía: “Yo”. Y la voz en off explicaba: “Tu bienestar no se hace solo, sino entre todos: Pagando impuestos”. Estas campañas publicitarias funcionaron tan bien que durante los años siguientes  la publicidad estaba más enfocada a informar sobre cómo realizar la declaración de la renta que a concienciar. Aunque en el 2014, y probablemente como consecuencia de la crisis, el gobierno vuelve a apelar a nuestras conciencias. Seguro que recordáis el spot donde un señor con corbata acompaña a su hija y a su nieto al colegio. Por el camino el señor confiesa: “Ayer hicimos la declaración… ya sabes… con trampilla, para no tener que pagar”: Y la hija le responde: “Claro, para no tener que pagar… Para no tener este colegio, ni universidades, ni formación… para no tener”. Y la voz en off remata: “Cuando alguien defrauda está defraudando a todos. Y solo con el compromiso de cada uno podemos mejorar”. Y el slogan: “Lo que defraudas tú, lo pagamos todos”. Y luego estaba el del taller, en el que una señora le pregunta al mecánico si le puede hacer la factura sin IVA. Y éste sabiamente le responde: “Sí, claro, sin IVA… Y sin hospitales. Sin pensiones. Sin carreteras”. La verdad es que la publicidad española siempre ha sido muy buena. Pero todos los que nos dedicamos a esto de la comunicación sabemos que para dar con una buena idea primero hacer falta que el cliente te dé un buen briefing. Y estos casos el cliente siempre es el mismo, el Gobierno de España. Por eso, y a pesar de que la abogada del Estado dijera hace apenas un mes en su alegato del caso Noos que “Hacienda somos todos” era solo publicidad, nos preguntamos: si los gobiernos tienen tan claro que “si alguien defrauda, perdemos todos“, ¿por que no han hecho campañas igual de efectivas para que las grandes empresas no evadan impuestos hacia los paraísos fiscales?

La inversión española hacia paraísos fiscales fue de 2.073 millones euros el pasado año, ¿sabes cuánto dinero hubiera recaudado el gobierno si ese dinero se hubiera quedado en España?

Estamos hablando de unos 550 millones de euros. Un dinero que serviría para que no mueran enfermos porque el gobierno no tenga dinero para pagar sus tratamientos, como ocurrió recientemente con los de hepatis C, o, como ocurre constantemente, que estudiantes no abandonen la Universidad pública porque no pueden afrontar el pago de la matrícula. Por no hablar de las jubilaciones o prestaciones para los más desfavorecidos.
Los paraísos fiscales nos están robando esos recursos ofreciendo a empresas y ciudadanos no residentes un régimen tributario beneficioso para ellos, que no para la sociedad. ¿Y cuáles son esas ventajas que ofrecen a las grandes empresas? Básicamente una exención total o muy significativa en el pago de los impuestos, lo cual fomenta la desigualdad social, haciendo que los ricos sean cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres.
Según un estudio realizado por la Tax Justice Network es posible que existan en el mundo entre 17 y 26 billones de euros escondidos en dichos paraísos, los cuales hubieran aportado aproximadamente 230.000 millones de euros en concepto de recaudación de impuestos. La riqueza de estas élites económicas según dicen los expertos que han realizado dicho estudio “están protegidas por expertos y discretos profesionales que aprovechan la economía global cada vez más transfronteriza”.
Pero, ¿es posible cambiar esto? ¿Se puede hacer una campaña de concienciación para que las grandes empresas no eludan impuestos? Quizás estos mega emporios no tengan conciencia, pero la ciudadanía sí la tiene y tiene el poder de hacer que la clase política actúe, y si se lo propone puede conseguir incluso que esas compañías abandonen voluntariamente los paraísos fiscales con solo dejar de comprar sus productos.

La campaña para acabar con la era de los paraísos fiscales: “No al escaqueo”

Al igual que la campaña “Hacienda somos todos” hizo que gran parte de la población se concienciase de la importancia de contribuir a la hacienda pública, esta puede hacer que la ciudadania acabe con la era de los paraísos fiscales. Aunque en esta ocasión no está promovida por el gobierno, sino por Oxfam Intermón, una organización no gubernamental de cooperación para el desarrollo. Su principal causa es luchar contra la pobreza y la injusticia en el mundo. Una de sus últimas iniciativas es la campaña No al escaqueo. Su objetivo es recaudar firmas para presionar al futuro gobierno de España para que definitivamente tome mediadas que acaben con los paraísos fiscales.
Los protagonista de la campaña son gente real, como tú y como yo, con problemas reales que fácilmente se solucionarían si hubiera justicia fiscal. Por ejemplo, sale Leo, un agricultor dominicano que a pesar de pagar sus impuestos vive sin agua corriente. También tenemos ejemplos más cercanos, como Marta, una diseñadora española que aunque paga sus impuestos no puede permitirse pagar la universidad pública de su hijo. Al final parece que todos pagamos el pato del escaqueo fiscal de algunas grandes empresas. Pero esto puede cambiar. El primer paso para lograr un mundo más justo y solidario es firmar la campaña de Oxfam Intermón.

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Firma y acaba con el escaqueo fiscal en: http://www.noalescaqueo.org
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La Publicidad y la Justicia Social———————————-
A la izquierda, Marta: Diseñadora española que paga sus impuestos y no tiene dinero para enviar a su hijo a la universidad pública.
A la derecha: Leo, agricultor dominicano que paga sus impuesto y no tiene ni agua corriente.
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La Publicidad y la Justicia Social———————————-
Kyohairewe, de Uganda, productora de café, paga sus impuestos y no tiene una carretera decente para distribuir su café.
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