LIVIN' LA HEINEKEN EXPERIENCE

Todo en un día

Aunque no lo creas posible, no siempre los planes A son mejores que los planes B, y te lo digo por experiencia. Si mi vida más o menos ordenada hace que cualquier tipo de plan de última hora no se pueda colar entre mis horarios, el miércoles todo se fue al garete… y qué bien se siente uno cuando sucede. Heineken nos invitaba al partido de la Champions League que enfrentaba al Barça y al Bayern de Munich, en Barcelona y lo que parecía, en un primer momento, un viaje de prensa normal y corriente, se tornó al minuto 2 de la primera parte en toda una aventura inexplicable, loca y sin escatimar en cualquier tipo de gasto o divertimento. Un autobús nos esperaba a las puertas de nuestro hotel, Princesa Sofía, en plena Diagonal. Visita guiada por Barcelona, cata de cervezas y después fútbol. Todo parecía el plan idóneo, para el perfecto forofo de la más antigua de las peñas blaugranas. Pero no, la tranquilidad era imposible, y menos tras ver el spot de Heineken que en las últimas semanas ha plagado de folklore ruso, nuestra programación. Si os hablo de que nuestro autobús empezó a echar humo a la altura de nowhere, nos recogió una tartana de titiriteros, nos detuvo la policía por no tener licencia de artista, acabamos jugando a penaltis con los miembros del cuerpo de policía, nos convertimos en VIP´s de una boda rusa (sí, también nos convirtieron en madrinas del bodorrio, tiara de flores incluida), viajamos en lancha, sobrevolamos Barna en helicóptero y aterrizamos a escasos metros del Camp Nou, justo para ser testigos de una nueva derrota del Barça frente al Bayern, pensáreis que cuántos tercios llevo ya, pero a pesar de que la ingesta de cerveza fue basta, como bastos son los campos de Castilla, todo fue real. Una aventura que mezcló lo mejor de una peli de Indiana Jones, con un musical de Baz Luhrmann o un camarote de los Hermanos Marx y que Heineken tras Heineken nos hizo comprender cómo se vive un verdadero ‘Road to the Final’. No sé si esto se volverá a repetir, si Heineken se marcará más locuras como la que vivimos en este particular ‘Resacón en Barna’, pero lo que si estoy seguro es que el 25 de mayo, cuando la final de la Champions llegue al británico estado de Wembley, que nadie me separará de la tele, Heineken en mano, no vaya a ser que alguien salga de la pantalla y me lleve a un nuevo mundo de fantasía, luz, color, y alcohol (¡siempre con moderación, jaja!), como a Alicia (o al gran Gatsby) y sus respectivos países de ilusión.


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