LA VIDA FÁCIL DE RICHARD PRICE

UNA PUTA OBRA MAESTRA

Insistimos, este es uno de los libros del año. Hace poco ya publicamos un post en este mismo blog donde uno de nuestros colaboradores nos lo recomendaba. Ahora publicamos la crítica de Javier Giner. Y es que no nos cansaremos de repetir que este libro es una obra maestra.

Hay libros que son más que libros. Hay novelas que son mundos. Hay ciertas historias que trascienden lo inerte de una página de imprenta y se convierten en pálpito, en vida. Hay letras que estallan entre tus manos y se cuelan en tu respiración, en la forma de ver tu realidad, haciendo que olvides que estás en medio de un polvo, en un autobús, pintándote las uñas de los pies para el festival veraniego o atendiendo una recepción anodina. Te empapan y te convierten en suyo, como los Ultracuerpos. Hay instantes de esos mundos que te hacen sentir pequeñito, insignificante ante semejante despliegue de verdad y de talento. “La vida fácil” es eso y algo más. Es una puta obra maestra. Es virtuosismo. Es lo que Mozart hubiese escrito si hubiese tenido el talento. Richard Price, galardonado escritor de siete novelas, algunos guiones de cine (entre ellos “El Color del Dinero” de Martin Scorsese que proporcionó a Paul Newman su primer y único Oscar) y guionista estrella de la serie de HBO “The Wire”, publica este “La vida fácil” y literalmente, te deja sin aliento. Le llaman noir urbano y tiene mucho de eso: de polícias, pipas, manipulcación, drogas, sombras, música, marginalidad, embellecedores, lunas tintadas y salas de interrogatorios. También de alcohol y comida.


Me encantaría poder chuparle dos, con dos me conformo, de todas las neuronas que debe tener este señor llamado Price en la cabeza. Me conformaría con firmar con mi nombre la página de agradecimientos de este libro. Me conformaría con ser amigo suyo y asistir a la creación de su prosa, aunque fuese amordazado y la tortura de la gota china cayéndome en la tonsura que me está comenzando a crecer. Ya las citas de prensa que acompañan la edición española intimidan, como poco. Que el New York Times diga que tus diálogos son mejores que los de Elmore Leonard o David Mamet, que Michael Chabon diga de ti que eres uno de los mejores escritores de diálogos de la historia de la literatura norteamericana, que el Kirkus diga que es ilegal que no publiques más a menudo… no es cosa de todos los días, para qué engañarnos. Pero es que este libro es así de bueno. Es brutal.


“La vida fácil”, imposible intentar resumir su trama (todo comienza con un homicidio guarro a pie de calle, a media noche, uno de los cientos que ocurren en Nueva York), se convierte en una extensísima red de relaciones, encuentros, dolor, sangre, violencia, culpa, miedo y vergüenza, información y haciéndole justicia es toda una experiencia en si misma. Contiene algunos de los personajes más brutalmente complejos, desgarradores, vivos y dolorosos que yo recuerde en muchísimo tiempo. Escrita con la soltura e inteligencia a la que nos tienen acostumbrados los best-seller veraniegos, “La vida fácil” sin embargo, se eleva por encima de esta trash-etiqueta para convertirse en lo que es: en el cuadro maestro de un pintor en estado de gracia. Un “Jardín de las Delicias” poblado por almas perdidas que se dañan y temen y no se entienden y se vengan y se obsesionan y se agreden y se buscan y de vez en cuando, equivocadamente y desesperanzados, se aman y se mienten, y vuelven a dañarse. Un fresco poblado de diálogos de los que hacen historia, de un conocimiento del ser humano apabullante, de una maestría innegable. Vertiginosa y enrabietada como aquellas películas de Friedkin o Lumet de los setenta, inevitablemente neoyorkinas, de colores vibrantes y grano sucio, apabullantemente dolorosas. Tiene algo de oda poética a la ciudad que puebla las ficciones de medio mundo. Desde el basurero. Por si eso no fuera poco, entretiene que no veas. De verdad, haceros un favor. Leed esta maravilla.